-¿Estás bien? -dijo Jungkook por vigésima vez mientras me llevaba de regreso a Riverton.
-Estoy bien, de veras. -En mi fuero interno, estaba deshecho y confundido, pero no quería admitirlo, ni ante Jungkook ni ante mí mismo.
Nos habíamos calmado, habíamos observado las estrellas y habíamos hablado, pero ya nada había sido lo mismo. Las únicas palabras que oía eran las de Jungkook resonándome en la memoria: «Jamás seré un vampiro».
Ya me lo había dicho antes, y yo le había creído. Pero esta vez comprendí el verdadero significado de aquellas palabras. Sucediera lo que sucediese, por mucho que nos quisiéramos, siempre habría una barrera entre nosotros. Yo había soportado nuestra separación de aquel año porque creía que no sería permanente. ¿Cómo iba a serlo, si nos queríamos tanto?
Pero entonces me descubrí preguntándome si aquello era todo lo que podríamos tener: encuentros furtivos y cartas entregadas a escondidas, unos cuantos momentos robados de pasión entre incontables semanas de soledad.
Y un día Jungkook envejecería, incluso moriría, y me dejaría en este mundo, eternamente solo.
Jungkook paró delante del cine justo cuando la gente estaba empezando a salir.
Entre las parejas mayores y unos cuantos adolescentes que se estaban riendo, una figura destacaba del resto: Yoongi, alto y taciturno, con su largo abrigo negro.
-Debería irme. -Miré a Jungkook-. ¿Cuándo y dónde nos vemos la próxima vez?
-En enero, creo. Hay un pueblo, Albion. Charity va mucho allí. Al menos, eso dicen nuestros informadores. Supongo que es donde Yoongi estaría dispuesto a llevarte.
-Lo hará, seguro. ¿El segundo sábado de enero? ¿A las ocho de la tarde? -Él asintió-. ¿Dónde?
-En el centro del pueblo. Créeme, es un pueblo pequeño. Es imposible que no nos veamos. -Me puso una mano en la mejilla-. Te quiero.
Asentí, demasiado compungido para hablar.
Jungkook me atrajo hacia sí y me besó en la frente.
-Hey, nada de llantos.
-No voy a llorar. -Inspiré su olor. Ojalá pudiera tenerlo conmigo todo el tiempo, a todas horas así de cerca-. El día de Navidad por la mañana, estés donde estés, piensa en mí. Yo estaré pensando en ti. -Nos besamos tiernamente antes de que yo abriera a regañadientes la puerta de la camioneta y me bajara.
De camino a casa, Yoongi y yo no nos dijimos nada hasta que casi hubimos llegado a la Academia Medianoche. No fue un silencio incómodo, exactamente; yo estaba absorto en mis pensamientos y notaba que él también lo estaba. Por fin aventuré:
-¿Has sacado mucha información? De las notas de Jungkook, quiero decir.
-Ni de lejos la suficiente. Pero sé que Charity está volviendo a visitar las poblaciones de esta zona, los lugares que recuerda. Lo hace a veces, pero eso nunca la alegra. Es como si odiara esos sitios por haber cambiado mientras ella sigue igual.
-Entonces puedes encontrarla -comenté. Me froté las manos, que todavía tenía frías-. Puedes deducir a donde irá a continuación.
Yoongi no despegó los ojos de la carretera mientras ponía la calefacción del coche.
-Puedo intentarlo, pero no hay ninguna pauta. Con Charity, no la ha habido nunca.
-Aun así, es un punto de partida.
-Tú siempre viendo el lado bueno. -La comisura de la boca se le torció en una sonrisa involuntaria-. Tienes razón. Es un punto de partida.
Cuando hubimos aparcado al final del campus, abrí la puerta para salir, pero Yoongi no se movió al principio. Vacilé.
ESTÁS LEYENDO
Adicción²
Viễn tưởngTras una larga temporada sin verse, Taehyung y Jungkook buscan la forma de infringir las estrictas normas de la Academia Medianoche para poder continuar con su intensa y complicada historia de amor. Pero, ¿hasta dónde están dispuestos a llegar? Na...