Cuidado con la competencia

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Una hora después.

Después de hacer un montón de tonterías más con ese par de locos era hora de volver a clases, aunque tenía la duda de saber que pasó con Camus, desde que Afrodita se lo llevó no lo volvió a ver.

Milo: si mi papá se entera que lo perdí por andar haciendo estas estupideces me va a matar - dijo nervioso, mientras caminaba pasó a ver al salón de clases del mismo, pero vaya sorpresa no estaba ahí así que preocupado decidió regresar al club de teatro - ¿Camus?... ¿Camus?... - llamo mientras entraba.

Pasó casi toda la tarde en aquel lugar buscándolo, pero no lo encontró, realmente estaba preocupado así que fue a buscar a Afrodita para que le diera explicaciones de lo que estaba pasando la campana de salida sonó, por lo cuál no sabia si era buena suerte o mala, sea como sea se había perdido el resto de sus clases y si su madre se enteraba de eso le iba a ir peor que con su papá.

Milo: estoy perdido... - dijo enojado.

Salió de ahí para correr a su salón de clases, mientras veía a todos los estudiantes salir de las instalaciones, llegó a su salón tomó su mochila y salió corriendo con la esperanza de encontrarse con Afrodita.

Afuera de la escuela.

Afrodita: ¿Camus? - preguntó.

Milo: él estudiante nuevo, él francés que me acompaño a verte la primera vez y que de último hablando contigo - dijo serio.

Afrodita: oh, si, si... ya recuerdo se fue de urgencia de la escuela, dijo que su padre había tenido un accidente o algo por el estilo - dijo él sin nada de importancia.

Milo suspiro tranquilo, estaba bien, estaba bien, por lo menor él pero ¿un accidente?, ¿que le había pasado a su padre?. Él enemigo había hecho su primer movimiento ya ¿podría ser eso? No, no simplemente no podría ser eso no pudieron a verlos encontrado tan fácil, sea quien sea la persona peligrosa.

Afrodita: ¿Milo?... - llamo el preocupado.

Milo: oh, perdón, gracias por la ayuda Afrodita - dijo mientras se alejaba del lugar.

Afrodita: hay Milo... a mi se me hace, que a ti te gusta ese francés. Pero no quieres aceptarlo y haz logrado ocultarlo de todos pero yo lo e descubierto totalmente - dijo muy seguro se si mismo mientras lo veía caminar en dirección de su hermana menor que ya lo esperaba en la salida para poder irse.

Con Camus.

Camus se encontraba en casa con sus hermanos, para ser más precisos en la sala mientras veían a su madre dar vueltas de un lado a otro sumamente preocupado. Con ellos también estaban dos personas más, quienes eran los policías quienes se encargaban de cuidarlos de manera encubierta.

Izo: a ver joven Dégel, ¿puede explicarme que hacía Kardia exactamente antes del accidente? - preguntó mientras el peli verde lo vio.

Dégel: solo estaba conduciendo por la carretera él nunca a sido mal conductor o tan siquiera conducía rápido, yo pienso que alguien a chocado él auto a propósito - dijo triste.

Izo: entiendo...

Écarlate: hm... esto es muy extraño. ¿Cómo los encontraron tan rápido?. En todos mis años de guardia de seguridad jamás lo habían hecho a esta velocidad - dijo confundido.

Izo: lo mismo digo Écarlate, pero que más da, ya los encontraron ahora solo nos queda ser más precavidos - dijo él.

Écarlate: de acuerdo, le informaré a mi ayudante - dijo él.

Dégel: ¿ayudante?

Izo: ¿recuerdas que te dijimos que no era inconveniente cuidar de tus hijos?, tenemos aun infiltrado que se encarga de causarlos durante las clases Dégel - dijo él.

Dégel: eso me tranquiliza un poco - dijo tranquilo.

Izo: prometimos que nadie iba a tocarlos Dégel y así será - dijo serio.

Dégel: ni tengo dudas de que así será - respondió él para después ver a Écarlate quien veía de forma sería hacia afuera sonrió por eso cosa que le pareció curioso a Izo quien vio a Écarlate.

Izo: que curioso - pensó él.

Una semana después.

Camus salió de la biblioteca donde había ido a pedir prestado un libro de historia a Hilda, vio para ambos lados del pasillo y por la derecha de este a lo lejos vio a Milo, iba a saludar hasta que vio algo curioso ahí. Y eso era que Milo no estaba solo, pero no era la típica compañía que siempre traía no era ni la hermana de él ni sus amigos, si no que era otro chico. Uno de cabello negro y lacio corto, ojos de un color negro oscuro como la misma noche y piel blanca... curiosamente pareciera que Milo no se sentía cómodo con su presencia. Pero no hacía algo por alejarlo es más parecía que hacía lo posible por aguantar su incomodidad, e ignorandolo por completo pasó a su lado sin verlo ni mencionar palabra. Por su parte aquel chico si lo vio y sonrió de forma maliciosa pero leyó algo más en sus labios y eso era...

Mantente alejado de él...

Fue lo que leyó que le dijo para después seguir detrás de Milo.

Camus: ¿pero quien es este tipo? - pregunto en un susurro para después intentar seguirlo, pero fue detenido al sentir una mano en su hombro al voltear se encontró con Aioria.

Aioria: yo no me acercaría si fuera tú - dijo serio.

Camus: ¿Por qué? - preguntó confundido .

Afrodita: hm... así que volvió a aparecer - dijo serio.

Camus: ¿lo conocen?.

Mü: a si, todos lo conocen, estos tipos son del club de atletismo, pero que raro que hoy solo este Abel aquí, ¿que habrá pasado con Cain? - preguntó confundido.

Camus: ¿y si son del club de atletismo por que ese tal Abel esta acosando a Milo? - preguntó en un tono molesto que no pasó desapercibido por Afrodita.

Mü: hm... quién sabe con qué tonterías va a salir esta vez.

Iban a seguir hasta que Camus sintió como lo abrazaron por atrás, hasta que vio a Hilda ahí quien sonriendo preguntó.

Hilda: ¿ahora que hace aquí el club de los perdedores? - preguntó.

Mü: ya salio la arroz, Camus. Regresa al club en cuanto termines de desinfectarte con gel antibacterial por favor, vamonos Aioria - dijo mientras se llevó al otro.

Hilda: ¿Camus?, ¿no me digas que estas en el club de esos raritos?, no es bueno que te juntes con ellos, son gente muy rara y los líderes de eso aún más... - dijo no termino de hablar cuando sintió como le arrebataron a Camus de los brazos para después ver a la vicepresidenta del "club de raritos".

Saori: mi querida Hilda. Será mejor que no te describas ni a ti ni tú club de esa forma. Nadie los juzga cariño - dijo sonriendo con bastante ironía - aléjate de mi futuro cuñado lagartona - fue lo que pensó mientras ambas se sonreían de forma hipócrita.

Hilda: Saori... ¿por fin haz salido de tú madriguera querida? - preguntó - estúpida pelos de uva - pensó la otra.

Saori: Camus, tenemos muchas cosas que hacer por favor deja de estar jugando con los animales - dijo mientras se lo llevaba mientras la peli plateada solo la vio mal.

Todo eso mientras ambas solo se dedicaron una mirada disimulada de odio. No era un secreto para nadie que la razón por la que Hilda odiaba al club de inclusión era precisamente por Saori, quien no dejaba que nadie del club de Hilda tratara de ligarse a alguno de los hombres de su club. Ya que estas nunca se an llevado fácil, Para Saori Hilda era una chica mala y fácil. Y para Hilda Saori no era nada más que una niña malcriada y consentida.

Continuará...

El club de los incomprendidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora