Capítulo 18 - Ideas y propósitos

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¿?— ¡¿Quiénes se creen que son?! ¿Destituirme a mí?

Kion escuchaba unas voces. No lograba reconocer de quiénes eran.

¿?— ¡Solo son unos secuaces muertos de hambre, nunca lograrán más que yo!

Aquellos gritos... Aquella voz... Todo se iba agudizando... Todo se iba enclareciendo.

¿?— Pero como quieran. Se los demostraré. Les demostraré que no son mejores líderes que yo. Vamos, ¿quién de los dos pasará?

Reconoció la voz. Era Janja. Se decidió a abrir sus ojos. Estaba en las lejanías, aparentemente en el refugio de las hienas, cerca del volcán. Veía algo nublado, pero lograba apreciar a un montón de hienas reunidas a la salida de la cueva, rodeando a Janja y a otra hiena. La cara de la última le sonaba, pero no lograba reconocerla aún.

Las hienas— ¡Du-wa! ¡Du-wa! ¡Du-wa!

Sonaba igual a un coro, como si estuvieran festejando o promoviendo aquel duelo. Los contrincantes dentro de la zona de pelea se preparaban conforme pasaban los segundos, hasta que finalmente empezaron a pelear. Entre medio de los golpes y arañazos, Kion logró reconocer al contrincante de Janja, era aquella hiena a la que le había desfigurado la cara en la batalla en las praderas, si tan solo pudiese saber su nombre.

El duelo iba bastante igualado, aunque Janja parecía tomar la ventaja durante lapsos de tiempo. Kion notó que aparentemente nadie podía verlo, como si fuese un fantasma o algo por el estilo. ¿Estaba muerto acaso?

Hubo un suceso que le llamó la atención y lo sacó de sus teorías, un grito.

¿?— ¡Hey Janja! ¿Por qué no miras hacia aquí?

Todos miraron en dirección a la voz, incluido Janja. El león no alcanzó a distinguir mucho de la escena, solo vio que Cheezi y Chungu estaban con otras dos hienas, las cuales tenían sus garras justo en sus cuellos, como si los amenazaran de muerte.

Janja— ¡Hey, hey, hey! ¡¿Qué mierda hacen?!

La hiena que hablaba con Janja también le sonaba de algo al cachorro, pero no podía reconocerla.

¿?— Hagámoslo fácil Janja. O te rindes, o tus queridos secuaces mueren.

Janja (molesto)— ¡Eso es chantaje! ¡Déjenlos ir de una...!

Fue interrumpido por su oponente, que estaba en el suelo pero de repente se levantó, clavándole sus garras en el cuello por la espalda. Un gran jadeo por parte del público se escuchó en el aire.

Janja— Mal... ditos... Agh... Tramposos.

La hiena retiró bruscamente sus garras, así Janja cayendo al suelo, muerto.

Cheezi y Chungu— ¡JANJA!

El público comenzaba a hablar por lo bajo entre ellos. Todos tenían una mirada preocupada y algo agitada. No era lo que esperaban, o por lo menos lo que tendría que haber pasado.

Kion— Janja...

Las hienas ejecutadoras del plan se alzaron sobre el resto, dando un anuncio hacia el resto de hienas.

Nne— No sé de qué tanto hablan... Todos deberían estar felices, esto es lo que querían. Gracias a nosotros este imbécil...

Señaló el cadáver de la hiena.

Nne— No seguirá matando de hambre al clan, y finalmente podremos hacer frente a la Guardia del León.

El león miraba con odio y rechazo a la hiena que hablaba, no solo por lo que les había hecho a él y a sus compañeros en la batalla en las praderas, sino también por el acto de cobardía que había efectuado hace tan solo unos momentos.

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