E s p e r a - n z a

20 7 0
                                    

Siento que he estado en este lugar antes, observo todo a mi alrededor y parece un sueño confuso, pero no lo es. Sí, ya intenté pellizcarme, ¡pero sí que me dolió!

Observo tu rostro, tu largo cabello, tus ojos llorosos y mi dibujo en tus manos. Recuerdo todo con tanto detalle que me asusta sobremanera; mis manos entre un lápiz y papel como todos los días en un banco esperando la hora de entrar a clases. Sonó el timbre y te veo por primera vez, tan sencilla, tan hermosa, tan perfecta para mi.

Tengo un debate en mi cabeza que está fríamente calculado para ser siempre yo el perdedor; mi cerebro es el juez, mis ojos los testigos, mi corazón la víctima y tú, querida mía, eres la acusada de flecharlo en el instante que te diste a ver por él.

Como ya lo dije, no importa quien tenga la razón o no en este largo e injusto juicio, siempre las llevo de perder, y honestamente no me importa, ya me siento ganador con el solo hecho de verte.

 Al final de clases me voy en el microbús y te observo mientras subes a el. Nunca te había visto ahí antes. «¿Qué importa? ¡Es mucho mejor así!»

Para mi sorpresa también nos bajamos en la misma parada. Vas frente a mi y te observo patear con ligereza las piedras que se cruzan en tu camino, eso me encanta... ¡Me encantas! No puedo despegar mi mirada de tí ni un segundo.

Al fin me digno a hablarte y hemos conectado al instante. Pero el tiempo pasa y esos minutos de conocidos se convirtieron en horas de amigos, en días de mejores amigos, semanas de confidentes y meses de novios. A pesar de "el que dirán" que bien a mi me importa MUY poco, pero, al perecer, a tí si te causaba ALGO de molestia, continuamos una grata relación, pero muy poco duro mi eterna felicidad a tu lado.

Un día, sin avisar, solo no apareciste más, te busqué por todas partes, te llamé, te mandé miles de mensajes, pero nada. Cae la noche y de pronto llaman a la puerta, bajo sin mucho animo pero todo cambia al verte frente a mí, con ojos llorosos; me cuentas que tus padres han decidido mudarse y debíamos terminar lo nuestro.

No podía escuchar más sin antes correr a mi habitación a buscar un cuadro que había pintado como regalo para el día de tu cumpleaños. Casi olvide por completo quitar la nota que había dentro de éste, pero quería dártela, así que simplemente escribí una dirección, una fecha con un infinito dónde debería ir el año, para así darte a entender que no habrá uno en concreto, y una hora para volver a encontrarnos algún día, más no te digo que ésta está dentro de el cuadro, luego te di un beso y un hasta pronto como despedida.

Meses después voy a el lugar mencionado en la carta, pero, como lo predije, no apareciste. Uno, dos y tres años pasaron, pero no encontrabas la carta, talvez solo habías perdido el cuadro, lo regalaste o lo tiraste a la basura como si no tuviera importancia, sim embargo nunca desistí, iba cada año sin falta a la hora pautada con la esperanza de volver a encontrarte, hasta que por fin, en la plaza donde un día te declaré mi amor, te vi a lo lejos, casi no te reconocía; ahora tu cabello teñido, tu piel mucho más tostada por el sol. Dejaste atrás todo aquello que alguna vez me enamoró pero no puedo negar que fue para mejor.

Sí, ahora te quiero mucho más.

Te acercabas con rapidez cuando te percataste de que era yo a quién buscabas, Me miraste con tus ojos cafés, no dijiste nada y sé que obviamente ese silencio significaba un: «Perdón por todo lo que hice o no pude hacer» y si no significaba eso no me lo digas, prefiero creerme una hermosa mentira que una desgarradora realidad.

Y volvemos a donde estábamos.

Tu largo cabello, tus ojos llorosos y mi dibujo en tus manos, te acercas más para quedar a pocos centímetros de mi rostro. Pensaba lo que era "evidente" pero en lugar de eso me diste un abrazo. Tardé unos segundos en reaccionar pero te correspondí. Ahora te separas, me miras, pones bruscamente el dibujo en mi pecho y corres en una dirección opuesta de donde llegaste.

No tengo que ser un idiota muy inteligente como para saber que nunca te volveré a ver.

Alma inestableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora