Capítulo tres: Represión

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Los ojos de (Tn) se abrieron más de lo normal cuando fue consciente de que su cabeza era empujada desde la parte posterior, con el objetivo de que sus labios colisionaran con los de Smoker.

Tan pronto como él la besó, un pinchazo liberador perforó el corazón de todos los hombres presentes en aquella plaza donde el silencio reinó durante algunos segundos que parecieron eternos.

Desde luego, ver que «la mujer que amaban» era besada por Smoker, fue lo que devolvió la razón a aquellos que estaban siendo privados de su sano juicio.

El susodicho se apegó con más intensidad a los labios de Bombón.

La besaba como quien apenas recibe una gota de agua tras muchos días de sequía, perdido en un interminable desierto abrasador.

(Tn), por su parte se quedó inmóvil y contuvo el aliento debido a la repentina y chocante sorpresa de que alguien acababa de frustrar sus planes. Bastaron dos segundos para que su estupor se desvaneciera y se entregara a las caricias del vicealmirante. Ya no veía el punto de reprimir su deseo por besarlo.

Además, sabía que ciertos pares de ojos la verían y que su acción les molestaría tanto como a ella el haber perdido el control de la situación.

Abrazó del cuello a Smoker e internó los dedos en el blanco cabello de éste por detrás de la cabeza.

Entretanto, las puntas de los zapatos de la capitana Tashigi ni siquiera habían tocado el suelo después de su arriesgada movida para empujar a (Tn), cuando ya había desenvainado su katana.

—¡Ahora! —exclamó la vicealmirante de cabellos blanquecinos cuyo nombre era Tsuru.

La reciente orden concitó el corazón de los aturdidos marines de distinto rango que apenas salían del trance —al igual que el resto de civiles—, que, se habían estado preguntando qué estaba sucediendo.

Pronto, los sobredichos entendieron el vergonzoso predicamento que tan débiles y volubles les hizo parecer. Y, aunque pensaban que su ahora inexistente enamoramiento fue algo real—cosa que les dejó una sensación extraña y también la amargura de un fracaso amoroso luego de haber perdido a «quien amaban»—, la cordura hizo acto de presencia y desenvainaron sus katanas elevándolas en el aire casi al tiempo que liberaron un rugido de guerra. Estaban dispuestos a ganar a como diera lugar. Era lo único que podían hacer por haber caído bajo el control de la pirata novata que debían aprehender.

Aquel accionar acabó con los remanentes de un silencio conquistado por lo que el viento se llevó.

Los marinos que acompañaban a la vicealmirante dispusieron de sus armas en un abrir y cerrar de ojos, mientras que Kid, Killer y Law fueron sacudidos por un escalofrío en la espina dorsal, ya que los recuerdos recientes de todo lo dicho y hecho los golpeó de lleno haciéndolos sentir como unos completos idiotas.

La cara de Kid se había tornado más roja que su propio cabello, y Law parecía imitarle. Killer, por su parte, al menos era resguardado por su casco aunque igualmente la vergüenza hizo de las suyas.

Los tres mencionados supernovas veían a la niña que los había hecho quedar en ridículo, besando al vicealmirante que la abrazaba como si no fuese a soltarla jamás.

Ellos ni siquiera se alteraban por la turba que se desplegaba estratégicamente para rodearlos y someterlos, tan solo tensaban la mandíbula por saberse el objetivo del capricho y la burla de la mujercita.

(Tn) se apartó lentamente de Smoker dejándolo con los labios dispuestos; él continuaba bajo su control, y el hecho de haberla besado tan solo empeoraba su situación.

Mientras Law desenvainaba a Kikoku murmurando un «Room», Killer accionaba sus filosas y despiadadas Punishers que comenzaron a girar en busca de una pronta distracción ya que él consideraba que debía guardar la compostura.

Aye, captain! ━━ [En curso] 《26》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora