Capítulo diecisiete: Sentimientos

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El arrepentimiento, la amargura, la desesperación, la intolerable sensación de incertidumbre, el enfado, el temor suscitado por lo impensable, y un sinfín de emociones desconocidas bombardeaban a (Tn) sin piedad alguna en tanto se preguntaba: ¿por qué demonios Kid se había arrojado desde lo alto? ¿Qué quería probar?

Ese día, Kid había estado tan juguetón y bromista que (Tn) advirtió una extraña sensación comparable al miedo.

No hubo momento en el que no recordase que su madre y su bisabuela solían decir que nada bueno resultaba de tantas risas y la emoción repentina. Y el pelirrojo tuvo mucho de eso.

Ni siquiera el terror que le causaban las grandes cantidades de agua la detuvieron de arrojarse sin importar la altitud.  Fue su estado de pánico aquello que movilizó sus pies antes de que pudiera procesar la situación. Cuando menos lo esperó ya se encontraba con el cuerpo tembloroso, flotando en la zona más profunda del río a poca distancia de la cascada.

No hacía mucho de que el pelirrojo glotón se había comido todas las frutas silvestres que en conjunto recogieron, y que guardaron en la mochila cuando iban por el camino de regreso a casa. Estaba segura de que a lo mejor éste fue víctima de algún calambre o congestión, ya que lo conoció siendo un excelente nadador.

Esa tarde, tanto Kid como (Tn) habían ido a la villa cercana a comprar algunos víveres por encargo de Killer, quien se quedó cuidando de Masako y Ganju.

Estando a poca distancia, Kid retó a (Tn) a una carrera hasta la cascada.

Alarmada, porque no veía a Kid emergiendo a la superficie, se lanzó sin pensarlo dos veces.

No sabía cuánto tiempo llevaba Kid debajo del agua, dado que tomaba en cuenta que fue más lenta en la competencia de velocidad.

—¡Kid...! —gritó mientras buscaba con la mirada al susodicho por todas partes.

Se sumergió dejando de lado el pánico latente, que, en otras circunstancias, a lo mejor la habría paralizado.

La poca luz del sol que se filtraba en la profundidad acuosa la ayudó a divisar el cabello de Kid, quien no se movía mientras se hundía como si algo lo atrajese desde el fondo.

Se apresuró a nadar tan rápido como pudo. Le parecía que estaba presenciando un déjà vu invertido. La única diferencia, era que ahora Kid se hundía en tanto ella iba en pos de su auxilio.

No fue consciente de el esfuerzo de sus pulmones y la manera en que sus extremidades se negaban a ceder ante el reto de alcanzar a Kid y asimismo llevarlo a la superficie.

Nunca había tenido que sacar a nadie del agua; siempre era a quien salvaban, así que no sabía lo que debía hacer una vez que comenzó a toser estando en la orilla del rio.

Apenas se daba cuenta de que lo había logrado, pero, Kid no estaba respirando.

Recordó aquella ocasión, cuando Killer le enseñó a nadar sosteniéndola en ambos brazos mientras ella chapoteaba con manos y pies. Esa vez, le preguntó cómo había conseguido hacerla despertar cuando por poco murió ahogada.

Con los nervios a flor de piel, se apresuró a apretarle las fosas nasales a Kid para entonces cubrirle la boca con la suya para darle de su aire. Notó que el pecho se elevó, y eso era una buena señal. Repitió la acción hasta que Kid comenzó a toser. Lo ayudó a colocarse de lado para que expulsara todo el líquido que había tragado.

—¡¿Acaso estás demente?! —le reclamó cuando él se sentó.

Los labios de Kid se quedaron con la intención de hablar, porque no podía creer que (Tn) se hubiese arrojado desde la cima de la cascada a pesar de sus fobias.

Aye, captain! ━━ [En curso] 《26》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora