Capítulo 28

933 62 2
                                    

Nate abrió la puerta del piso, pero no me dejó pasar.

—Quédate aquí un momento—Me pidió y asentí.

Unos segundos más tarde, Nate abrió la puerta con una cinta roja en las manos y seguidamente me la tendió.

—¿Para qué es eso?—Le pregunté y él sonrió.

—Póntela, es una sorpresa—Dijo y colocó con cuidado la cinta en mis ojos. Me di la vuelta para que pudiera atar el lazo en mi nuca y seguidamente él se colocó detrás mío para dirigirme.

Puso sus manos en mi cintura y me empujó levemente a lo que supongo que era el interior del piso.

—Cuidado con los escalones—Me dijo—Sube, sube—Me indicó un par de veces hasta que habíamos llegado al final de la escalera.

Si bien no esperaba que Nate hubiera cambiado de casa, tampoco me esperaba  que su nuevo piso fuera un dúplex y mucho menos me esperaba que me lo fuera a enseñar de este modo.

—¿Puedes quitarme esto ya?—Le pregunté

—Espera un segundo, no seas ansiosa—Me pidió y escuché un ruido a lo lejos.

—¿Nate?—Pregunté y fui a desatarme la venda pero me cogió la mano.

—Ya casi, solo da 5 pasos hacía delante.

Caminé los 5 pasos y noté como el viento acariciaba mi piel ligeramente, mientras que Nate mantenía sus manos en mi cintura. Noté como su barbilla se apoyaba en uno de mis hombros.

—Ya puedes—Dijo y seguidamente desató la venda de mis ojos y se la guardó en el bolsillo.

Al abrir los ojos, se impuso ante mi toda la ciudad perfectamente iluminada en la oscuridad de la noche. La vista era simplemente preciosa. Se podía ver decenas de edificios delante de nuestros ojos a la vez que podías ver un poco más alejado las montañas casi vacías, pero iluminadas por las pocas casas que habían en las afueras de la ciudad. Desde aquí arriba todo parecía tan pequeño y frágil.

—Es precioso—Susurré y sentí como Nate besó mi cabeza mientras que con sus brazos me envolvía por la espalda.

—Me alegra que te guste—Dijo Nate y volvió a besar mi cabeza mientras ambos mirábamos a la ciudad en silencio.

Parecerá una tontería, pero en ese momento sentí tanta paz. Ver como nuestros cuerpos se destensaban mientras admirábamos el caos de la ciudad. Ver tanto caos y nosotros estar envueltos en una burbuja de paz, es algo que no sabría como describir, ¿plancentero?¿agradable?, no lo sé. Pero me quedaría allí una eternidad.

El timbre sonó y Nate me soltó.

—He pedido comida—Dijo y entró al apartamento. Yo entré detrás de él y descubrí a donde daba el balcón.

Su habitación. Era un piso únicamente para su habitación en colores grises y al fondo una puerta que intuía que sería un aseo. Bajé por las escaleras y aparecí en un amplio salón que comunicaba directamente con la cocina y el comedor. El piso estaba completamente abierto. Al fondo había otra puerta gris cerrada. 

El apartamento estaba decorado con tonos oscuros y un estilo escandinavo, no podía imaginarme la casa de Nate de otra forma. La decoración parecía fría, como si fuera un apartamento vacacional. No habían fotos ni algo característico de él. 

—Gracias—Dijo Nate y seguidamente cerró la puerta entrando con una bolsa de papel de con el logo de un restaurante italiano. Me miró con una sonrisa.

—¿Cómo sabías que ese era mi restaurante favorito?—Le pregunté al ver que sacaba de la bolsa unos tallarines a la carbonara, mi plato favorito—¿Qué?

Si todo lo que soñáramos fuera realidad (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora