XI

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Un barco destruido ancló en la aldea de Berk siendo recibidos por los aldeanos y sus familiares. El jefe de los Gamberros Peludos, Estoico el Vasto, subió al muelle muy malhumorado hasta que su mejor amigo, Bocón, le dió la bienvenida.

-Por lo menos hallaron el Nido, ¿no?- preguntó Bocón tratando de animarlo, solo para ser ignorado por unos segundos.

-Ni nos acercamos.- respondió de mala gana caminando por el muelle.

-Excelente.- comentó tratando de seguirle el paso.

-Espero que hayas tenido más éxito que yo.

-Si con éxito te refieres a que acabaron tus problemas como jefe, si.- respondió dejando confundido a Estoico.

-¡Felicitaciones, Estoico! ¡Todos estamos muy aliviados!- escuchó gritar a un vikingo.

-Adiós a lo viejo y bienvenido a lo nuevo.- comentó otro.

-¡Tendremos una fiesta para celebrar!- y así seguían los halagos solo confundiendo más a su jefe que no tenía ni la más mínima idea de lo que pasaba.

-¿De qué me perdí? ¿Tan bien les va a los jóvenes en los entrenamientos?- preguntó Estoico realmente impresionado.

-Bueno, no del todo.- volvió a recibir una mirada confundida.- Verás...- no sabía cómo explicarle sin tener al jefe desmayado en medio de la plaza.- Digamos que tenemos una invitada y una pequeña situación.

¿Qué tanto se había perdido?

...

Hicca se encontraba limpiando la ceniza y el sudor del rostro a la vez que martillaba una pequeña varilla que estaba al rojo vivo. Una vez satisfecha con su trabajo la depositó en el agua y examinó su pequeña pieza poniéndola junto a las demás y checaba de nuevo los planos de la cola.

-Bien, solo necesito una pieza más y habré acabado. Solo debo infiltrarme ésta noche y probar la cola con Chimuelo.- comentó limpiando el pequeño desastre que hizo.- Con esto deberíamos ser capaces de volar pronto.

Pero tan metida estaba en sus planes que no vió a nadie entrar hasta que escuchó el sonido de algo metálico en el suelo y un pequeño grito de dolor. Se volteó esperando ver a Bocón y saludarlo (ya que el herrero le permitió usar la fragua viendo sus interesantes planos de inventos suyos y decidió que sería buena idea dejarla usar el lugar al ver que poseía un talento nato para usar las herramientas y crear cosas), pero se asustó cuando un vikingo totalmente desconocido entró a la fragua donde se encontraba ella.

El vikingo parecía ser bastante grande y robusto, con una gran barba rojiza y ojos azules. Más en sus ojos notó la sorpresa y como no le despegaba la mirada de encima, casi como si él estuviera viendo a un fantasma.

Por el lado de Estoico, él creía, no, sabía que se hubiera desmayado de no ser por su agarre en la mesa que tenía a un lado suyo.

Sus ojos debían de estarle mintiendo.

No podía ser posible que ella estuviera aquí con él.

Su pequeña hija estaba frente suyo.

Bocón le había dicho sobre una chica desconocida que fue secuestrada por un dragón y trató de escapar, ya que al parecer tenía un excelente don con las bestias. Pero no se esperaba encontrar a la hija que creyó haber perdido.

¿Y cómo no iba a reconocerla? De espaldas podría pasar como cualquiera, pero cuando se dió la vuelta y reveló su rostro vió en ella la mismísima imagen de su esposa cuando era jóven.

Había perdido a su pequeña cuando era tan solo una bebé.

...

Era una noche bastante agitada para Berk. Los dragones habían iniciado otro de sus ataques robando y matando vikingos que se metían en sus caminos.

I'm flyin' with the DragonsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora