Primer encuentro

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Las Sailor Scouts llegaron al lugar de los hechos después de los caballeros, quienes se escondieron al ver a más personas todavía ahí, seguramente incapaces de moverse por el miedo, y se sorprendieron al encontrar ahí a unas mujeres que llevaban trajes de marinero y que emanaban un Cosmos bastante poderoso...

Del cielo caían pétalos de rosas rojas, y su perfume llenaba el aire con su delicioso aroma, una señal de que las Outers estaban ahí, las Sailor Scouts del sistema Solar externo: Uranus, Neptune, Pluto y Saturn, habían llegado casi de inmediato porque sus escuelas estaban más cerca de la zona atacada.

—Mi planeta protector es Urano, el planeta del viento, soy la Sailor Scout del aire, Sailor Uranus—Dijo Haruka.

—Mi planeta protector es Neptuno, el planeta de las profundidades marinas, soy la Sailor Scout del agua, Sailor Neptune—Dijo Michiru.

—Mi planeta protector es Plutón, el planeta del tiempo, soy la Sailor Scout del cambio, Sailor Pluto—Dijo Setsuna.

—Mi planeta protector es Saturno, el planeta del Silencio, soy la Sailor Scout del renacimiento y de la destrucción, Sailor Saturn—Dijo Hotaru.

Las chicas, al observar al enemigo, se dieron cuenta de que eran enemigos que ellas conocían muy bien gracias a las historias que sus compañeras les contaron al respecto, y las demás Sailor Scouts, al llegar, notaron lo mismo que ellas...

—Malignas...—Dijo Sailor Mars perpleja —¡No es posible!—Dijo Sailor Jupiter con sorpresa e ira, apretando los puños —Acabamos con el Negaverso hace años...—Dijo Sailor Venus conteniendo el terror que empezaba a inundarla.

Justo cuando la maligna se lanzó nuevamente al ataque en contra las Outers soltando un rugido aterrador, los caballeros se dispusieron a intervenir cuando se escuchó un grito de una chica y las sombras de cinco muchachas se observaron desde su sitio.

—¡Alto ahí!—Gritó una chica vestida en un traje de marinero con alas y una marca de luna creciente en su frente, una marca que hizo que Seiya se sorprendiera, porque era exactamente la misma marca que la chica de sus sueños...

—No perdonaré a quien ataca a gente inocente, mucho menos a quien se atreve atacar a mis preciadas compañeras, soy una Sailor Scout que lucha por el amor y la justicia ¡Soy Sailor Moon! Y te castigaré en el nombre de la Luna—Dijo ella haciendo su típica pose.

La maligna rugió hacia Eternal Sailor Moon y se disponía a atacarla para poder cumplir con su misión de acabar con ellas, las Sailor Scouts.

—¡No tocarás a la princesa!—Dijo una de las chicas que ya se encontraba ahí antes de que llegaran las nuevas, que estaba vestida con un traje de marinero de color azul y amarillo que llevaba una tiara sobre su frente —¡Tierra... Tiembla!—Gritó ella alzando el puño y lanzando un increíble ataque que lanzó a aquella criatura a una distancia de, por lo menos, cincuenta metros.

—Sailor Moon ¡Ahora!—Gritó una niña de, aproximadamente, la edad de Kiki, tal vez un poco más joven, con un traje de marinero color violeta y con una increíble guadaña que superaba por bastante su estatura y parecía una llave en la base.

—Sí—Asintió la chica llamada "Sailor Moon", sacando un cetro de quién sabe dónde, los caballeros se preguntaban qué clase de poder tendría esa chica, pues su Cosmos era inmenso y brillante, como la Luna en el cielo nocturno.

—Dulce luz de estrellas de las Sailor ¡Scouts!—Gritó Sailor Moon, lanzando un ataque que emitió una cálida y brillante luz que deshizo a la criatura en cenizas, un ataque que era cautivador y géntil, de hecho, los caballeros no podían llamarlo ataque, sino más bien, era una cura para la oscuridad que acechaba en todos los rincones del mundo.

Mientras aquella luz era emitida con una potencia inimaginable, el la mansión Kido, mientras Saori revisaba unos documentos, sintió aquel cálido y familiar Cosmos a la distancia, lo cual la hizo dejar de lado lo que estaba haciendo para asomarse a la ventana de su oficina y ver lo que estaba pasando.

Ciertamente había sentido aquel enorme Cosmos maligno hace unos momentos, y al ver por la ventana, a lo lejos alcanzó a ver una brillante luz que parecía una estrella caída del cielo que iluminaría el universo entero en la basta oscuridad que lo conformaba.

Saori miró aquella cálida luz con añoranza, recordando a quien poseía aquel hermoso brillo que una vez iluminó su Santuario antes de que el hombre al que ella amaba cayera en la guerra Santa junto con sus recuerdos...

Aonrió con gentileza y separó los labios levemente sólo para susurrar —Serenity...—Un comentario que sabía que nadie respondería.

Sintió luego un suave viento en su cara, a pesar de que la ventana estaba cerrada, un viento que hizo ondear su cabello y la hizo sentirse completa por un leve momento, por lo que regresó a su oficina a seguir en lo suyo, pensando en cómo sería ella ahora... ¿Habría ella cambiado después de estos doscientos años? Era lo que se preguntaba.

De vuelta en el parque, después de que la Maligna se volviera cenizas, los caballeros estaban a nada de retirarse, debido a que no habían sido necesarios en esta batalla y no tenían idea de lo que era esa cosa que atacó a las personas.

Al menos ése era el plan hasta que sintieron un increíble cosmos, que era tan maligno como grande y detuvieron sus pasos para averiguar qué era exactamente ese Cosmos.

—¡Sailor Moon!—Escucharon que gritaron las chicas y supieron que debían actuar.

El más rápido en actuar fue Seiya, que dio media vuelta y alzó sus puños mientras daba un salto para quedar frente a aquella chica de cabello rubio, ojos azules y una Luna creciente sobre su frente.

—¡Meteoros... de Pegaso!—Gritó Seiya mientras aterrizaba frente a la chica de la Luna creciente.

Intervino en el ataque antes de que aquella chica de coletas doradas pudiera salir herida de gravedad, pero aún así, pareció que aquella extraña y peligrosa ventisca maligna cumplió su deber, pues el terrible grito de Sailor Moon advirtió que aquel ataque había hecho algo que él no pudo detener ni con sus Meteoros de Pegaso.

Pegasus and the MoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora