Capítulo seis: Redada

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(Tn) permanecía inmóvil intentando encontrar una solución para su pequeño predicamento.

El hombre frente a ella no podía verla correctamente porque usaba gafas de visión nocturna, tampoco lograba escucharla con la frecuencia correspondiente ya que los aparatos en sus oídos distorsionarían cualquier sonido. No podía olerla debido a su máscara de gas. No podía palparla gracias a su traje hecho de un material especial... ¿Qué quedaba? ¿El sentido del gusto? ¿Cómo podría persuadirlo para que se quitara la máscara? Sus cinco sentidos no se hallaban a su alcance.

—Bien pensado —dijo ella, sonriendo como si nada sucediera.

Según lo que acababa de analizar, el extraño y robusto hombre alto pertenecía al cuerpo de marines, ya que su traje ostentaba la gaviota azul y la leyenda de la organización correspondiente debajo de ella.

Maldijo en sus adentros preguntándose cómo demonios ese tipo la había encontrado en ese sótano donde nadie la vio entrar.

—Pierdes tu tiempo, mujer —le espetó confiado ahora que notaba una luz emanando de ella. Sospechó que debía tratarse de su habilidad—. Ya sabemos cómo funciona tu fruta del diablo.

—De acuerdo —se sentó con cuidado en tanto elevaba las manos en señal universal de rendición—. Me has atrapado —comentó poniéndose de rodillas—. Tú ganas.

—Bien hecho —dijo un segundo hombre que usaba un traje similar al que mantenía el filo de su katana en el cuello de (Tn). Se hallaba a varios metros de distancia, parado en la escalera donde la poca luz iluminaba. Apuntaba con la mira roja de su rifle puesto en la frente de ésta, cosa que la hizo sonreír—. Ponle esto —le arrojó unas esposas de kairoseki—. Yo te cubro.

—De acuerdo —convino el tipo cogiendo el objeto con precaución. Sabía que a pesar de que Bombón estaba desarmada, ella no dejaba de ser peligrosa.

—Es un poco pervertido de tu parte el esposarme, ¿no lo crees? —inquirió fingiendo vergüenza seductora.

Los dos hombres se rieron.

—No sabes lo ridícula que luces y te escuchas para nosotros —comentó el hombre que se encontraba en las escaleras—. Tu voz distorsionada, tu silueta; amorfa, tu aura en una extraña combinación verdosa, roja y oscura.

—No hay mucho que puedas hacer si nuestros cinco sentidos no están a tu alcance, ¿verdad? —le preguntó el tipo que le ponía las esposas—. Además, no es como que puedas intentar algo si tampoco puedes ver nuestros rostros. Tienes que visualizar a los individuos idolatrándote para que tu habilidad tenga efecto. ¿O acaso estoy equivocado?

(Tn) se tornó seria. Se preguntó: ¿quién pudo darles esa información?

Se dijo que, a pesar de que su fruta del diablo apareciese listada entre las existentes en la enciclopedia de Mariejois, ella contaba con habilidades especiales que no debían de estar datadas en dichos escritos.

Determinó que alguien la había traicionado, pero... ¿quién? No tenía una tripulación ya que prefería viajar en solitario, y tampoco tenía confidentes o cómplices.

Sus pensamientos fueron mandados a callar cuando un nombre vino a su mente. Frunció los labios negándose a creer que Trafalgar Law, quien le ayudó a desarrollar y a pulir muchas de sus habilidades, fuese el culpable.

Pero, él quería convertirse en Shichibukai, ¿no?

«¿Y si me vendió para ganarse el favor del gobierno?» Pensó.

Contuvo la respiración obligándose a mantener la calma. Se dijo que definitivamente, Trafalgar Law nunca la habría delatado por el interés de cumplir con sus objetivos, y tampoco lo haría con la finalidad de vengarse de ella por la manera en que lo usó en Isla Carnaval.

Aye, captain! ━━ [En curso] 《26》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora