Capítulo 4

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—Gracias por llevarme, Aki.

—No creas que lo hice porque me caigas bien, solo me diste pena.

—Bueno, no importa, igual gracias.

La mitad de camino fue algo silencioso, ____ estaba agradecida por lo que hizo el pelinegro y fue por ello que decidió no fastidiarlo por el momento.

—¿Por qué estás tan callada, roja? —preguntó Aki sin mirarla. —¿El ratón te comió la lengua?

—Pensé que no te gustaba que te hablara. —respondió ____ en voz baja mientras miraba por la ventana.

—Bueno, se podría decir que ya me estoy acostumbrando así que sigue haciéndolo.

____ giró la cabeza rápidamente para mirarlo sorprendida.

— Pensé que sería más difícil. —dijo ____ en su mente. —¿De verdad? —preguntó con entusiasmo.

—No hagas que me retracte, roja.

—Bah —soltó un bufido en respuesta. —Oye, ¿puedo ver tu dibujo? —preguntó ____ cambiando de tema.

—Está en mi mochila. En el bolsillo grande. —respondió Aki señalando con un dedo hacia la parte de atrás del carro.

____ se quitó el cinturón de seguridad y alzó un poco su cuerpo para alcanzar la mochila. Cuando volvió a su sitio, se colocó el cinturón de nuevo y abrió la mochila.

—Está en el portafolio negro. —aclaró Aki.

____ sacó el portafolio y lo abrió para luego pasar las páginas mientras veía algunos dibujos, habían dibujos de diferentes tipos, desde una manzana hasta un parque.

Cuando finalmente llegó al último dibujo, _____ se reconoció. Ahí estaba ella. Subida completamente sobre la banca, recostada de lado mientras simulaba verse en un espejo.

Se podían notar trazos tanto suaves como fuertes, era magnífico. Muchos la elogiaban por su belleza, pero ahora, viéndose en aquel dibujo, por fin podía verse de esa manera. Se sentía bonita, incluso más, hermosa. Se sentía mágica y única como una de las mujeres que pintó Vladimir Volegov.

Se quedó callada admirando hasta el más mínimo detalle, era hermoso, absolutamente todo era hermoso.

— Es hermoso. —comentó ____ al terminar de admirar el dibujo.

— Lo sé, lo dibujé.

— Ah, ya empezaste. —respondió ____ al notar cierto ego en el comentario de Aki. —Oh, en el siguiente paradero me bajo. —avisó la pelirroja.

— Bien. —respondió Aki. —Y gracias.

— ¿Por?

— Por lo que dijiste de mi dibujo. —aclaró el pelinegro una vez se estacionó.

— Adiós, Aki. —se despidió ____ dándole un beso en la mejilla. —Nos vemos. —dijo para luego salir rápidamente del carro.

Aki por su parte se quedó quieto, no sabía cómo reaccionar. Nadie, ni siquiera sus amigos o amigas, le habían dado un beso en la mejilla.

—Roja tonta. —susurró para luego seguir su camino.

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—Buenos días, Aki. —saludó ____ al ver al pelinegro caminando por los pasillos de la facultad.

—¿De verdad me hablarás a partir de ahora? —preguntó Aki con un tono de cansancio.

—Sip, vamos a la clase. —respondió ___ tomándolo del brazo izquierdo y jalando para que la siga.

Ambos jóvenes caminaron juntos recolectando algunas miradas de los demás estudiantes, si de cierta forma ya habían rumores sobre ellos, aquello solo alimentó aquellos rumores.

—¿Aki dejó que lo jale?

—Mejor aún, Aki dejó que lo toque.

—No pensé que ____ sería el tipo de Aki.

—O tal vez lo hechizó.

Fue lo que hablaban algunos estudiantes, ____ y Aki pasaron cerca de ellos y pudieron escucharlos hablar. De cierta forma, ____ agradeció aquellos rumores porque la ayudaban a saber cómo iba su avance. Ella no conocía a Aki antes del incidente que tuvieron, no sabía cómo era, ni cómo se comportaba. Si él la llevó en su carro, siguió la conversación y la dejó tocarlo; quiere decir que avanzó mucho.

—¿Ya entiendes lo que provocas?—susurró Aki soltándose del agarre de ____, pero ubicándose a su lado.

—Oh, ¿te refieres a los rumores? —preguntó ____ haciéndose la desentendida.

—No finjas inocencia, roja. Sabes bien a lo que me refiero. Desde que te acercaste, no hacen más que hablar sobre nosotros.

—¿Y eso te molesta?

—No me gusta que hablen sobre mí.

—Esa no fue mi pregunta, Aki. —afirmó ____ con una sonrisa de picardía.

Pero no obtuvo respuesta pues Aki apresuró sus pasos para alejarse de la pelirroja, dejándola parada en medio del pasillo.

Una vez ____ llegó a su aula, miró hacia todos los lados buscando a cierto pelinegro.

Iba a acercarse a él, pero se quedó parada en medio de la puerta. Se quedó viéndolo.

Aki estaba sentado en el sitio de siempre, al lado de la ventana que estaba abierta. Él se encontraba escuchando algo mediante sus audífonos y mirando hacia afuera de la ventana.

El viento corría levemente por las puntas de su cabello, el cual se encontraba sin amarrar como era habitual, sus ojos estaban cerrados mientras disfrutaba ya sea del viento o lo que se reproducía en su celular.

—Maldito hombre hermoso —pensó la pelirroja para luego caminar hacia la silla que se encontraba delante de Aki.

____ se sentó, sacó algunas cosas de su pequeña mochila y mientras esperaba al profesor, decidió usar celular para distraerse.

—Roja, ¿tienes un lapicero para prestarme? —preguntó Aki.

—Claro —respondió ____ abriendo su mochila. —Toma. —dijo mientras estiraba su brazo para acercar el lapicero hacia él.

Aki se quedó mirando el lapicero en las manos de la fémina, era de color rosado con imágenes de Hello Kitty.

"Aceptar o seguir con mi dignidad, he ahí el dilema"

—¿No tienes otro? —preguntó el pelinegro.

—Solo el que voy a usar. —respondió ____ y Aki dirigió su vista hacia el lapicero que estaba en el cuaderno de la pelirroja, eran iguales.

—Gracias. —Dijo Aki y agarró el lapicero.

Mientras Aki tomaba notas, notó un olor peculiar.

—Huele a frutilla. —pensó Aki.

Miró a sus costados buscando al responsable, esperaba encontrar a alguien con algún alimento, pero nada.

Pensó que tal vez era el perfume de ____ y que él recién captaba el olor. Acercó su cara disimuladamente hacia la pelirroja, pero no había rastro de aquel olor. _____ olía diferente, no podía ser ella.

Aki decidió ignorar aquel olor y seguir anotando, pero rápidamente se dio cuenta del lugar de origen.

Era el lapicero.

La tinta del lapicero olía a frutilla, eso quería decir que ahora aquella página de su cuaderno tendría el mismo olor.

—Maldita roja. —pensó.

Dulce para el amargo - AkiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora