Extra 3, final

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New Gen.

Chapter 3: ¡Nuevos aliados contra Marte! ¡La nueva generación de Guardianes de la Tierra!

Nos transportamos al Santuario, cuando la Pequeña Dama tenía apenas siete años, y estaba molestando, es decir, jugando con Kiki en el templo de Cáncer.

Sin embargo, después de perder una apuesta con sus compañeros, Camus, Shura y Saga tuvieron que cumplir con la apuesta...

Seiya se había ido con Atenea para hablar de alguna cosa, mientras que Marín estaba con las nuevas aspirantes a Caballero femenino, atormentándolas junto a Shaina por su inutilidad al atacar y defenderse.

Los tres se acercaron sigilosamente a la joven princesa, que se reía a carcajadas de su pobre amigo desmayado después de una pelea que hicieron para probar sus habilidades entrenadas con los caballeros dorados...

"Pobre Kiki" era todo lo que podrían pensar de la escena.

Los caballeros tomaron desprevenida a la princesa y la asustaron por la espalda, y en respuesta a esto...

Lo último que recordaban era haber sentido un gran golpe y después de eso, nada...

Los demás caballeros tardaron cerca de catorce horas en encontrarlos a tres kilómetros del Santuario, y obviamente, se burlaron de ellos por lo que les había pasado, pero también alabaron a Chibi-Usa por sus habilidades, pues no cualquiera manda a volar a un caballero dorado, ni qué decir de tres.

La broma era algo que permanecía claro en la memoria de la joven princesa, y era algo que recordaban ahora, cuando presentaba a Kazuma a las Sailor Scouts.

Era una reunión brevem para analizar la situación contra Marte, pero aún así, ante el actuar del caballero de la Cruz del Sur, no pudieron evitar empezar a contar sobre el pasado.

Aquella anécdota era una de las favoritas de Chibi-Usa, y sabía que no podría volver a contarla con las Sailor Scouts durante mucho tiempo... así que se dejó llevar por la alegría del momento, alegría que llevaba ya años sin sentir...

Kazuma de la Cruz del Sur, el novio de Ves Ves, y al parecer el líder de los caballeros de Plata que se oponían a Marte y a sus ideales, permaneciendo leales a Atenea pese a todo lo que Marte prometía.

—Me alegro de finalmente conocer a las legendarias Sailor Scouts ¡Son verdaderamente una leyenda viviente!—Dijo Kazuma, avergonzando a las mujeres.

—Claro que no...—Dijo Minako, avergonzada y haciendo un gesto con la mano para restarle importancia al asunto.

Las charlas continuaron por un buen rato, hasta que llegó "la anécdota" a la conversación.

—¡Wow! ¿¡Mandaste a volar a tres caballeros dorados de un golpe a los siete años!?—Preguntó impresionado el caballero de plata.

Chibi-Usa se sonrojó como un tomate y agachó la cabeza —No... eso es...—Trató de decir, pero era incapaz de articular palabra para defenderse... porque no se puede defender lo indefendible.

Los recuerdos de aquellos años volvieron a su mente, Marín le había dicho que estaba orgullosa de su logro, y que si era capaz de hacer eso de joven, en un futuro lejano sería capaz incluso de salvar al mundo, de hecho, Marín la dejaba ocupar su máscara de vez en cuando, le decía que algún día ella usaría una propia, aunque no fuera como la suya... por desgracia su maestra nunca llegó a ver su máscara.

Era claro que se refería al momento en el que ella protegería al mundo como la nueva líder de las Sailor Scouts, pero ahora ya no había nadie de quienes quería escuchar esas palabras...

No tenía a su padre...

No tenía a su madre...

No tenía a su hermana...

Y no tenía a Marín...

Pensó entonces en lo único que la impulsaba a sonreír: las fotografías que Saori le enviaba de vez en cuando, mostrando el crecimiento de su pequeño hermano, Koga...

Su hermano estaba ahora de la altura de Kiki cuando lo conoció en el pasado, y corría con gran facilidad, parecía una bala en palabras de Saori... y la sonrisa que mostraba en las fotografías era lo que la hacía querer seguir con su búsqueda.

Quería que su hermano tuviera un hogar completo, que su hermana tuviera el hogar que merecían tener, porque ambos eran amados en casa por todos, y ella los estaba esperando con una sonrisa y con los brazos abiertos...

Soltó un suspiro y miró a las mujeres frente a ella hablar con Kazuma...

Sin duda serían buenos amigos, tanto así que ellas conectaron sus pulseras comunicadoras al comunicador de Kazuma, y se prometieron mantenerse en contacto tanto como fuera posible.

Durante uno de esos meses en los que Ves Ves y Kazuma desaparecieron para tener su tiempo de pareja a solas, Chibi-Usa recibió un mensaje de parte de Pavlin de Pavo Real, diciendo que había descubierto un secreto en Palaestra y era urgente que se reunieran.

Usa salió corriendo, usó la teletransportación recién aprendida y llegó a los terrenos de Palaestra más rápido que cualquiera cerca... la reunión con Pavlin sería dentro de muy poco.

O eso pensaba.

Pasaron los minutos, las horas y la caballero de Pavo Real no aparecía por ningún lado, y eso disparó todas las alarmas de la joven princesa, por lo que corrió y empezó a buscar a la caballero con ayuda de su comunicador.

Agradecía que los comunicadores pudieran rastrearse entre sí por cualquier cosa, y en cuanto llegó a donde se ubicaba la caballero femenino de Pavo Real, se encontró una escena terrible y desalentadora: la caballero estaba tirada en un charco de su propia sangre, había claros rastros de que se había librado una batalla ahí, pues la máscara de Pavlin estaba partida por la mitad y tirada a un lado de su cuerpo herido.

Usa se acercó a ella, pero ya estaba fría...

Pavlin había muerto a causa de una herida mortal en el pecho, un enorme agujero en el pecho, justo donde estaba su corazón...

La Pequeña Dama reportó eso a través del comunicador, y se encargó de sepultar a Pavlin cerca del Santuario, marcando "Pavo Real" en su tumba, dejando una corona de flores y su máscara, como un recuerdo de que Marte era capaz de esto y más.

Ella ya no era más una niña indefensa, y haría pagar a Marte con creces todo lo que había hecho en contra de sus aliados y sus seres queridos.

Agradeció cuando supo que Kazuma se había escondido, pero le preocupó que dejara de escribir y de comunicarse...

Ahora, trece años después de la desaparición de su hermana, ella contaba con veintiún años, y desde hace dos años, hizo que algunos de los caballeros dorados de la generación anterior huyeran de Tokio de Cristal para evitar cualquier catástrofe en sus vidas.

Los esposos de las Sailors eran inseparables de ellas, por lo que no se sorprendió cuando simplemente le escribieron que se quedarían con ellas hasta el final.

Los Three Lights habían dejado los reflectores hacía cinco años, y vagaban por el mundo haciendo quién sabe qué...

Ahora era su turno de defender al mundo al pronunciar —¡Por el poder del Cristal Rosa Lunar! ¡Transformación!—.

Pegasus and the MoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora