Me habían atrapado. Yoongi estaba delante de mí, con los brazos cruzados sobre el pecho. Con su envergadura imponía tanto como los robles del bosque.
Se me cayó el alma a los pies.
-Pu-puedo explicártelo.
-No hace falta. -Yoongi se fijó en el broche negro de piedra tallada que aún llevaba prendido en el jersey. Estaba seguro de que había deducido que me lo había regalado Jungkook. Yo no me lo había quitado en todo el curso pasado-. ¿Han estado juntos todo este tiempo?
-¡No es asunto tuyo! -Respirando hondo, intenté mantener la calma-. Te prometo que no le he contado nada de nosotros que él no supiera. Ya no está haciendo de espía para la Cruz Negra.
-¿Como hizo el curso pasado?
Por desgracia, tenía razón.
-Tú no lo entiendes. Jungkook no quería mentirme. Lo enviaron aquí en una misión...
-Una misión que él llevó a cabo, y no le importó tener que utilizarte para conseguirlo. -Yoongi exhaló bruscamente, como si tuviera algún dolor físico-. No estoy enfadado contigo, Taehyung. Tú... tú estás enamorado por primera vez en tu vida y no ves con claridad.
-Yoongi, por favor, escúchame.
Él se irguió con la mirada abstraída y resoluta.
-Yo me ocuparé de esto. Todos nos ocuparemos.
Se me heló la sangre.
-¿A quién te refieres con «todos»?
-A las personas que te queremos de verdad.
Fue a darse la vuelta, pero yo lo agarré por el brazo para impedírselo.
-No se lo puedes decir a mis padres. No se lo puedes decir a nadie.
Yoongi me puso las manos en los hombros como si estuviera consolándome en lugar de destruyéndome.
-Algún día comprenderás que lo hice por tu bien.
¡Por mi bien! Cada vez que alguien me había dicho aquello no tenía ni idea de cuál era realmente «mi bien». Lo empujé con tanta fuerza que él retrocedió un par de pasos.
-Estás celoso, por eso lo haces.
Incluso antes de terminar, supe que era mentira. La única respuesta de Yoongi fue echar a andar hacia Medianoche.
Corrí a su lado respirando entrecortadamente. Las ramas se partieron a nuestro paso. Por encima de mí, oí pájaros alzando el vuelo alarmados, batiendo pesadamente las alas.
-No es lo que crees. Jungkook me quiere. Quiere estar conmigo y nos da igual ser... distintos. Eso no tiene que ser importante, no si nos queremos lo suficiente.
-Es la primera estupidez que te oigo decir desde que te conozco, y espero que sea la última. -Yoongi apartó una rama baja de pino para que yo pudiera pasar, aunque se negó a mirarme directamente a los ojos-. Si él fuera cualquier otro humano, algún alumno de Medianoche, ¿crees que me importaría?
-Sí. -Yoongi podía no estar haciendo aquello por celos, pero eso no significaba que no los tuviera.
Se detuvo. La niebla perfiló su silueta.
-Está bien. Me importaría fuera quien fuera. Pero no me entrometería, ni tampoco lo haría nadie más. Jungkook no es un chico cualquiera. Es un miembro de la Cruz Negra, lo cual significa que está loco por destruirnos. No se puede confiar en él.
-¡Tú no lo conoces! -grité. Ya no me importaba que me oyeran; no, estando Yoongi a punto de contarlo todo. Quise darle un puñetazo en la cara. Quise llorar hasta que él me consolara. Deseé estar en clase de esgrima para tener una espada a mano. Todo estaba a punto de estropearse para siempre, y me sentía tan enfadado y asustado que no podía pensar con claridad-. ¡No sabes lo que hizo anoche!
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Adicción²
FantasiaTras una larga temporada sin verse, Taehyung y Jungkook buscan la forma de infringir las estrictas normas de la Academia Medianoche para poder continuar con su intensa y complicada historia de amor. Pero, ¿hasta dónde están dispuestos a llegar? Na...