Capítulo diecinueve: Yune Yumei

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—Kid, ¿estás seguro de que hicimos lo correcto? —preguntó Killer, que caminaba al lado del susodicho.

Ambos vestían de colores oscuros debajo de una larga gabardina con capucha, de color tan negro como las botas a estilo militar que calzaban. Aparte de eso, Kid usaba unos goggles y Killer una mascarilla azul con rayas blancas.

Iban a paso acelerado; saliendo de la zona olvidada de aquella costa donde contra el gusto dejaron a (Tn) sola, cuidando de su abuelo.

Siete días habían transcurrido desde la muerte de la vieja Masako, cuyo cansancio simplemente la condujo a uno de esos sueños de los que ya nadie despertaba.

—No, pero no teníamos otra opción —respondió—. Ya hemos gastado los días de ventaja por cualquier retraso que surja en el camino. ¿Y cancelar...? —Negó con la cabeza mientras suspiraba apesadumbrado—. Sabes que no podemos hacer eso. Tenemos que entregar lo solicitado. Bombón lo entiende.

—Me duele dejarla con el luto, un abuelo senil que pronto podría... —se detuvo de hablar—. Bueno, ya sabes. Él olvida todo, pero aún así parecía triste y decaído.

—Tal vez... —dijo Kid mirando las piedras del camino de tierra que pisaba a medida que avanzaba—, él... Bueno. Quizá muy en el fondo sabe que ha perdido a su esposa. Ignora quién es Bombón, pero cuando la mira... —sonrió débilmente—. Su amor paternal se refleja en sus ojos.

Killer sonrió debajo de su mascarilla azul con rayas blancas.

—Hagamos esto pronto, ¿vale? —murmuró—. No quiero estar lejos de casa. (Tn) y el viejo Ganju nos necesitan.

Kid asintió.

Horas después llegaron a un escondite entre la espesura de un bosque, al norte de la primera villa.

Los dos muchachos habían construido una especie de guarida bajo tierra al pie de un enorme árbol de raíces gruesas y fuertes. Ahí guardaban armas, equipo, un den den mushi, y todo lo que nunca querrían que (Tn) mirase.

No tardaron en comunicarse con los otros chicos a quienes habían vuelto sus socios. Heat y Wire.

Fijaron la hora y el punto de encuentro.

Kid y Killer llevarían su parte, cosa que transportarían consigo en maletas alargadas que se acomodaron en la espalda antes de subir a las viejas motocicletas; eran dos vehículos que el primero había reparado tras robarlas de un cementerio de chatarras.

No tenían tiempo que perder. Tal como Kid se lo comentó a Killer: ya habían usado los siete días que siempre respetaban para viajar con anticipación, que era como una garantía de que nunca llegarían tarde para realizar sus «negocios» en conjunto con sus socios.

No era nada alentador saber que dejaron sola a (Tn) cuidando de un anciano enfermizo aún cuando el luto era tan reciente. Una semana de trayecto les aguardaba. Y si sumaban el tiempo que les tomaría el camino de regreso, serían catorce días; eso, si no surgía nada inesperado.

Condujeron a máxima velocidad hasta llegar a un almacén abandonado cerca del muelle.

Pese a quedarse con (Tn) y Ganju por siete días después de la muerte y sepultura de Masako, pudieron llegar incluso media hora antes. Aunque, tuvieron que olvidarse de dormir las dos noches anteriores.

No se podía llamar «descanso» a cerrar los ojos por una hora, ¿verdad?

El chico de cabellos azules y cicatrices en la cara les recibió junto al de cabellos negros y mirada desinteresada. Abrieron la puerta doble de metal, y juntaron sus cargas para contar las armas que habían reunido para esa entrega.

Aye, captain! ━━ [En curso] 《26》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora