Epílogo

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*Narra Abby*

Habían sido meses duros, no sólo había perdido a Nate, me había perdido a mi misma. El tiempo parecía no fluir, no sabía en donde estaba, ni cuanto tiempo había pasado. Sólo recordaba la última vez que lo había visto, cuando quise matarlo por haber leído todos mis secretos y ahora...

Travis rodeaba mi cuerpo apoyando su cabeza sobre mi hombro, mientras las lágrimas de cocodrilo recorrían sus mejillas. Yo no sabía cómo actuar, ni si quiera sabía cómo debería de sentirme, sólo estaba aquí. 

De lo poco que me enteré después de esa maldita noche, fue que Nate volvió al internado. Quizás pasó algo con su padre, con Tyler o quien sabe. Pero Tyler y él volvieron a desaparecer de la estampa familiar. Su padre se había encargado de ello. Y no pude saber nada más de él. Mis padres tampoco me dejaron contactar con él. 

Y ahora lo último que sabía, era que se había metido en una pelea en el internado y aquí estábamos. Frente a su cuerpo sin vida.

Mis piernas empezaron a temblar cuando destaparon el ataúd y le vi la cara, completamente destrozada a pesar del trabajo del maquillador que lo había intentado arreglar. Solo quedaba Nate completamente destrozado y mientras su familia se despedía de él y metían su cuerpo en el panteón familiar, no podía parar pensar en cómo hubiera sido todo si esa noche no me hubiera ido, si tan sólo lo hubiera escuchado. 

Si tan sólo me hubiera quedado allí, con él. Como me había pedido.

Él me había abierto su corazón, su vida y yo había jodido todo en solo un minuto. 

...

El camino a casa fue en silencio. Papá y mamá no dijeron nada, se limitaron a dejarme con mis pensamientos. No harían comentario sobre lo que había pasado, estaba segura. Porque las cosas hubieran sido muy diferentes si me hubieran dejado llamarlo o ir a verlo. 

Pero en cambio, cortaron cualquier tipo de comunicación con él y tampoco tengo muy claro que él hubiera intentado contactar conmigo. 

Lo que tenía claro es que nunca más lo volvería a ver. Y eso... no era capaz de asimilarlo. 

Al llegar a casa, me encerré en la habitación, no había comido, tampoco es que quisiera hacerlo. En este momento sólo podía hundirme en mi propia culpa, porque él ya no estaba aquí y nunca lo iba a estar. 

Unos toques en la puerta hicieron que levantara la mirada. 

—No quiero hablar—Dije sollozando. La persona detrás de la puerta hizo caso omiso y abrió. Papá apareció con algo en la mano—¿No te he dicho que no quiero hablar?—Le espeté. Le estaba hablando mal, pero necesitaba estar sola. 

—Pensé que querrías tener esto—Dijo dándome una caja y mirándome con culpabilidad—Lo siento con toda mi alma hija—Dijo abrazándose a mi. No sabía por qué de repente se sentía tan mal, sólo me abrazó y cuando se incorporó puedo jurar que vi una lágrima en su mejilla. 

Cuando salió de la habitación, abrí la caja y casi me da un vuelco al corazón al ver lo que había dentro de esta. No podía ser. 

La caja estaba repleta de cartas de Nate, sin abrir. Tragué ruidosamente cuando vi la última que había enviado, hacía tan solo una semana. Él había estado escribiéndome. 

Con los ojos empapados en lágrimas abrí el sobre y leí lo que ponía dentro:

Querida Abby:

No puedo parar de pensar en la última vez que nos vimos y tampoco puedo dejar de pensar en cómo la cagué. No sé tampoco si estas cartas te están llegando, porque tu padre ya me ha llamado amenazándome con una denuncia. Pero espero que en algún momento puedas leerla. 

No sabes lo que siento todo lo que pasó. Durante un tiempo de mi vida, quise hacer el mal a todo el mundo, quise acabar con todos lo que estaban a mi alrededor. Me sentía impotente por mi hermano y cuando me mandaron al internado, pensé que esa libreta era de él. Pero cuando empecé a leerla, descubrí que no era de él. Y aunque sé que estuvo mal, seguí leyéndola y enamorándome de la persona que contaba todas sus batallitas con bolígrafo rosa chicle. 

Cuando supe que eras tú, me acojonó enamorarme de ti y hice lo único que sabía hacer, ponerme la coraza. Pero entonces algo cambió en mi y tú rompiste esa coraza. 

Y bueno el resto de lo que pasó, creo que ya lo sabes. 

No sé cómo puedo volver a ese momento en el que cogí ese jodido cuaderno y deshacer todo lo que hice. Sin tí, no me siento yo. Ya no sé quien soy. 

Espero que algún día puedas perdonarme. Nos vemos pronto. 

Te quiere con toda su alma

NATE


Si todo lo que soñáramos fuera realidad (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora