Cruces y casualidades

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Seiya estaba corriendo por un sendero oscuro que reconocía a la perfección, él mismo tuvo que cruzar aquellos parajes para llegar a donde Hades tenía capturada a Atenea: "El Inframundo", no le complacía volver a ver aquellas siluetas de las personas que estaban muertas e iban camino a su próxima vida.

Seiya corría y corría a través de éste, buscando a alguien ahí, en el oscuro y frío Inframundo.

—¡Serenity!—Gritaba desesperado, mientras buscaba entre todas las personas que caminaban en el Inframundo, tratando de hayar un mínimo indicio de aquella persona a quien él tanto amaba...

Apenas escuchó el rumor entre los muertos de que el Milenio de Plata había sido destruido, él supo que debía buscarla entre los muertos...

Y entonces la vio a lo lejos, una hermosa chica de larga cabellera rubia peinada en dos coletas con dos odangos, con un vestido blanco enorme y una marca de luna creciente en la frente.

Seiya corrió hacia aquella chica y la sacó de entre la multitud, sacudiéndola por los hombros para tratar de hacer que reaccionara —Serenity, Serenity, soy yo, soy Tenma, tú caballero...—Dijo él desesperado.

La chica ni se inmutaba, y Seiya sentía cómo las lágrimas empañaban sus ojos y empezaban a correr por sus mejillas.

—... Recuérdame, por favor...—Dijo él con dolor a través del nudo en su garganta, y cayó de rodillas ante ella, aferrándose a la blanca y pulcra falda de la chica con la mirada perdida.

Seiya despertó con la cara empapada en lágrimas, estaba seguro de que esta vez había recordado definitivamente el rostro de Serenity, aunque sólo había visto ese rostro unos instantes, así que rápidamente tomó su pincel, un godete y pinturas, se sentó frente al lienzo incompleto y empezó a trazar los ojos azules y labios rosados, aquel vestido que usaba siempre, sus aretes, sus mejillas levemente sonrojadas, una sonrisa...

Seiya miró a su retrato nuevamente, no sabía por qué de repente se había vuelto tan bueno pintando, pero gracias a eso, pudo admirar perfectamente la cara de aquella chica que estaba siempre en sus sueños... más que sueños, los recuerdos de Tenma, el primer Santo de Pegaso.

 más que sueños, los recuerdos de Tenma, el primer Santo de Pegaso

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(Créditos al autor, la encontré en Pinterest)

Al día siguiente, los caballeros vieron a tres amigas platicando alegremente a la hora del receso, y Hyoga no pudo evitar darse cuenta de algo —Oigan, ésas chicas... se parecen mucho a las de la otra vez, las ¿Cómo se llamaban? ¿Sailor Scouts?—.

Los chicos las miraron detenidamente y realmente habían similitudes físicas, pero no era posible que fueran ellas, sus Cosmos no se parecían en nada, eran muy débiles, de personas comunes.

Aunque una chica iba retrasada y tropezó con el caballero de Andrómeda haciéndolos caer estrepitosamente.

—Ay... ¡Oh, no! ¡Mi almuerzo! Tendré que pedirle uno a Makoto otra vez—Dijo aquella chica rubia con un moño rojo con tristeza, a quien Shun ayudó a levantarse.

Pegasus and the MoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora