Epílogo

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Chimuelo estaba sentado en su forma humana enfrente de la cama observando fijamente a su querida humana que reposaba en cama. Golpeaba impacientemente su rodilla y apretaba el puño de su otra mano a la vez que fruncía el ceño.

Ha pasado ya una semana.

Una agonizante y aburrida semana para el Furia Nocturna.

¿Cuándo iba a despertar su querida mejor amiga?

Tanto estaba metido en su línea de pensamiento que no había escuchado a alguien abrir la puerta, terminó gruñendo debido a la luz brillante del exterior.

Bueno, en parte fue su culpa por no haber salido por una semana cuidando de Hicca.

Al voltear su vista a la entrada se dió cuenta que era Estoico quien había entrado, aguantándose las ganas de reír al ver la reacción de el vikingo cuando lo vió en su forma humana antes de negar con la cabeza.

-Cierto, dragón que puede volverse humano.- murmuró antes de formar una sonrisa.- Creo que voy a tardar en acostumbrarme.

Chimuelo sonrió de forma genuina, sabía que el jefe estaba realmente intentando comprender el mundo en el que su hija estaba creciendo todo éste tiempo y aprender más cosas sobre ella.

En toda esa semana Estoico y Chimuelo si habían logrado conversar cara a cara, aunque era más Chimuelo que evitaba dirigirle la mirada a su suegro hablándole con mucho cariño y nostalgia todos los recuerdos que tenía con Hicca en el Nido.

Estoico se sentó en una silla al otro lado de la cama de Hicca observando con cuidado a su hija.

-¿Algún cambio?- preguntó un poco esperanzado, pero solo recibió una negación de cabeza.

Chimuelo estaba muy frustrado evitando la mirada del vikingo y apretando sus dientes debido a la ira.

Se sentía tan inútil.

Aunque tuvo que elevar su mirada cuando escuchó a Estoico suspirar.

-¿Cómo pudo pasar esto?... ¿Cómo pude dejar que pase esto?- se preguntó a sí mismo juntando sus manos como si estuviera rezando y Chimuelo no quería decir nada para ofender.- Solo quería mantenerla a salvo.

-No creo que lo hubiera logrado.- habló por fin Chimuelo viendo el rostro dormido de Hicca.- Si hay una cosa que sé muy bien y experimenté de primera mano es la terquedad de Hicca.

Estoico volteó a verlo.- Pareces conocerla muy bien.

Chimuelo se encogió de hombros.- Supongo que es natural. Crecí con ella.

-Ya veo... Dime, ¿ella era feliz?

Estaba pensando la pregunta una y otra vez hasta llegar a una conclusión que le hizo sonreír.

-Lo era. Creí que el Nido en el que crecimos sería un infierno por ser el último Furia Nocturna, ya sabes, recibir miradas de simpatía y pena por ser una cría que perdió a toda su familia...- volteó a ver a Estoico recibiendo una mirada sorprendida.- Pero cuando Hicca llegó... Me sentí especial, ¿sabe? Fue una gran ironía, el dragón bastardo del rayo y la muerte temido por los vikingos... Era un gato mimado a su lado. Nos unió nuestras diferencias y el querer encajar para no ser dejados atrás. Éramos el complemento del otro.

Creyó que Estoico lo dejaría de escuchar pero grande fue su sorpresa al notar como tenía la mirada fija en él dándole toda su atención.

Por lo poco que pudo ver éste hombre apenas y escuchaba debido a su gran terquedad vikinga. Ahora sabe de dónde lo sacó Hicca.

-Cuando caímos aquí estaba demasiado preocupado y asustado de no encontrarla.- continuó.- Soy su guardián y es mi deber cuidarla, pero ella demostró ser la terca más grande y espectacular chica de todas cuando intentó salvarme, creó una cola para que yo volviera a volar y cumplir la tarea que se nos encomendó. Ella realmente es asombrosa... Ella es mi mejor amiga.

I'm flyin' with the DragonsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora