𝕮𝖆𝖕í𝖙𝖚𝖑𝖔 13

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El temido encuentro que había estado esperando ocurrió al día siguiente, cuando salía de la biblioteca con retraso. Eché a correr por el pasillo cuando su voz me detuvo.

-Qué prisa tiene, señor Kim. -La señora Bethany me escrutó de arriba abajo con su penetrante mirada. Llevaba un sobrio vestido de lana marrón oscuro que la hacía parecer como si estuviera cincelada en la mismísima madera de Medianoche-. Actúa como si hubiera visto un fantasma. ¿Tenía que reírme? Me limité a mirarla. Por suerte, no parecía esperar una respuesta.

-En algún momento deberíamos hablar de lo que vio arriba.

-Se lo he contado todo a Yoongi. Si ha hablado con usted, ya sabe tanto como yo.

-¿Ha mencionado este asunto a sus otros compañeros? ¿A sus padres?

-No. -Aquello no era del todo cierto. Se podía decir que se lo había mencionado a Raquel, o al menos lo había intentado, pero, dado que ella se había negado a escucharme, suponía que había guardado el secreto bastante bien.

-Bien. Asegúrese de no hacerlo. Estoy segura de que ha sido un acontecimiento aislado. La gente se comporta de un modo muy irracional cuando se le menciona lo sobrenatural.

Por una vez, estaba de acuerdo con la señora Bethany. Una simple pregunta sobre un fantasma había puesto de los nervios a Raquel. Lo último que necesitaba era que a mis padres les diera por sobreprotegerme.

-Sí, señora. No diré ni una palabra.

La señora Bethany me sonrió con complicidad.

-En reconocimiento a su discreción, no lo castigaremos por haber infringido las reglas del internado colándose en otros dormitorios durante la noche. Pese a su falta de control, este me parece que va progresando. Al menos, esta vez sus inclinaciones amorosas han recaído en un candidato más merecedor.

Aquello era un ataque a Jungkook, pero mantuve la calma.

-Yoongi es genial. De hecho, tengo que reunirme con él en unos minutos para ir a cenar con mis padres.

-No quiero entretenerlo más. Y salude a sus padres de mi parte.

Asentí y me alejé a toda prisa. Aunque probablemente solo fueran imaginaciones mías, habría jurado que noté sus ojos clavados en la nuca hasta llegar a mi habitación.

Raquel no dijo nada cuando entré. Se limitó a volverse hacia la pared y siguió leyendo una de sus revistas. No me molesté en intentar darle conversación. Si quería comportarse como una imbécil conmigo por una sola pregunta estúpida, allá ella.

Me puse a rebuscar en el cajón de mi cómoda donde guardaba los suéteres. «El suéter de cuello alto morado. No, lo llevé con Jungkook el año pasado y no me parece bien llevarlo con Yoongi. La camisa verde. Demasiado fina, porque a estas alturas del año allí arriba hace mucho frío. Una camiseta negra de cuello de pico. Es aburridísimo, y al menos tiene que parecer que me he puesto guapo para Yoongi.»

-Normalmente, no te molestas en cambiarte de ropa para cenar con tus padres -dijo Raquel. Por el eco, supe que seguía de cara a la pared.

Dejé de rebuscar, no sabiendo cómo reaccionar. Era la primera vez que Raquel me daba conversación desde la mención de los fantasmas. Me sentí aliviado, pero también enfadado conmigo mismo por estarlo, porque Raquel era la que se había estado portando mal. ¿Por qué me sentía como si fuera yo el que debía estarle agradecido?

-Hoy voy a ir con Yoongi. -No miré hacia ella mientras tomaba el suéter morado de cachemir.

-Los vi juntos el otro día. Pensé que a lo mejor había algo.

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