*Narra Nate*
Después de varias horas rodeado de chicas que tiraban purpurina y pedían botellas de las más caras del local, por fin llegó la hora de cierre. Ni si quiera me molesté en ayudar a limpiar, simplemente me monté en el coche y miré mi bolsillo, contando la cantidad que había ganado en propinas hoy. Una suma lo suficientemente grande como para subsistir dos meses.
Recorrí las calles con bastante prisa, no veía la hora de llegar a casa y darme una ducha. Desde que trabajaba todos los días, sentía que mi vida no tenía fin. Al menos cuando iba los fines de semana, pasaba bastante tiempo en el instituto y con la mente ocupada en otras cosas. Pero últimamente mi vida se basaba en esa discoteca.
Traté de olvidarme de todos esos pensamientos, mientras las gotas de agua me recorrían la espalda y el vapor me envolvía. Al salir de la ducha directamente miré el móvil y aunque ya era de madrugada abrí el chat de Abby y miré la foto que horas antes me había enviado.
—Joder—Susurré mientras veía la piel morena de Abby bajo el encaje azul claro.—¿Y ahora qué hago?—Pensé en alto, mientras algo en mí se endurecía.
Resolví mi problema, no sin antes enviarle algunas fotos que sabía que me agradecería en un futuro no muy lejano.
...
—Joderr...—Gemí al escuchar vibrar el teléfono, eran las ocho de la mañana y apenas hacía una hora que me había dejado dormir. Miré la pantalla del teléfono y vi el nombre de Abby, me calmé un poco.
—Hola—Me saludó al otro lado de la línea.
—Buenos días princesa—Si el Nate del pasado me escuchara me cortaría la polla.
—¿Hoy tampoco vienes a clase?—Me preguntó Abby.
—Trabajé hasta tarde anoche, mañana iré—Mentí. Sí era verdad que había trabajado anoche, pero mañana no iba a ir, ni pasado, ni en una semana.
Abby todavía no sabía nada de que mi padre me había dado de baja y tampoco pensaba decírselo por lo pronto. Me avergonzaba no poder permitirme ni si quiera mi propia educación. Podría estudiar en un instituto público, pero no me cogerían a estas alturas del curso.
—Tienes que venir, dentro de poco son los exámenes finales. No entrarás en la universidad—Me dijo y tenía razón. No entraría a la universidad.
—Hablamos luego ¿sí?—Le dije y ella me contestó que vale—Te quiero—Le susurré
—Y yo—Contestó. De fondo se escuchó un timbre—Me tengo que ir, luego nos vemos.
El ascensor subió los pisos, mientras que Abby a mi lado iba narrándome su día. Le callé la boca con un beso.
—Suficiente Travis por hoy—Le dije con una sonrisa y ella me miró.
—Es insufrible—Dijo y se cruzó de brazos.
—¿De verdad me lo dices?—Le pregunté riendo.
Entramos en casa y ella fue a dejar sus cosas en mi habitación. Abby se quedaría esta noche en casa, a pesar de que trabajaba y volvería algo tarde, ella se había empeñado en que hoy nos viéramos y acepté, porque no había nada que me apeteciese más que llegar a casa y abrazarme a ella mientras dormíamos.
Un rato después salí de casa para ir al trabajo, Abby me prometió que se dejaría dormir en cuanto yo me fuera y que no me esperaría despierta, pero conociéndola lo haría.
Las horas transcurrieron con normalidad mientras servía copas en el reservado de la discoteca, todo bien hasta que me pidieron llevar una botella a la seis.
Caminé hasta la cortina y dejé la botella sobre la mesa, seguidamente recogí los vasos vacíos y los dejé en el lavavajillas, mientras atendía a la gente de la barra.
Apenas eran las 12 de la noche, cuando mi jefe me llamó a su oficina. Normalmente no me llamaba a no ser que me fuera a pagar y siendo hoy mitad de mes, dudaba que fuera por ese motivo.
Cogí aire antes de entrar y una vez allí él me esperaba de espaldas a la puerta rascándose la cabeza.
—¿Qué cojones has hecho Nate?—Me espetó al entrar.
—¿Perdón?—Le pregunté sin saber que decir—No he hecho nada.
—Te di una oportunidad y así me lo pagas.
—Le repito que yo no he hecho nada.
Repasé mentalmente todo lo que había ocurrido en la noche. Llegué, recogí la barra, preparé los reservados y a la hora de apertura empecé a repartir copas. Ni un incidente en toda la noche.
—Me explicas porque entonces los del reservado seis se han quejado de que les has roto una botella de quinientos dólares y te has negado a reponérsela—Me dijo sentándose en su silla con los brazos cruzados.
—Eso no ha ocurrido así—Le dije—He llevado la botella, he recogido los vasos y me he ido.
—Eso no es lo que cuentan ellos—Respondió él—Siéntate
—Mira las cámaras y sabrás que es verdad—Le dije mientras me sentaba.
—No hay cámaras en los reservados—Me contestó—Lo siento pero esto no va a ninguna parte, es la segunda botella cara que rompes esta semana. Me ha costado más la reposición de las botellas que tu sueldo. Estás despedido.
—¿De verdad?—Le pregunté riéndome.
—Sí, sal por favor.
—Que te den—Le espeté y salí por la puerta.
Los putos niñatos de la seis me la habían jugado. Se habían inventado que había roto la botella para que se las repusieran gratis.
Me aproximé a la cortina y escuché risas en su interior. Algo dentro de mi me decía que lo dejara pasar, pero la cólera me consumía por dentro.
—Tú soplapollas—Le espeté al que había pagado la botella.
—No hemos pedido nada—Respondió y todos a su alrededor se callaron. Mi respuesta fue darle un puñetazo en la cara. Los chorros de sangre empezaron a descender por su nariz y lo miré satisfecho
—¡Seguridad!—Exclamó uno de sus amigos.
...
Ig:_lina.sunn_
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Si todo lo que soñáramos fuera realidad (Completa)
Romance-Por favor-Susurré y él me miró mordiéndose el labio. -A la mierda-Tiró el vestido y me agarró por las caderas, levantándome fácilmente en el aire. Sus ojos recorrieron los míos segundos antes de que me apoyara contra la pared y con uno de sus dedos...