Capítulo 1

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____ era popular en su facultad. No como esas populares que salían en las películas, sino una popular que se lleva bien con todos. Se podría decir que fue por su dulzura inigualable al tratar a las personas, ya sea que las conozca o no.

—Hola —saludó ____ alargando la "a" hacia una chica que pasaba por su lado.

—Hola, ____. —respondió la chica con una sonrisa.

Ellas hablaron una vez en el baño, ____ se encontraba peinandose y mirándose al espejo cuando la chica se acercó hacia ella con timidez.

—Disculpa que te moleste. —habló en voz baja la chica.

—Oh, hola. ¿Qué pasó? —respondió ____ dejando de hacer lo que estaba haciendo y volteando a ver a la chica.

—Quería saber si tenías papel higiénico para prestarme. Los que habían ya se acabaron. —contestó la chica evadiendo la mirada de ____.

—Ah, sí. Aquí tengo. —respondió ___ buscando el papel en su mochila. —Toma. —le entregó en sus manos.

—Gracias. —habló la chica para luego alejarse.

Solo eso bastó para que ____ le sonriera y salude cada vez que la vea como si fueran amigas.

Era casi imposible que te caiga mal, ya que no trataba mal a las personas, ni siquiera a los que eran considerados nerds como algunos sí lo hicieron.

—Oye, disculpa, ¿entendiste el tema? —habló ____ en voz baja hacia su compañero del costado de su silla.

—¿Eh? sí. —respondió el chico con timidez. ____ ya lo había visto algunas veces, siempre andaba solo y hablaba con pocas personas.

—¿Tú crees que me puedas enseñar, por favor? Estoy perdida. —preguntó haciendo una mueca de tristeza.

—Ah, sí, claro. —susurró el chico sin creer lo que escuchaba. Una popular hablándole y preguntándole para pasar un tiempo corto juntos.

—Gracias, luego de las clases te hablo. —finalizó ____ la conversación con una sonrisa.

____ era dulce como un caramelo, un algodón de azúcar o lo que sea que te parezca dulce. Las personas no solo lo decían por su personalidad y actitud, sino también por su apariencia. A pesar de ser una chica de diecinueve años, podía pasar desapercibida como una adolescente y es que sus genes no le jugaron a su favor ya que no se desarrolló como muchas chicas de su edad. Fue por ello que ____ decidió maquillarse para aparentar tener más edad, pero aún así seguía siendo la chica pequeña que todos conocían.

Ella solía usar tacones para aumentar su estatura y porque la hacían sentir bonita. No importaba el día, ella siempre llevaba un tacón, ya sea pequeño o alto, ya era parte de ella.

Tal vez muchos pensaran que al ser popular tendría otro estereotipo muy conocido sobre su intelectualidad, pero al igual que en el anterior caso, se equivocaban. Ella siempre se esforzó para conseguir buenas notas, era común verla por las tardes en la biblioteca repasando algún curso o intentando aprender más matemáticas ya que aunque se esforzara mucho, las matemáticas siempre la destrozaban.

Una mañana entró al salón que tenía asignado para su curso y vio personas nuevas ya que era el inicio de un nuevo ciclo. Ella simplemente se dirigió hacia su sitio comfort, pero se encontró a un chico vestido de negro y con cabellera negra que estaba sentado en la silla que solía usar.

—Hola, disculpa. —saludó ____ para iniciar una conversación. —Siempre me siento a-

—Piérdete. —la interrumpió el pelinegro sin expresión en el rostro.

—¿Qué? —preguntó ____ al no saber cómo reaccionar.

—Qué te pierdas, roja. —repitió el chico esta vez refiriéndose al color de su cabello.

—Oye, solo quería pedirte qu-

—No me importa. —la interrumpió de nuevo.

—Pero-

—No.

____ se rindió y se sentó en la silla delante del pelinegro.

—Tonto. —susurró la fémina.

—Te escuché. —habló detrás de ella el aludido.

—Que bien. —respondió ella seria sin mirarlo.

Pese a que su característica más conocida era la dulzura, no quería decir que siempre lo era. Ella sabía cuándo abandonar aquella dulzura y darse a respetar tomando una actitud seria.

—Que mal comportamiento para ser la princesita del salón. —susurró el pelinegro pero con la suficiente fuerza como para que la aludida lo escuche.

—¿Te estás burlando? —preguntó la pelirroja volteando a verlo.

—Tómalo como quieras. —respondió el joven mirando hacia la ventana y terminando la conversación.

Bueno, no podía caerle bien a todos, ¿cierto?

De cierta forma ____ se sintió frustrada por aquel momento, no porque alguien la tratara mal, si no porque él la trató de esa forma tan seca. Él le llamó la atención cuando lo vio.

Ese semblante serio y con aires de misterio la atrajeron en demasía. Pensaba hacerse su amiga y conocerlo, pero al parecer todo resultó ser lo contrario.

Aún así, no se rendiría. ¿Pero cómo te acercas a alguien que parece que odia a todo el mundo?

—Bah, qué hombre tan difícil. —pensó.

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Listo! Por fin lo publiqué.

Disculpen la demora, estuve súper ocupada.

Dulce para el amargo - AkiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora