Un silencio ensordecedor comenzó a abrumarme después de decirle algo como eso, esperaba que el albino pudiera decir alguna palabra para romper el hielo, pero no lo parecía lograr procesar lo que había salido de mi boca. Probablemente tenía un montón de dudas en su cabeza en las cuales debatía si estaba mintiéndole o era real, el punto es que ni si quiera yo misma sabía por qué clase de impulso había dicho algo tan estúpido como eso.
Por otro lado, comencé a perder el poco calor corporal que me quedaba, por lo que rápidamente al no obtener una respuesta del albino, busqué entre las cosas algo que pudiera servirme para prender fuego en la congeladora y evitar morirme de hipotermia.
—Con todo respeto. —lo escuché hablar y me giré para verle, viendo como sus mejillas se habían tornado aun más rojas de lo que ya estaban antes— Deberías quitarte al menos la blusa que tienes mojada.
—Estás idiota si crees que me voy a desnudar en frente de ti, más aún con el frío que hace aquí dentro. —le dije sintiéndome alterada. Él comprendió que lo que acababa de decir había sonado completamente tonto, pero pensándolo bien algunos segundos. Orion tenía razón.
—¿Por qué me miras así? —preguntó él al ver que me había quedado viéndole.
—Dame tu camisa. —dije estirando mi mano para que él se la quitara, para aquel entonces, el albino era más un tomate que una persona, por que se alejó de mi y negó con la cabeza— ¡Oye! Es tu culpa que esté de esta manera. Ahora mismo quiero que seas el don fantástico de siempre y me des tu camisa para quemar la mía.
—¿Quemar la tuya? ¿Para qué? —preguntó confundido— No piensas hacer fuego con eso, ¿verdad? No te servirá, además...
Yo lo interrumpí y ante mi notoria falta de paciencia, me acerqué a él para quitarle la camisa yo misma.
—¿Por qué no llamas a alguno de tus tripulantes para que nos venga a sacar de aquí? —preguntó una vez yo tuve su camisa entre mis manos, y fue inevitable el no bajar mi mirada ante su torso desnudo; el cuál para ser de alguien que evitaba comer, este tenía un abdomen lo suficiente tonificado, se notaba el que era un obsesionado con entrenarse a si mismo.
—¿Crees que me van a escuchar estando en el nivel más inferior del barco? Cuando es todo un caos arriba, joder. —solté yo mientras desabrochaba mi corsé con dificultad debido a que ni si quiera era capaz de sentir mis manos.
—Déjame ayudarte. —dijo él, yo negué concentrada, pero como era de costumbre, el increíble albino tenía que estar al rescate de todos.
—Te he dicho que no, Le'Grant. —dije mientras con sus manos desabrochaba mi corsé.
—Tú no me dices que hacer. —respondió, y ante su comentario sentí unas inmensas ganas de darle un buen golpe.
RONALD
—¿Zanahorias? ¿Dónde está tu hermana? —me preguntó Smith, yo me giré para verle con confusión mientras afirmaba el timón.
—¿Perdona? —pregunté— Como que zanahorias.
—Scott ya está listo para ir a por el bosque de algas para abrirnos el paso. —me ignoró la morena por completo y yo me sentí ofendido.
—No sé donde está. Tal vez en su despacho gritándole a Orion.
Pero ella negó con su cabeza.
—Ya busqué ahí, no está. Orion debería estar en el calabozo al igual que Isabella, no entiendo qué hacen aquí. —murmuró e Isabella quien se encontraba sentada sobre una caja cerca de mí; leyendo un libro, se acercó a nosotros.
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La Venganza De Gallagher
FantasySobrevive o muere. El océano protege un poder que no cualquiera es digno de poseer. Sólo quien logre atravesar las pruebas del mar, podrá encontrar "La Visión". Darelis está dispuesta a conseguir aquel tesoro con tal de vengarse del rey. Pero cuando...