Capítulo 31

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*Narra Nate*

—Se acabó—Exclamó el director separándonos a ambos.

Travis miró al hombre que se interpuso entre nosotros con desdén y este lo miró con furia. A Travis le encantaba desafiar a la autoridad, nunca se cansaba.

—Me complace informarte Jones, que tu padre está en mi despacho—Anunció—Así que a mi despacho—Travis empezó a caminar hacía el pasillo, cuando el director se giró hacía mi—Tú también

Lo seguí y en la cara de mi hermano se dibujó una sonrisa triunfal. Se había salido con la suya y él lo sabía. 

El director cerró la puerta detrás de nosotros y un hombre trajeado esperaba sentado en la silla con una taza de café en la mano.

—Sr Jones, aquí están—Anunció el director y se sentó en su silla, luego nos ofreció asiento.

—Resulta gracioso el hecho de que la estéis liando mientras venía al instituto a dar de baja a Nate—Dijo mi padre y tragué ruidosamente.

—Ha empezado él—Dijo Travis enfurruñándose en la silla.

—Cállate—Le espetó el hombre trajeado a mi lado.—Dígame que castigo va a tener director.

El director posó su mirada sobre Travis y seguidamente viajó hacía mi, volviendo a mirar a mi padre.

—En cuanto a Travis estará expulsado tres semanas—Dijo y una sonrisa se dibujó en el rostro de mi padre.

—Creo que el instituto está interesado en perder a un inversor...

—Lo que queda de esta semana quería decir—Dijo el director

—Ahora nos vamos entendiendo—Dijo Jones con una sonrisa.

—Y en cuanto a ti Nate, no tengo nada que decir—Admitió el director—Tu padre te ha dado de baja así que ya no podrás asistir.

—¿Disculpa?—Le pregunté a mi padre.

—Ya eres mayor de edad y por lo que veo independiente. No te voy a seguir manteniendo.

...

La música explotaba en mis oídos, la gente me pedía bebidas y se apelotonaban en la barra.

—Camarero—Me gritó un grupo de chicas—Camarero Camarero—Gritaron.

—Yo me encargo—Le dije a Edward mientras seguía sirviendo al resto de clientes.

Me acerqué hacía el grupo de chicas al otro lado de la barra. No tendrían ni si quiera los 21 años cumplidos.

—¿En qué puedo ayudaros chicas?—Les pregunté y una de ellas me respondió ansiosa.

—¡Ronda de chupitos!—Exclamó levantando una botella de ginebra con la mano derecha. La botella era del reservado, seguramente habrían bajado a la pista.

—En un momento—Les dije y les guiñé un ojo.

Les acerqué el datáfono y una de ellas pasó la tarjeta para cobrarle. Cogí ocho vasos de chupitos y serví un licor de cereza rojo en cada uno de los vasos.

—Ehh chicas—Dijo una levantando el vaso y volvió a apoyar el vaso—El que no apoya no folla—Dijo y seguidamente se bebió el licor guiñándome un ojo.

Seguí a lo mío, en definitiva poniendo copas. Unos cuarenta y cinco minutos después me llamó el jefe.

—Ey Nate, saca esa bolsa al callejón y luego sube a la barra del reservado. Tiffany se ha tenido que ir.

Si todo lo que soñáramos fuera realidad (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora