Un visitante inesperado

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Al salir de la escuela, Makoto se dirigió a su casa, porque debía preparar la comida para que ella y Shiryu comieran mientras hacían los deberes.

Sin embargo, al salir de la tienda con los suplementos en la bolsa, Makoto chocó con alguien...

Se trataba de un hombre casi tan alto como ella, de cabello naranja, de piel tono trigueño, ojos azules y que vestía una sencilla playera negra y pantalones morados con tenis de color negro.

El chico llevaba en su mano una sudadera morada, y miró a Makoto con sorpresa al ver que había chocado con ella por estar dentro de sus pensamientos.

—Lo lamento mucho, señorita ¿Está usted bien?—Le preguntó el joven y Makoto asintió —Sí, lamento mucho haber chocado contra usted, no me fijé—Dijo Makoto.

El sujeto sonrió y se metió en la tienda, aún mirando a Makoto mientras ella se iba —Su Cosmos... es verdaderamente tremendo—Dijo el sujeto, antes de perderse entre la gente de la tienda.

Makoto llegó a su apartamento y empezó a preparar la comida, picó los vegetales, la carne y sazonando todo junto después, en una sartén, luego coció el arroz y preparó la mesa, algo que le era extraño, pues no había tenido a nadie en su casa desde hacía mucho tiempo.

Shiryu llegó después de su clase de Kung Fu en la escuela, su cabello seguía húmedo por el baño que se dio antes de volver al departamento de Makoto.

—Oh, hola Shiryu—Lo saludó Makoto, pero notó algo en la mirada de Shiryu.

Algo debió haber pasado, porque parecía molesto por algo.

—¿Está todo bien?—Le preguntó Makoto y Shiryu simplemente suspiró.

Se sentó en la mesa y Makoto lo siguió, poniendo los platos de arroz frente a ambos, aún viendo que Shiryu, a pesar de tener el rostro calmado, parecía estar ardiendo de ira por dentro.

—¿Pasó algo... hoy?—Preguntó Makoto nerviosa, recibiendo por respuesta un suspiro de Shiryu, que empezó a comer sin decir una palabra, Makoto imitó su acción, a pesar de que quería saber por qué estaba tan molesto.

Después de terminar de comer, Makoto se disponía a lavar los platos, pero Shiryu se le adelantó, por lo que ella simplemente volvió a su habitación a hacer sus deberes para poder salir a caminar un rato después a hacer la cena.

Al día siguiente, aunque parecía que Shiryu estaba de mejor humor, igualmente no habló con nadie en todo el día.

Durante la tarde, al salir Makoto de su clase de Judo, se encontró de nuevo con el chico del día anterior, quien estaba hablando con Shiryu, que parecía molesto con el chico por alguna razón.

Makoto empezó a acercarse a ambos pero escuchó a Shiryu gritarle al sujeto de la tienda.

—¡Abandonaste el entrenamiento, Genbu! ¡No te atrevas a aparecerte de nuevo por aquí!—Fue lo que gritó Shiryu.

Makoto se acercó deprisa y puso una mano sobre el hombro de Shiryu —Shiryu, tranquilízate, no deberías tener estas discusiones a plena calle—Le dijo y el sujeto de la tienda la vio sorprendido.

—Tu eres la chica de ayer—Dijo al ver a Makoto, por lo que Shiryu la miró molesto.

—¿Lo conoces?—Le preguntó molesto y ella negó con la cabeza —Me topé con él ayer, pero no sabía que se conocían—Dijo Makoto.

Shiryu, sintiéndose molesto, se alejó furioso del lugar sin decir nada más, algo que hizo sentir triste a Makoto.

Genbu miró a la chica, que veía dolida cómo Shiryu se iba lejos, y vio la reacción de Shiryu cuando supo que se conocían, no fue difícil unir las piezas y saber lo que Shiryu sentía por la joven.

Genbu se ofreció a acompañar a Makoto a su casa, pues no le parecía correcto que una mujer tan "joven y hermosa" se fuera sola a casa, había demasiadas personas maliciosas que podrían intentar hacerle daño, según opinó el chico.

Ambos se dirigieron a casa de Makoto, mientras Genbu trataba de hacerle conversación a la chica castaña, hasta que notó que tocaba su arete cada vez que estaba nerviosa.

—Ese arete debe ser muy especial—Dijo Genbu, tomando a Makoto por sorpresa.

Makoto asintió después de un tiempo y sonrió —Esta gema roja... le pertenecía a alguien muy especial para mí—Dijo ella, recordando a Nephrite un momento, un momento feliz para ella.

Genbu sonrió al ver la sonrisa de aquella hermosa joven, le pareció que era una joven y hermosa flor que aún no encontraba su lugar en este basto mundo, una rosa que parecía tener sus espinas bien ocultas.

Cuando llegaron al departamento, Genbu le pidió a Makoto que fueran al día siguiente por un café después de que ella terminara la escuela, algo que Makoto aceptó con cierta timidez, pues el chico era bastante adecuado para sus gustos, además de amable.

Shiryu no llegó al departamento ese día, sino hasta la noche, cuando Makoto se estaba preparando para dormir y escuchó la puerta abrirse y cerrarse.

Sabía que Shiryu seguía molesto, por lo que no salió y no lo esperó para irse a la escuela al día siguiente, pues finalmente, era un gran amigo suyo, y un crush platónico que ella sabía que nunca podría volverse otra cosa, y no quería discutir con él.

Esa fue su rutina durante dos semanas, y mientras iba conociendo a Genbu, se dio cuenta de que era un chico bastante agradable, aún a pesar de que no sabía de dónde conocía a Shiryu ni por qué Shiryu estaba molesto con él.

Genbu la hacía sonreír con algunas bromas y comentarios, era divertido pasar tiempo con él, pero a pesar de esto, Makoto seguía extrañando mucho su tiempo con Shiryu, y no pudo evitar comparar su personalidad con la de Genbu.

Ambos eran como el agua y el aceite.

Shiryu era muy sereno, a diferencia de Genbu, que era como un torbellino imparable, lleno de energía y curioso por las muchas cosas que había en Tokio.

Mientras pensaba más y más en eso, se iba hundiendo más en sus pensamientos, pero Genbu logró sacarla de sus pensamientos al preguntarle —¿Te gusta Shiryu?—.

Makoto miró a Genbu sonrojada hasta las orejas, ambos estaban en el parque Juuban, compartiendo un helado y hablando de cualquier cosa hasta que Genbu le hizo esa pregunta incómoda.

—¿Q-qué-? ¡No!—Dijo ella y Genbu la miró sorprendido —¿De verdad? ¿Ni siquiera un poco?—Preguntó Genbu a lo que Makoto se sonrojó aún más y desvió la cara —Sólo... un poco—Dijo ella, roja hasta las orejas.

Genbu sonrió, sabía bien que la tristeza de la joven no era algo normal porque un amigo te deja de hablar porque conoces a alguien que no le agrada ni un poco.

Para Genbu, Makoto era una joven hermosa que no sabía elegir bien a los hombres, pero no pensaba apresurar mucho las cosas, después de todo, ella apenas iba a graduarse de la preparatoria y estaba muy concentrada en estudiar para su exámen final.

Pegasus and the MoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora