Todo mal.

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Tres semanas después.

Fin de semana.

Estaba tirado en su cama, no tenía ganas de hacer algo, ni tampoco las tenía así que sin ganas suspiró, tratando de aguantar un poco su aburrimiento.

Milo: y el día apenas inicia - susurro aburrido, se volteó para ver el suelo, le dieron ganas de comer frituras de papas pero recordó que le prohibió comer cosas así sin a ver desayunado primero - pero si no se entera no habrá problema ¿verdad? - se preguntó viendo ahora al techo, por lo cual después de pensarlo un poco decidió ir por su antojó.

Camino despacio por la casa, hasta llegar a la cocina y usando un banquito subió a la lacena, seguidamente de eso la abrió y sacó su bolsa de papas fritas, cerró rápidamente ahí y se bajo, se aseguró de que ni hubiera nadie espiando lo y después de eso puso el banquito en su lugar y corrió en dirección a su cuarto, donde se encerró para poder comer tranquilo.

Por otro lado.

Con Camus.

Camus por su parte se encontraba corriendo con sus hermanos menores por el vecindario, como le era costumbre, pararon de caminar justo frente a una casa. Lo particular de esta era el gran árbol de manzanas que había junto a ella.

Camus: hm... jamás pensé que habría uno así de grande - susurro sorprendido.

Hyoga: realmente es una sorpresa encontrar uno así, ¿verdad Camus?.

Camus: Si... pero bueno, sigamos - pidió y los tres siguieron su camino.

Con Milo.

Milo quien lo estaba viendo desde la ventana solo los vio pasar, se quedó observando a los tres hermanos para después meditar.

Milo: ¿Que mal habrán hecho ellos para vivir así? - se preguntó mentalmente - oh... será como las sospechas, ¿sus padres sabran más de lo que dicen saber? - fue lo que se preguntaba mentalmente.

Écarlate: ¿Que estas haciendo? - preguntó haciendo que él menor lo volteara a ver.

Milo: viendo mi trabajo, ¿que más? - preguntó él.

Écarlate: Si tú madre ve que estás comiendo eso a esta hora seguro que te mata - dijo mientras se acercaba.

Milo: hm... ya lo sé - admitió sonriendo.

Écarlate: ¿tienes alguna duda? - preguntó de brazos cruzados al estar a su lado, Milo dejó de ver la ventana y se paro firme viendo de frente a frente a su padre.

Milo: eso es obvio - dijo sonriendo - quisiera saber la historia completa. ¿Por qué abandonaron su país?, ¿por qué aceptaste protegerlos?, te conozco y se que por dinero no lo hiciste, así que quiero saber él porque ¿y porque tengo que estar yo involucrado en esto? - preguntó serio.

Écarlate: aún eres muy joven para entender ciertas cosas - respondió serio.

Milo: ¿así?, ¿aun soy muy joven cómo para entender él por qué odias a mí mamá? - preguntó haciendo que él mayor lo viera de manera molesta.

Écarlate: Tú no tienes porque meterte en estos problemas, son míos y de tú madre Milo, no voy a decir nada más al respecto - sentenció serio.

Milo: típico... no se ni porque aun sigo molestando me en preguntarles por eso - dijo tranquilamente para después alejarse de él, se dirigió hasta su cama, donde tomó un suéter y salió de la habitación siendo seguido por el mayor que después de ver que tomo una manzana roja y siguió su caminó hacia la puerta preguntó.

Écarlate: ¿a dónde vas? - preguntó.

Milo: a la calle, no quiero estar aquí escuchando sus peleas sin fin - fue lo único que dijo para después salir de su hogar.

En la cocina se encontraba Mystoria que después de escuchar aquello salió, sólo para ver a su hijo abandonar su casa, entonces molesto vio al pelirrojo.

Mystoria: ¿y ahora que le hiciste? - preguntó serio.

Écarlate: solo dejarle claro que no tiene porque meterse en los problemas de los demás - dijo serio.

Mystoria: ¿pero si debe meterse en problemas mayores solo porque tú así lo quieres? - preguntó molestó.

Écarlate: te dije desde un principio que esto nunca iba a funcionar, sin embargo al igual que él tú nunca me escuchaste, es igual de testarudo que tú.

Mystoria: e igual de rebelde que tú, no me heches la culpa cuando tú más que nadie sabe de quien heredo el carácter ese niño - dijo para después irse de ahí dejando al pelirrojo suspirar con molestia.

Écarlate: desde que comenzaste esto, te advertí que te arrepentirías Mystoria, pero tú fuiste el único que creyó que estaba jugando - dijo para después irse hasta su habitación.

Continuará...

El club de los incomprendidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora