Aye, captain! ━━ [En curso] 《26》

Capítulo once: La chica que dejaron atrás

Con el paso de las semanas y la convivencia bajo el mismo techo de aquella vieja choza, Kid y Killer se volvieron muy amigos de (Tn); e inclusive —y con el consentimiento de los ancianos—, empezaron a enseñarle a cazar animales pequeños y también a recolectar frutos silvestres en la montaña cercana.

Ambos concordaron con que la niña debía aprender a defenderse para que así pudiera cuidar de sí misma y de sus padres cuando ellos no estuviesen presentes.

Kid y Killer sabían muy bien que de vez en cuando tendrían que ausentarse para conseguir comida  y también dinero. Estaban muy conscientes de que no siempre podrían obtener lo necesario de los sitios colindantes con la vieja choza. Sucedió que se habían propuesto ayudar a los ancianos poniendo el pan en la mesa.

Los dos chicos tenían presente que los padres de (Tn) eran ya demasiado viejos y enfermizos, y que su desnutrición no les permitiría mucho.

En cuanto a la mencionada niña, ellos la consideraban tal y como lo que representaba: tan solo una niña frágil cuyo desarrollo se vio afectado debido a sus carencias y falta de alimentación, a quien juraron cuidar y proteger aunque aún no le hubiesen declarado nada al respecto.

(Tn) seguía a Kid y a Killer con una sonrisa alegre, absorbiendo cual esponja cada cosa que ellos le enseñaban. Se acostumbró tanto a éstos que inclusive, había comenzado a actuar como un chico.

De no ser por la intervención de Killer —que asumió la responsabilidad total ya que era el mayor de los tres—, (Tn) se habría convertido en su hermanito menor y no una hermanita, como debía ser. O al menos eso consideraba. A Kid, esto le daba igual porque se sentía muy a gusto con ella.

Cabía resaltar que el antedicho ni siquiera se detenía a notar que la niña poco a poco empezaba a actuar como un niño, o era mejor decir: como un animalillo salvaje y tosco.

Una mañana como cualquier otra, los cansados ancianos que a pesar de sentirse exhaustos por su avanzada edad y esa mala vida que habían llevado y que ahora les pasaba factura, ya se disponían a comenzar con sus deberes del día, pero fueron rápidamente relevados por la insistencia del considerado Killer que se encargó del desayuno y también de los quehaceres de la casa.

Antes de que se llegase la hora del almuerzo, los niños se dedicarían a recolectar los ingredientes que él les había pedido.

Salió en busca de Kid y (Tn) cuando notó que se hacía tarde y que todavía no regresaban.

Se llevó las manos a la cabeza al tiempo que doblaba las rodillas maldiciendo en sus adentros debido a su hallazgo.

Sucedió lo impensable, y, aunque le incomodaba el hecho, tuvo que intervenir cuando encontró a (Tn) y a Kid nadando desnudos en un río cercano.

Los dos niños se arrojaban agua a la cara intentando someter al otro.

Las risas se acabaron cuando Killer cogió a (Tn) por la cintura evitando mirarla, en tanto salía apresuradamente del río.

Kid parpadeó confundido notando el enfado en el semblante de su amigo que se alejaba con (Tn) cuyas nalguitas estaban al descubierto.

Killer colocó a (Tn) de pie sobre las incontables piedrecitas que bordeaban el río. Se quitó la camisa y se la colocó a prisas sin darle importancia a la confusión que en el rostro de ella notaba.

—Perdón, Killer, ya casi nos íbamos. No queríamos tardar tan...

El susodicho la cogió de los hombros y la sacudió, ceñudo.

—¡Ninguna señorita decente permite que otro niño la mire desnuda! —le gritó a (Tn).

Kid frunció el entrecejo. Ya se encontraba detrás de Killer.