Capítulo 17

347 41 16
                                    

—Sí, mamá, no te preocupes. Estaré en casa de mi amiga.

Aki sonrió de lado alzando las cejas ante lo dicho por su novia.

—Nos vamos, mami, te quiero.

—¿Ahora soy tu amiga? —preguntó Aki una vez que la pelirroja terminó la llamada.

—Calla, que me llenaría de preguntas si le digo que estoy con un chico. —lanzó una almohada hacia la cabeza de su novio.

—¿Cuándo conoceré a mi suegra?

—Pensé que no querrías hacerlo. Muchos hablan mal de sus suegras, ella es todo para mí y no me gustaría que se lleven mal—murmuró avergonzada.

—No te preocupes por eso, cariño. Aún si me odia jamás hablaré mal de la mujer que crió al ser más hermoso del universo. —Aki jaló el brazo de su novia y la atrajo hacia él para que se recueste a su lado.

—Jamás dejaré de enamorarme de ti, Aki.

—Espero que no. — besó la punto de la nariz de la fémina.

Aki no lo aceptaría ni lo confesaría, pero cada detalle o acción de su parte era muy bien pensada antes de hacerse. Quería impresionar a la joven cada día de su vida, quería que ella supiera que él es el indicado, el único hombre que merecía estar en su vida.

Sabía que ____ era muy soñadora y más si se trataba del amor. Durante el tiempo que se conocieron se dió cuenta que ella siempre tenía expectativas altas de las personas, de las amistades, de sus estudios y del amor.

Makima ya cumplía con cada expectativas de amistad, ____ jamás se sentiría decepcionada de ella y Aki esperaba que pase lo mismo con él. Por ello escuchaba canciones, miraba películas románticas y leía libros para siempre impresionar a su amada.

____ era diferente a él si se hablaba de estilo y personalidad, pero cada uno disfrutaba de esa diferencia, podían conocer cosas más allá de su zona de confort y era aún mejor si eso conllevaba conocer más a fondo a su pareja.

—¿Qué opinas? —____ se dio una vuelta en su sitio mientras una chaqueta negra resaltaba de su vestido blanco. —¿Parezco la novia de un chico malo?

—Pareces más la novia de Chucky.

—Chucky sigue siendo malo, entonces es un sí.

____ no perdía ninguna oportunidad en probarse la ropa de su novio, la hacía sentir una persona completamente diferente. Era un juego para ella, como si usar ropa negra la volviera una persona ruda cuando ella es capaz de llorar al mínimo grito.

Por otra parte, Aki al no poder usar nada de su novia debido a la diferencia de tamaño, solía llevarse pequeños detalles de la pelirroja.

—Engreído—susurró Denji cuando Aki pasó por su lado.

—¿Disculpa? —Aki logró escucharlo y detuvo su paso para mirar a su amigo en busca de una aclaración.

—Engreído —repitió el rubio señalando la comisura de su labio.

Aki pasó sus dedos por donde señaló Denji y al alejarlos, los vio manchados de rojo.

Lo entendió.

Era el labial de su novia.

Ello lo besó en aquel lugar antes de ir cada uno por su camino.

Sinceramente jamás le molestaba llevar ese tipo de detalles, desde una marca de labial en la mejilla hasta un lapicero con olor a fresa. Le encantaba quedarse con alguna cosa, más aún si no la vería en días, sentía que esas cosas representaban a su novia y era como tenerla ahí con él.

—¿Estás listo? —____ asomó su cabeza por la puerta de su cuarto y miró a su novio recostado en su cama.

—Por supuesto, estoy esperando a los modelos. —Aki grababa con discreción hacia la dirección de su novia.

—Anda con papi, Salem. —_____ empujó a su gato el cuál caminaba con movimientos raros debido a su traje.

Aki tardó unos segundos en darle forma al disfraz hasta que vio una cresta roja en la cabeza del minino.

¿Una gallina?

De pronto, una pierna con calcetines de patas de gallina se asomó por la puerta.

—¡Ta-ran!— ____ salió de su escondite y lució su traje de gallina dando una vuelta y estirando los brazos.

____ cargó a Salem y ambos miraron hacia el joven pelinegro que los miraba con la boca entreabierta.

—¿Qué opinas? —____ alzó a su gato a la altura de su rostro y juntó sus cabezas para que Aki apreciara sus similitudes.

—Terapia.

Pasaron tantos momentos juntos, todos ellos eran especiales para ambos jóvenes. El tiempo que pasaban juntos era tal que ya lo sentían como una rutina en su día. Tanto Aki como ____ estaban acostumbrados a tener al otro a su lado. Era obvio decir que ninguno sentía molestia por la presencia de su pareja.

—Aki... —____ lo sacó de sus pensamientos.

—¿Qué pasó, roja? —Aki bajó la vista para observar a su novia recostada en su pecho.

—Estoy feliz de tenerte a mi lado. —sonrió mirándolo a los ojos.

El miedo al rechazo de sus sentimientos finalmente había acabado para _____. No habrían más emociones ocultas, no más lágrimas retenidas ni palabras de amor atoradas en la garganta.

Ella estaba segura.

Segura junto a Aki.

Su corazón estaría a salvo estando con Aki.

Ya no sentía inseguridad al tratar de expresarse, ya no tenía miedo al amor.

Finalmente su tormento acabó y el paraíso llegó a ella.

Luego de vivir con el miedo de no ser lo suficiente, de fingir que nada la lastimaba. Por fin se sentía libre, libre de ser quien es sin miedo a que su amado se arrepienta de tenerla.

Aki la amaba.

La amaba tal y como era, no amaba su estilo, no amaba su elegancia. Amaba a _____ y todo lo que tenga que tenga que ver con ella.

Aún si aparecía calva de un día para otro, él la seguiría amando.

Y era lo único que importaba en su relación.

Ambos se amaban y ninguno tenía el interés de romper ese amor.

—También te amo, Roja.

Ambos jóvenes sellaron su amor con un beso y el cariño del momento los llevó a un beso apasionado. Finalmente había llegado el momento, el momento en el que su muestra de amor físico llegaría a su máximo nivel.

Ninguno detendría el momento ya que al fin y al cabo, todo estaría bien si es con la persona que aman.

Fue aquel día que el amor entre estos dos jóvenes llegó a su punto máximo, fue aquel día en el que ambos se miraron a los ojos mientras sus cuerpos se juntaban cuando sellaron su destino. No había futuro en el que no vieran a su pareja junto a ellos.

A varios metros de distancia, bajo la luz de las estrellas, se encontraba un felino negro sentado en la terraza de su casa.

Un suave maullido sonó detrás de él y una gatita blanca se ubicó a su lado jugando con su cola y acompañándolo toda la noche.

Tal parece que tanto padres como hijo recibieron amor aquella noche.

-------- ≪ °❀° ≫ --------

Lamento la tardanza, aquí les dejo otro capítulo.

Si encuentran alguna falla, pueden comentarla.

Muchas gracias por leer! <3 

Dulce para el amargo - AkiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora