XII

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Hicca apenas y pudo dormir aquella noche debido a los nervios y el temor de tener que matar a un dragón con sus propias manos. ¿Y para qué? Para probar que ella era una vikinga.

Ella era un dragón. Su familia eran los dragones.

Se había vuelto a escabullir esa noche a la arena para poder explicarle a Chimuelo todo lo que había pasado. El chico solo la escuchaba atentamente y deseaba destruir la puerta en esos momentos para poder consolarla.

-Hicca, no te preocupes. Haz lo que creas que es correcto.- intentó consolarla.- Pero si las cosas salen mal, te juro que saldré de aquí y te ayudaré.

-No.- sacudió su cabeza.- No quiero que te metas. Si sales y ayudas tanto en tu forma humana como en la del dragón te van a matar sin pensárselo. Todo habrá sido en vano entonces.

-Pues yo no voy a dejar que te lastimen.- Chimuelo mantuvo su postura.- Hicca, si necesitas ayuda. No lo dudes. Grita.

Hicca pensó en las palabras de su amigo y asintió con la cabeza con una pequeña sonrisa apoyando su mano en la puerta de la jaula. Chimuelo pareció saber lo que hacía e igualmente apoyó la suya esbozando una pequeña sonrisa.

-Oh, por cierto.- comentó Hicca pasando la nueva cola prostética por el pequeño espacio.- Aquí está la última versión de tu cola.

...

Y así es como regresamos al presente con toda la aldea en la arena gritando y moviéndose para encontrar mejores lugares para presenciar la pelea de la chica dragón contra la Pesadilla Monstruosa. Cortesía de su jefe.

-¡Chica dragón! ¡Chica dragón! ¡Chica dragón!- gritaban emocionados de presenciar la pelea. Más para Hicca era un total infierno recibir ese tipo de ánimos solo por asesinar a un dragón que podría ser inocente.

Digamos que el dragón no era el más hablador cuando iba con Chimuelo.

Fue interrumpida de su línea de pensamiento cuando sintió una presencia a lado suyo revelando a Astrid que la veía desde una distancia segura para evitar sospechas, pero sabía que estaba preocupada por lo que podría pasar.

-¡Puedo mostrar la cara en público otra vez!- bromeó Estoico haciendo reír a los vikingos.- Si alguien me hubiera dicho que una chica, extranjera además, pasaría a ser una de las mejores asesinas de dragones, lo hubiera atado a un mástil y lanzado al mar creyendo que se había vuelto loco.- todos comenzaron a lanzar porras.- ¡Y ustedes lo saben! Pero aquí estamos. Y nadie está más sorprendido, ni más orgulloso que yo. Mi hija volvió a casa.

Ese último comentario dejó a todos sorprendidos y con las mandíbulas casi cayendo al suelo. Chimuelo había logrado escuchar todo y de no ser porque estaba sentado si se hubiera caído al suelo por la sorpresa.

-¿Ese hombre es el padre de Hicca? Ay por el Alaeterna...

Hicca no llegó a entender muy bien lo último que había dicho debido a que no tenía el vocabulario vikingo completamente aprendido, pero debió imaginar que fue algo horrible debido a las expresiones de los vikingos.

-Hoy mi hija se convierte oficialmente en una de nosotros. ¡Hoy mi hija se convertirá oficialmente una vikinga!- gritó y la emoción volvió a llenar el estadio.

La castaña solo observaba aguantando su respiración hasta que escuchó a Astrid hablar a un lado suyo.

-Ten cuidado con ese dragón...- le aconsejó preocupada olvidando el gran detalle que ahora estaba hablando con la hija del jefe.

Hicca solo negó con la cabeza y tomó la mano de Astrid apuntando al jefe de los vikingos. Astrid asintió entendiendo lo que trataba de decir y apretó su mano.

I'm flyin' with the DragonsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora