𝕮𝖆𝖕í𝖙𝖚𝖑𝖔 14

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-¿Por qué el amor es un recurso dramático tan frecuente?

La señora Bethany se paseó por el aula, con sus botas de puntera estrecha resonando en el suelo de madera. Entrelazó las manos en la espalda. A aquellas alturas, ya habíamos aprendido que, cuando hablaba en aquel tono de voz, no quería que nadie ofreciera respuestas para sus preguntas. Prefería que mantuviéramos la boca cerrada y prestáramos atención.

-Naturalmente, porque el amor es persuasivo. Pese a lo transitorio que a menudo es, el amor lleva a criaturas totalmente racionales a comportarse de las formas más extrañas. -Miró un momento por la ventana, pero enseguida volvió a clavar sus ojos oscuros en nosotros-. Por tanto, es lógico que Shakespeare utilice el amor romántico como la motivación fundamental de los actos de Romeo y Julieta. Nos preguntamos si los jóvenes actuarían de ese modo. Sabemos que lo harían. De ese modo, la obra resulta creíble.

Me moví nerviosamente en la silla y miré el reloj colgado sobre la puerta. Solo faltaban tres minutos para que terminara la clase.

-No obstante, Romeo y Julieta es mucho más que una descripción de las pasiones juveniles. -Deteniéndose justo al lado de mi pupitre, donde olí la fragancia a lavanda que siempre parecía envolverla, la señora Bethany dijo-: Su próximo trabajo, que deberán entregar dentro de una semana, es una redacción de tres páginas exponiendo su opinión sobre los fallos argumentales de Romeo y Julieta. No voy a dar una clase para hablar de ellos; estoy más interesada en los que ustedes puedan definir y defender.

¿Había dicho «fallos»? ¿En Romeo y Julieta? ¿Mi obra de teatro favorita? La señora Bethany se quedó callada, fulminando a toda la clase con la mirada, y, una vez más, tuve la sensación de que me había leído el pensamiento y estaba a punto de abalanzarse sobre mí. Pero, por una vez, su irritación no guardaba ninguna relación conmigo.

-Veo que muchos de los que van a Riverton el fin de semana ya han empezado a desconcentrarse. Esperemos que hayan recobrado sus facultades mentales cuando lleguen los exámenes. Pueden irse.

No fui el primero en salir por la puerta, pero estuve cerca de serlo. Mientras corría por el pasillo, noté que la cara se me iluminaba con una sonrisa. Aunque era consciente de que había una posibilidad de que Jungkook no pudiera acudir aquella noche, sabía que lo haría si había alguna manera. Y tenía que haberla.

Justo cuando me disponía a subir las escaleras para ir a mi habitación, vi a Yoongi poniéndose la mochila al hombro. Tuve un antojo que me hizo sonreír, y entonces pensé: «¿Por qué no? Le irá bien a nuestra tapadera». De manera que corrí hacia él, saltando de tal forma que él tuvo que tomarme en brazos.

-¡Caramba! -Yoongi me tomó tan fuerte que los pies me quedaron colgando sin tocar el suelo. Me abracé a su cuello y me reí. Él también lo hizo.

-Estás de buen humor.

-Sí.

-Imagino por qué. -Suspiró, dejándome de nuevo en el suelo-. Nos vemos en el autobús.

Yoongi estaba infringiendo la regla tácita de que el «prototipo Medianoche» no se mezclaba con los alumnos humanos en las visitas a Riverton. Pero, principalmente, los vampiros temían revelar su ignorancia del siglo XXI una vez fuera del entorno de la Academia Medianoche.

Yoongi rompería filas aquella noche. En parte, lo hacía para seguir con la farsa de que estábamos tan colados el uno por el otro que no podíamos pasar separados ni un solo segundo. Además, cuando llegara el momento de marcharme, me había prometido que cuidaría de Raquel, asegurándose de que se divirtiera.

Hasta entonces, ella y yo íbamos a permanecer juntos, le gustara o no.

-En Riverton no hay nada que hacer -refunfuñó Raquel cuando la tomé por el brazo y la conduje hacia el autobús. Llevaba unas Doc Martens, unos jeans y un chaquetón de marinero-. Si quieres que te diga la verdad, preferiría quedarme en la habitación.

Adicción²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora