Capítulo 2

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—Y me respondió de esa manera, ¿puedes creerlo? — ____ culminó con su anécdota junto a un bufido.

Las clases habían terminado y ____ fue directamente hacia el salón de su fiel amiga para contarle lo sucedido. Ciertamente no era la gran cosa, pero tenía muchas ganas de hablar sobre él.

—Bueno, estamos hablando de Aki, siempre ha sido así. —aclaró su amiga sin mostrar sorpresa.

—¿Se llama Aki? ¿Cómo lo sabes? —preguntó acercándose más a su amiga como si hablaran de algún secreto.

—La mayoría lo sabe, es conocido porque intimida mucho al pasar por los pasillos. Ya sabes, con esa cara de querer matar a alguien. —respondió su amiga restándole importancia. —Lo importante aquí es que mantengas tu distancia con él. No quiero que te lastime o algo. No lo conocemos bien.

—¿Y si me acerco para conocerlo? Tal vez solo nació con esa cara y se acostumbró a estar solo.

—Mira, ____, no creo que sea buena idea. Un chico lo conoció antes de la universidad y dijo que siempre fue así de intimidante. —le contó con un tono misterioso, como si hablara de una leyenda. — Sea lo que sea que hagas, no te confíes mucho y si harás alguna estupidez, me lo cuentas para poder salvarte.

—¡Trato! Gracias, cariño. Me cuidaré, no te preocupes.

Y así ____ se planteó la idea de acercarse a Aki. Ser amiga del chico malo sonaba más que interesante. Era una tarea difícil, pero tenía toda la intención de lograrlo. Por ahora, solo sabía su nombre y su reputación, pero estaba segura que conseguiría más. Solo necesitaba una oportunidad.

Al día siguiente, una oportunidad surgió. Era el receso y mientras se dirigía hacia su grupo de amigos, vió a Aki sentado solo en una esquina de la cafetería.

—Hola, ¿puedo- —la pelirroja fue interrumpida al hablar.

—Piérdete, roja. —habló Aki.

—¿Por qué no me dejas terminar de hablar?

—Ya lo hice, ahora vete.

—Solo quería hacerte compañía. —informó en voz baja ___.

—No la necesito. —respondió sin darle importancia.

—¿Por qué? No es lindo estar solo todos los días. —continuó la pelirroja mientras tomaba asiento.

—Para mí sí, roja. No necesito a nadie.

—¿No tienes al menos un amigo?

—No

—¿Una amiga?

—No

—¿Puedo serlo?

Y así, sin darse cuenta, Aki terminó pasando el receso conversando con ____. Aunque sobra decir que aquella conversación se basó en preguntas por parte de la pelirroja y respuestas cortas de Aki.

Aki pensó que había arruinado la intención de ____ para ser amigos, pero no sabía que aquel momento era parte de su plan. Pasito a pasito, no tenía prisa.

Pese a que aquel momento fue corto, fue suficiente para que surjan rumores acerca de la relación entre ____ y Aki.

—¿Son amigos?

—Tal vez

—¿Están saliendo?

—Parece que sí, no la ahuyentó como a todos.

—¿Cómo ella puede salir con él? ¿Qué le vio? Escuché que la insultó en clases.

—¿En serio? Pensé que solo no le cedió el asiento.

____ esperaba a su amiga en el baño cuando alcanzó a escuchar lo que hablaban algunas chicas.

Ciertamente le intrigaba saber si estos rumores habían llegado a los oídos de Aki, temía que reaccione mal y arruine sus planes. Sabía que tenía que acercarse poco a poco al pelinegra y sin alterarlo, tal como a un gato. Se podría decir que era como un gato negro, solitario y serio. Un gato al cual tenía que tener paciencia para poder tocarlo o en este caso, ser su amiga.

—¿Escuchaste que están solicitando modelos para el taller de dibujo?

—Sí, pensaba inscribirme.

¡Bingo! Aki le había contado que pasaba sus tardes en el taller de dibujo. Ya sabía cómo sorprenderlo y pasar tiempo con él.

— Listo, cariño. Vamos. —la sacó de sus pensamientos su amiga.

— Oye, Makima, ¿me acompañas a inscribirme al taller de dibujo como modelo?

— ¿Esto tiene algo que ver con Aki?

— Sip, vamos.

— ¿Eso de acercarse al chico rudo era en serio? —le preguntó mientras caminaban agarradas de la mano.

— ¡Claro que sí! Va muy en serio, Makima.

— Algo me dice que te hará daño, ____.

—Si eso pasa, lo agarramos afuera de la universidad y nos vengamos. —afirmó con seguridad. —Yo lo agarro y tú lo golpeas. ¿Aceptas?

— Obviamente acepto.

Dulce para el amargo - AkiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora