Viejas heridas

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Durante las semanas siguientes, las Sailor Scouts se encontraron con los caballeros de Atenea cada vez que aparecían enemigos con el objetivo de obtener el Cristal de Plata.

A Mamoru no le terminaba de convencer la actitud de Atenea, sin importar lo que la diosa dijiera, hasta que él no viera con sus propios ojos el alma desgarrada de Hades, no creería nunca que realmente había sido asesinado.

Las batallas se volvieron, una vez más, algo de todos los días para las Sailor Guardians y los Caballeros, pero gracias a eso llegaron a ser grandes compañeros en el campo de batalla.

Aprendieron a tenerse mutua confianza, pero no querían exponerse por completo, así que las identidades mundanas permanecieron ocultas por el bien de ambas partes.

Mientras que, como civiles, las Sailor Scouts y las Starlights empezaron a ser cercanas de los "Kido", como habían apodado a los jóvenes hermanos Kido en la escuela.

En realidad se habían vuelto tan buenos amigos que, a veces, incluso compartían vivencias y dolencias entre ellos, pero claro, había secretos que no salían a la luz por nada del mundo.

Secretos que debían permaneces dentro de sus corazones, enterrados en lo más profundo, hasta que volvieran a surgir para recordarles que el pasado siempre vuelve...

A sólo cuatro semanas de que Ikki hubiera llegado a la escuela y tras haber hablado con Rei y descubrir que podía confiar en ella, un día cualquiera, durante el receso, Ikki se sentó frente a ella, pensando en la mirada que solía poner cuando miraba al cielo... como si añorara algo que se encontraba ahí.

—Oye, bruja Hino—La llamó.

El apodo lo conoció por los rumores sobre Rei, aquellos rumores que nunca desaparecieron desde que iba a la secundaria, aquellos en los que la marcaban de bruja por encontrar objetos perdidos, por predecir el futuro con exactitud, por saber sobre maldiciones y espíritus malignos... pero era un apodo que, para ella, no era algo molesto ya, y cuando Ikki lo decía, más bien resultaba gracioso.

Rei sólo pudo sonreír de lado y mirar de reojo a Ikki mientras veía al cielo una vez más, el cielo que era del mismo color que sus ojos...

—Has estado enamorada una vez antes ¿Cierto?—.

La pregunta tomó a Rei por sorpresa, tanto que dirigió sus ojos directamente a los del chico frente a ella, y miró a Ikki con los ojos abiertos de par en par.

Ikki reconocería esa mirada donde fuera, él mismo la tenía de vez en cuando al recordar a Esmeralda...

La mirada que mostraba por un amor perdido...

Rei posó su mirada en el cielo y puso esa mirada nostálgica de nuevo.

Rei no respondió, estuvo pensando en la pregunta de Ikki

¿Era tan obvio?

Después de la muerte de Jedite le había sido imposible tener una cita, siempre pensaba en que quería que quien estuviera ahí fuera aquel rubio de ojos azules, y mirando al cielo, sentía que al menos estaba viendo a su amado a los ojos.

Suspiró y no respondió nada en absoluto, se limitó a sencillamente comer su bento en silencio, meditando en sus pensamientos y deseos un momento...

El resto del día estuvo en silencio, cumpliendo con su deber, y un par de días después, finalmente pudo conseguir una respuesta apropiada a la pregunta de Ikki.

Rei estaba almorzando, una vez más, cuando Ikki se sentó frente a ella con su almuerzo a medio terminar.

—¿En qué tanto piensas, bruja Hino?—Le preguntó Ikki y Rei lo miró brevemente y le dijo —El otro día tú me preguntaste si alguna vez me había enamorado, la respuesta, Ikki, es sí, lo estuve una vez, hace mucho tiempo...—.

Ikki la miró intrigado, pues su tono de voz y su actitud realmente lo hacían parecer como que había sido mucho tiempo, pero tal vez, sólo era imaginación suya.

Entonces le preguntó —Y... ¿Quién es el afortunado?—.

Rei entonces cambió su mirada a una triste, una de la que Ikki sabía su significado —Su nombre era Jedite y... murió hace un par de años—Dijo Rei.

—Yo... Lo siento, no debí preguntar—Trató de decir Ikki, pues era una herida claramente reciente, y no quería echarle más sal.

Rei negó con la cabeza —No, está bien, en algún momento debo superarlo... No puedo aferrarme al pasado para siempre—.

Ikki no le preguntó más a Rei, entendía su dolor, él mismo aún no superaba del todo la muerte de Esmeralda.

Después siguieron con su almuerzo en silencio...

Con las Outers ocurrió una situación un tanto inesperada, por no decir, completamente inesperada e increíble.

—Mamá Setsuna ¿Podemos ir a visitar a mi papá?—Le preguntó Hotaru a Setsuna, que la miró con una sonrisa en el rostro.

—Claro Hotaru, pero espera un poco a que termine de cerrar el laboratorio ¿Sí?—Le respondió Setsuna con una sonrisa —¡Vale!—Exclamó Hotaru sonriente.

La pequeña Hotaru luego asintió y, después de que Setsuna cerrara el laboratorio, se escuchó una voz a lo lejos —¡Profesora Setsuna!—.

Un chico se acercaba a ellas corriendo, y al acercarse lo suficiente, hizo una reverencia y dijo—Me alegro de verla, soy Kanon Kido—.

Setsuna miró al joven de cabellera azul y asintió —Claro, eres uno de los chicos de intercambio desde Grecia ¿Cierto?—Preguntó ella y Kanon asintió.

Fue entonces que el caballero de géminis notó la presencia de Hotaru, quien lo miraba con una mirada llena de inocencia.

—Profesora... ¿Es esa su hija?—Dijo Kanon y Setsuna asintió —Sí, ella es mi hija Hotaru, Hotaru, saluda—Le indicó Setsuna a la niña.

Hotaru salió de detrás de Setsuna y dijo —Mucho gusto, me llamo Hotaru—.

El caballero le sonrió y le dijo —Mucho gusto, Hotaru, yo soy Kanon—Detrás de Kanon se escuchó otra voz —Kanon, debemos irnos—.

Setsuna y Hotaru miraron en dirección a aquella voz y vieron a otro hombre idéntico a Kanon.

—Gemelos—Dijo Setsuna sin darse cuenta del todo.

—Sí, él es mi hermano, Saga—Lo presentó Kanon y Saga hizo una reverencia y se presentó ante ellas —Soy Saga Kido—.

Setsuna hizo una leve reverencia y luego llegaron Haruka y Michiru —Setsuna, es hora de irnos—Le dijo Haruka y Sestuna asintió —Claro—Tomó la mano de Hotaru y dio media vuelta para ir con sus amigas. 

Los gemelos miraron a las mujeres irse con una mirada indescifrable.

—¿Lo sentiste, hermano?—Le preguntó Kanon a Saga, quien asintió ante la pregunta de su gemelo —Sí... esa niña tiene un Cosmos tremendo—Dijo Saga con un tono muy serio, y Kanon asintió ante su afirmación —Y no creo que sea una niña—Comentó Kanon.

Saga miró a su hermano intigado por su deducción —¿Qué quieres decir, Kanon?—.

Kanon no dejó de ver a Hotaru caminar, analizando hasta la última fibra de cabello de la pequeña niña —Cuando sentí su Cosmos lo supe... esa niña debe tener quince años por lo menos, pero ¿Por qué luce como una niña?—Dijo Kanon pensativo.

Pegasus and the MoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora