Capítulo 6 - Algo de psicología

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Nuevo día. Un nuevo amanecer ocurría en las praderas. En la Roca del Rey la reina interina, Kiara, justo acababa de despertarse. Sin esperar mucho más, se desperezó un poco y salió de la habitación de su hermano.

Se percató de que dicho león no se encontraba allí; no le extrañó para nada, seguro había ido a patrullar. Lo único con lo que se encontró dentro de la roca fue el cuerpo de una gacela, bastante mordisqueado cabía aclarar, como si solo le hubiesen dejado las sobras.

Ni siquiera perdió el tiempo pensando en eso, tenía hambre y muchas cosas por hacer luego de perder un día entero haciendo prácticamente nada, en cuanto a labor se refiere.

Kiara— Vaya, ni siquiera las moscas merodean por aquí hoy.

Había algo de gracia en sus pensamientos en voz alta, hoy particularmente se había levantado diferente a otros días, quizás un ligero toque extra de humor se había impregnado en ella desde la noche anterior. Ese bienestar de haber hablado a profundidad con Kion sin duda la hizo sentir mejor. Dejó una pesada roca atrás, ahora solo le quedaba disfrutar con él... Pero eso sería otro día, menos atareado.

Terminada de comer, salió del lugar y se sentó un rato en la punta de la roca, contemplando unos minutos la bella vista.

Kiara— Uff, ¿desde hace cuánto no me siento así de bien?

Que ella recuerde, este estaba siendo el mejor comienzo de mañana en mucho tiempo. Admitía que a lo mejor estar sola un buen rato le venía bien, al fin y al cabo, tenía aún todo el día para reunirse con sus seres queridos, o al menos con sus amigas. De seguro Kion no volvería hasta la noche, pero ya le daba igual, con simplemente verlo en el algún momento era suficiente para ella.

Kiara— Extraño. Ayer estaba tan pendiente de él, y ahora, es como si no me importara.

Estaba desatendiendo el deber. Su padre le había recalcado la noche anterior que debía ir al árbol de Rafiki en busca de "algo especial" para él. La leona en parte sentía bastante curiosidad de qué era aquello que le encargó su padre para traerle en su regreso, así que sin más ni menos se encaminó a dicha ubicación.

Las praderas durante su camino estaban muy tranquilas; ninguna pelea, ninguna discusión, nadie necesitando ayuda, y por supuesto, sin la guardia del león, pues donde no hay problemas, no hay guardia del león. Eso era algo más que obvio.

Kiara— Bueno, aquí estamos. Veamos qué es eso tan importante papá.

La entrada al árbol estaba bastante alta, pero la reina se las ingenió para escalar hasta ella de alguna forma, se cayó un par de veces pero finalmente lo logró, los animales de los alrededores la miraban raro.

Una vez que entró, se sorprendió al ver una especie de pequeña pero larga sobremesa de madera en la que reposaban varios bowls también de madera, de reojo solo alcanzó a ver que en todos había algunas extrañas sustancias, pero antes de poder acercarse a investigar vio a Rafiki entrar por una hendidura de otra habitación.

Kiara— Hey Rafiki, ¿cómo estás?

Rafiki— Buenos días su majestad— hace una pequeña reverencia.

Kiara— Gracias por los modales Rafiki pero... no es necesario.

Rafiki— Jeje, claro. ¿Qué se te ofrece Kiara?

Kiara— Vengo a buscar...

Rafiki— Déjame adivinar, las plantas de tu padre.

Kiara (intrigada)— ¿Plantas?

Rafiki— ¿No te lo dijo?

Kiara— En realidad no sabía qué venía a buscar. Solo me dijo algo especial para él.

Rafiki— Oops.

Kiara (divertida)— Jaja, ¿qué pasa? ¿Por qué oops?

Rafiki (yendo a buscar algo)— No quería arruinar la sorpresa.

Kiara hizo una mueca confundida.

Rafiki— Prefería que él te lo dijera, no yo.

Kiara— Tranquilo, fingiré que no escuché nada.

El primate volvió con una especie de cesta-bowl, con una manija arriba para facilitar su transporte.

Rafiki— Aquí está Kiara, ten mucho cuidado, ni una gota debe derramarse.

La hembra asomó su mirada por encima del recipiente, apreciando un extraño líquido verde.

Rafiki— ¿Podrás llevarla o prefieres que te ayude?

Kiara— Ehh, no, puedo llevarla.

Rafiki— ¿Segura?

Kiara— Por completo.

Rafiki— Bien. Dile a Simba que son dos sorbos por noche, cuando se termine debe acostarse más temprano por una semana, luego que venga aquí así le doy la otra parte. ¿Entendiste?

Kiara— Sí, sí, seguro. Oye Rafiki, ¿puedo preguntarte algo?

Rafiki— Lo que quieras.

Kiara— Es que creo que es algo complejo, sobre las emociones, los sentimientos, todo eso.

Rafiki (sentándose detrás de la mesa)— Bueno aprendí algo de psicología durante estos años así que...

Kiara (acercándose)— Psicolo ¿qué?

Rafiki— Jeje, tú solo pregunta.

Kiara (sentándose)— Uff, bueno, a ver, ¿por dónde empezar?

Rafiki— Yo diría desde el principio.

Kiara— Claro, tienes razón. Pues mira, yo... justo ayer tuve un día muy... diferente.

El mandril asintió.

Kiara— En el sentido de que, bueno, ahora reconozco que me comporté de manera muy torpe o infantil. Diría hasta errática.

Rafiki— ¿Y por qué?

Kiara— No lo sé. Verás, creo que todo empezó por la charla que tuve con papá anteanoche...

Rafiki (interrumpiendo)— Bien, una charla. ¿Sobre qué fue esa charla?

Kiara— Sobre Kion.

Rafiki— Interesante. Cuéntame.

Kiara (confundida)— ¿Qué te cuento?

Rafiki— La charla, algo de lo que hablaron.

Kiara— Ah sí. Bueno no fue la gran cosa, solo papá me dio a entender que yo últimamente y... Bueno no últimamente, siempre fui mala con él...

Rafiki— Con Kion.

La hembra asintió.

Rafiki— Muy bien. Déjame adivinar. Te sentiste mal por eso.

Kiara— Sí.

Rafiki— E intentaste disculparte con él.

Kiara— Sí.

Rafiki— ¿Y cómo salió eso?

Kiara— Bien, bien, bastante bien de echo. Pero me extraña que después de haber estado tan pendiente de él ayer, hoy repentinamente es como si ni me importara lo que él haga con su vida. Y no creo que sea algo normal, obsesionarte un día con alguien y querer pasar todo el rato con ese animal, y al siguiente día que te importe un comino si está contigo o no. O no sé, tú dime, yo estoy perdida.

Rafiki— Jaja, bueno he visto casos similares muy a menudo en relaciones de pareja...

Kiara (levantándose)— ¡¿QUÉ?!

Rafiki— Tranquila, tranquila, no digo que sea ese tu caso. Pero necesitaría una historia completa en algún momento que tengas tiempo libre, necesito los detalles.

Kiara se volvió a sentar, pasó su pata para limpiar las diminutas gotas de sudor en su frente, estaba nerviosa, agitada por la afirmación errónea, según ella, de Rafiki. ¿Relaciones de pareja? ¿En serio?

Kiara— Haber, puedo contártelo todo ahora si quieres, aunque me llevará algo de tiempo.

Rafiki— Por mí no hay problema.

Kiara— Bien. Haber, todo comenzó al irnos a dormir...

Unidos Como NuncaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora