Santos del pecado [ 15 ]

47 10 345
                                    


ORION

Durante mucho tiempo, había odiado a esa persona. El nombre me causaba dolor, saber acerca del supuesto "enemigo" de mi padre, tan sólo oír el apellido del pirata Gallagher despertaba en mi una ira sin explicación.

Luego, al conocerla, su mera presencia me llenaba de rencor.

Pero en ese momento, estaba besándola, o ella estaba haciendolo y yo como un idiota, correspondí después de algunos segundos.
La sensación de su piel en la mía, la suavidad de sus labios contra los míos era algo que quería desde hace algunos días atrás. Los besos eran apasionados y salvajes, como si estábamos luchando el uno contra el otro, llevando nuestra enemistad a otro nivel.

Nunca pensé que llegaría ahí. Que mis deseos por ella serían tan fuertes. Pero así era. Desde que la tensión entre nosotros se volvió más fuerte, más intensa, más poderosa, me sentí más atraído por ella, por querer sentirla. Y ahora, ahí estaba yo, besándola con un deseo ardiente que nunca había experimentado antes.

Tenía que vivir esto, tenía que sentir esto, tenía que besarla.

Fue un beso cargado de deseo y odio. Sus labios estaban tan cerca de los míos que podía sentir el calor de su aliento en mi cara. Los rayos eran intensos, los truenos retumbaban en mi mente pero ya no podía oírlos. Estaba tan cautivado por Darelis, por su aroma y la suavidad de sus labios, que ya no me importaba nada más.

Nunca había besado a nadie con tanto deseo y odio como a ella. Era como si su belleza me cautivara y su personalidad odiosa me provocara a la vez. No podía evitar pensar en las implicaciones de lo que estaba haciendo. Estaba besando a la persona a la que había jurado odiar desde el primer momento en que descubrí su nombre. Y eso no era lo peor de todo, si no que, era algo que quería desde que la tensión entre ella y yo se hacía cada vez más intensa, desde que ella me provocaba haciéndome frente como ninguna persona en el reino era capaz de hacer.

No podía parar ahora, ni siquiera después de que un rayo iluminara el cielo oscuro sobre nosotros. Iba a seguir besándola, iba a seguir sintiéndome deseado y deseoso de ella.

Después de un beso apasionado y lleno de deseo y odio, Darelis se separó de mí lentamente, como si pudiera alargar ese momento lo más posible. Estamos tan enfocados en el uno en el otro que nuestras respiraciones estaban agitadas y fuera de sincronía. Nos miramos a los ojos, y en ese momento sentí como si el tiempo se detuviera. Podía sentir su aliento en mi rostro y la suavidad de su piel bajo mis manos.

La lluvia caía como una cortina, pero no era capaz de escuchar los truenos ni los rayos. Era una música de fondo para nosotros, y estaba tan absorbido en su belleza bajo la lluvia en medio de la noche , que me sentía como si estuviéramos en otro mundo, en el que nadie podía interrumpirnos.

—Te dije que yo siempre obtenía lo que quería —murmuró en mis labios, un golpe para mi orgullo, pero en aquel instante ni si quiera me importó.

Había besado a mi enemiga, a la enemiga de mi padre y de todo el reino. Era como haber pecado, haber cometido traición a la corona y a toda mi familia. ¿Pero por qué este pecado se sentía tan satisfactorio? ¿Por qué razón pecar con sus labios era tan tentador?

—Entonces admites que querías hacerlo, que querías besarme —murmuré yo. Y ella no respondió, se quedó mirándome a los ojos por algunos segundos, acción que causó que mis mejillas se tornaran levemente rosadas.

—Puede ser —murmuró ella después de unos segundos, entonces se alejó de mí, y yo estaba tan perdido en sus ojos, que recién ahí me percaté que ella podría haberme disparado en cualquier momento.

La Venganza De GallagherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora