Capítulo 7 - Cuestión de tiempo

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[Un rato después]

Kiara— Y... creo que eso sería todo.

Rafiki— Ajá, veo.

Kiara— ¿Entonces?

Rafiki— ¿Entonces qué?

Kiara— ¿Qué piensas? O ¿qué opinas al respecto?

Rafiki— Oh, sí, jaja. Bueno, ahora solo te tocará darle tiempo al tiempo Kiara. Necesito reflexionarlo y meditarlo solo, mi mente debe estar en blanco para estas cosas.

Kiara— ¿Qué?

Rafiki— Como lo oye su majestad, deberá esperar al menos un par de días.

Kiara— Pero...

Rafiki— Muy bien, ya se está haciendo tarde, supongo que es hora de despedirnos.

Kiara— Pero si aún es de...

Rafiki se esfumó en la oscuridad de la habitación justo detrás de él, dejando a la reina sola. Ella solo dio un pesado suspiro, aprovechando de paso para mirar mejor las sustancias enfrente de ella, en los bowls.

Era extraño, las sustancias parecían simplemente agua, aunque con algún colorante para que tengan diferentes colores.

Kiara— Ay vamos Kiara, no puedes estar pensando en probar eso.

Todo lucía muy atrayente para la leona, que al cabo de soltar dicha afirmación, se retractó de inmediato.

Kiara— Bueno, Rafiki no se dará cuenta. Seguro que solo es agua, además, incluso puede saber mejor.

Usó su lengua para degustar el sabor de uno de aquellos líquidos. Más concretamente el de color rosa.

Kiara— ¡Puaj!

Escupió el último sorbo, habiendo alcanzado a tragar solo el primero, que le dejó un sabor algo ácido y nada agradable en su paladar y por el recorrido de su garganta.

Kiara— Qué asco, nunca más pruebo eso.

La hembra se dirigió a la salida, donde de paso se encontraba la cesta que le debía llevar a su padre.

Kiara— Pareciera que me comí una rana derretida en un bowl. Nunca probé una, pero seguro así sabrían.

Tomando la manija con sus dientes, la reina bajó del árbol y se encaminó a la Roca del Rey.

Kiara— Muy bien, ¿cómo era esto? ¿Tres sorbos y una semana de acostarse más temprano?

Kiara se detuvo.

Kiara— ¿Era así verdad? ¿Tres sorbos...? Sí, tres sorbos y una semana de descanso.

Nada más para decir, solo continuar con su recorrido. Al llegar a destino tuvo dudas sobre dónde dejar la cesta, aunque al final se decantó por la habitación de sus padres.

Kiara— Maldición, ¿qué tenía esa cosa?— su estómago comenzó a hacer ruidos raros.

Kiara— Agua, necesito agua.

Sentía su boca seca. Su estómago ardía y dolía, como las pocas veces que pasó hambre, pero peor. Salió casi corriendo del lugar en busca de agua, eligiendo el abrevadero como primer destino. Caminó a paso acelerado, no podía concentrarse en los saludos o palabras de los demás animales, solo podía pensar en su estado actual, y lo mal que se sentía de repente.

Finalmente llegó a su tan preciada fuente de agua. Comenzó a tomar de forma monstruosa, salpicando agua por doquier, sin detenerse, saciando de a poco la sed que tenía.

Al finalizar y sentarse en el lugar, ya encontrándose mejor, se percató de las miradas puestas sobre ella, algunas intentando ocultar su risa, mientras que otras algo confundidas o hasta preocupadas.

Kiara (nerviosa)— Hola... Emm... No hay nada que ver aquí, jeje. Solo, sigan en lo suyo.

Nuevamente a paso rápido, pero esta vez por la vergüenza, se alejó de allí.

Kiara— Uff, ¿qué acaba de pasar? Por un momento sentí que no era yo.

Dando una pequeña vuelta por las praderas para aliviarse un poco, terminó por acercarse a paso ligero a la frontera divisoria mientras hablaba con ella misma.

Kiara— Hmm... Qué raro que hasta ahora no he visto ni a Kion ni a los demás. ¿Ningún animal de las praderas tiene problemas ho...?

Las palabras se le fueron de la boca tan pronto como se encontró una desagradable sorpresa en el borde de las lejanías.

Kiara— ¿K-Kion? ¿C-con, Jasiri?

Tal y como le decían sus ojos, tanto su hermano como la mencionada se encontraban charlando y caminando a través del lugar, deteniéndose a seguir conversando cerca de una roca.

Kiara— Ay jaja, ¿qué me pasa? A veces se me olvida que son amigos. De seguro solo están charlando sobre...

Tan repentinamente como sus ojos lo procesaban, un lengüetazo por parte la hiena pasó sobre el suave pelaje de las mejillas de Kion. Y luego otro, y otro. Y, ¿acaso ella se estaba frotando contra su cuello?

No, no debía ser. Su vista le mentía. Era todo un juego. Pero, ¿esa pata rodeando la espalda de Jasiri, era la de su hermano; la de su tan querido hermano... Aquel con el que se había disculpado solo la noche anterior?

¿Ahora él era tan siquiera capaz de hacerle esto?

No, no lo podía creer. No podía creer que fuera Kion. Ese no era él. Pero... ¿por qué sus ojos le decían lo contrario?

Ya estaba, era suficiente. No lo dudó más, se marchó de allí, con los ojos húmedos.

[En la Roca del Rey]

Dentro de una de las habitaciones del lugar, un par de leonas jugaban verdad o reto, aunque la disputa y desconcordia entre ambas solo aumentaba con el paso de las preguntas y retos cada vez más atacantes.

Zuri— Muy bien Tiifu. ¿Verdad o reto?

Tiifu— Hmm... Verdad. Pero por favor no me lo hagas difícil.

Zuri— Tranquila, será sobre un tema que te encanta.

Tiifu— Oh, genial entonces, ¿de qué es?

Zuri— Una valoración. Dime, del uno al diez, ¿cuánto te gusta Kion?

Su amiga solo la miró, algo enfadada.

Tiifu— No voy a responder a eso.

Zuri— Oww, entonces habrá castigo.

Tiifu— Zuri eso no se vale, ¿por qué me preguntas eso?

Zuri— Ah, no lo sé, tú tenías que contestar, así que...

Tiifu— ¡Está bien, está bien! Cero, le doy un cero.

Zuri— Era del uno al diez.

Tiifu— Bueno, un uno entonces.

Zuri— De acuerdo. Ambas sabemos que es mentira pero...

Tiifu (molesta)— ¡Zuri!

Justo entonces, escucharon fuertes pisadas desde la entrada de la roca. Se oían bastante furiosas cabía resaltar.

Zuri— ¿Quién entró?

Tiifu— No lo sé. Seguro fue Kiara.

Zuri— Esos pasos se oían bastante molestos.

Tiifu— Vayamos a verla, tal vez le pasó algo.

Ambas se levantaron y fueron a la habitación de Kiara. La mencionada se encontraba allí, recostada en el suelo, de espaldas a ellas, parecía estar intentando dormir.

Tiifu— ¿Kiara?

Kiara— Déjenme sola chicas.

Tiifu— Pero...

Kiara— ¡Que me dejen en paz!

Tiifu se sobresaltó por la actitud de su amiga. Buscó en los ojos de Zuri alguna respuesta, pero solo se llevó un levantamiento de hombros.

Unidos Como NuncaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora