Tras lavarme la cara conseguí quitarme un poco la sensación de ahogo que sentía en mi interior. Flexioné mis piernas dejándome caer al suelo de delante de los lavabos y pensé en el examen que tenía a cuarta hora y eso solo incrementó la ansiedad en mi.
—Pensé que no había nadie—Dijo una chica repleta de piercings y tatuajes—¿Estas bien?
—Si, solo estoy cansada—Susurré.
—Se nota—Dijo mientras se lavaba las manos—¿Eres la hija del jugador de futbol no?¿Abby?
—Esa soy yo—Dije sin mucho ánimo.
—Piensa que puede ser peor—Dijo dándome unas palmadas en el hombro, seguidamente salió del baño.
Me levanté y alisé mi falda a rayas mientras caminaba hacía la clase.
...
—Te dije que te recogería a las 8 y son las y media se puede saber que hací...—Travis se quedó a mitad de frase cuando entré en el coche—Bua, estás increíble—Dijo mirándome de arriba abajo.
—Gracias, tu también—Le dije y él sonrió.
Empezó a conducir hacía su casa, la cual quedaba prácticamente en una montaña escondida por algún lugar de Miami, tan alejado de todo que si no ibas en coche era imposible llegar.
Al entrar en el recinto, estaba repleto de coches y la casa estaba completamente iluminada con luces de colores.
—Tu hermano se lo monta bien—Le dije
—Más que bien diría yo—Dijo él mientras cogía mi maleta del maletero.—La llevaré a arriba, vete cogiendo algo de beber.
Entré por la puerta principal y el olor a humanidad y a alcohol inundó mis fosas nasales. Definitivamente era una fiesta de esas en las que nada bueno puede salir.
Fui hasta la mesa de bebidas y serví dos gin tonic para mi y para Travis. Me senté en una esquina de un sofá y esperé hasta que llegara Travis, pero dos copas después ni si quiera había aparecido.
—Eh Abby—La chica del baño de esta mañana me llamó—¿Por qué no vienes abajo?—Me preguntó.
—¿Abajo?—Pregunté
—Si, es la parte chula de la fiesta—Sonrió mientras me cogió del hombro dirigiéndome hacía esa zona de la casa.
Y la verdad que cuando entré me sorprendí. A pesar de haber venido infinitas veces a la casa de Travis nunca había entrado a ese sótano y no me sorprende en absoluto, ya que no tardé mucho en darme cuenta de que aquel era el cuarto de Nate.
—¿Por qué has traído a la novia del rarito de mi hermano, Delia?—Preguntó Nate
—No soy la novia de tu hermano—Le respondí.
—Me da igual—Respondió.
—Me cae bien anormal—Dijo la tal Delia—A parte, a ti que más te da a quien traiga.
—Vale, pero como la nena se emborrache y vomite mi cuarto lo limpias tu—Dijo a la vez que se llevaba un canuto a sus labios y se giraba de nuevo a la mesa de billar que tenía delante.
—No le hagas caso—Dijo Delia—Es gilipollas—Ella sonrió mostrando las bolas de su piercing que cubrían sus paletas—Vamos a sentarnos en alguno de los sofás.
Nos dirigimos a un sofá en el que estaban jugando a algún videojuego, mientras que una nube gris los envolvía por completo.
—Podríais dejar las pistolitas y jugar a algo—Dijo Delia
ESTÁS LEYENDO
Si todo lo que soñáramos fuera realidad (Completa)
Romance-Por favor-Susurré y él me miró mordiéndose el labio. -A la mierda-Tiró el vestido y me agarró por las caderas, levantándome fácilmente en el aire. Sus ojos recorrieron los míos segundos antes de que me apoyara contra la pared y con uno de sus dedos...