𝕮𝖆𝖕í𝖙𝖚𝖑𝖔 9

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-Este no es lugar para novatos -dijo Eduardo. Las dos cicatrices idénticas que le surcaban la mejilla parecían más hondas bajo la luz mortecina de los faroles.

Pensé deprisa.

-Llevo más de un año yendo a clase con vampiros. -Era verdad, aunque no del todo. La voz me tembló, pero deseé con todas mis fuerzas que Eduardo lo atribuyera a la emoción, no al miedo. Aquel hombre era un cruel asesino de vampiros; costaba mirarlo a la cara-. Necesito saber con exactitud a qué me enfrento realmente.

Jamás había visto sonreír a Eduardo hasta entonces, y no fue lo que se dice una expresión atractiva.

-Supuestamente, en la Academia Medianoche se comportan. Solo eres un niño. Deberías seguir con los que también fingen ser unos niños.

-Yo ya estaba luchando con vampiros con muchos menos años de los que Taehyung tiene ahora -replicó Jungkook-. Creo que puede aguantarlo.

Tras pasarme el brazo por la espalda, el miedo comenzó a remitir. El apoyo de Jungkook pareció poner fin a la discusión; fuera como fuese, Eduardo dejó de protestar y, si alguien más tenía alguna objeción, no la expresó en alto.

Jungkook pareció preguntarme con la mirada por qué estaba tan decidido a unirme a ellos, pero los dos sabíamos que íbamos a tener que dejar esa conversación para después.

Al principio, la cacería no me pareció tal cosa. Fue como un viaje cualquiera por carretera: la gente murmurando en voz baja mientras se ponía la chaqueta, mirándose con cara de cansancio y subiéndose a la furgoneta y a la camioneta verde turquesa de Kate.

Recordé el primer viaje por carretera que había hecho, cuando mis padres me llevaron a la playa un verano. Odiaban el agua, tanto los ríos que tuvimos que cruzar por el camino como el mar que lamía la playa, pero me llevaron porque yo me moría de ganas de ir. Se pasaron todo el día debajo de una sombrilla.

Aunque habían bebido sangre antes de salir, no querían pasar mucho tiempo al sol. Mientras hacía castillos de arena, me bañaba y jugaba con otros niños, ellos estuvieron observándome y haciéndome señas desde lejos. Fue un sacrificio que habían hecho por mí.

Cuando recordaba cosas como aquella, sabía que los cazadores de la Cruz Negra se equivocaban con los vampiros. Si hubieran visto a mis padres en ese momento, habrían sabido que estaba en lo cierto.

En vez de eso, aquella noche iban a intentar matar a una vampira. Aunque ellos no lo sospechaban, yo pretendía impedírselo si podía.

Me subí a la parte trasera de la camioneta junto con Dana, Eduardo, otros dos hombres y Jungkook, cuyo pelo despeinado le caía sobre los ojos. Mientras Kate salía del aparcamiento marcha atrás, susurré a Jungkook al oído:

-¿Qué hacemos?

-Empezamos donde la hemos visto por última vez y le seguimos el rastro desde ahí.

La ciudad estaba completamente en silencio. Hasta los universitarios más juerguistas se habían ido a dormir o se habían llevado la fiesta a sus dormitorios. Aunque el barrio ya estaba tranquilo cuando Jungkook y yo habíamos huido de la vampira, ahora no se veía ni un alma y todas las casas tenían las luces apagadas.

Cuando los vehículos estuvieron aparcados cerca del lugar donde yo había visto a la vampira rubia por última vez, todo el mundo comenzó a desplegarse a pie. Jungkook y yo nos quedamos juntos, naturalmente. Kate nos lanzó una mirada al alejarse, pero no puso ninguna objeción.

Jungkook no dijo nada hasta tener la certeza de que estábamos solos, caminando por una callejuela a varias manzanas de los vehículos.

-Bueno, imagino que nuestro plan es encontrar a la vampira y avisarle antes de que la vean. ¿Me equivoco?

Adicción²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora