Enjaulado

Capitulo 17 - ¡Puedo hacerlo!

«¿Qué estás haciendo?» Escuchó de una voz familiar detrás suyo hablarle pero al voltearse no había nadie.
«¡¿Qué crees que estás haciendo?!» volvió a escucharla pero esta vez se escuchaba molesta.
Al voltearse vió la imagen más horrible que había podido imaginar quedando totalmente horrorizado que apenas pudo reconocerla, era su madre o al menos eso aparentaba. Sus ojos eran completamente negro, sin brillo, sin vida.
Su era piel pálida y grisácea cubierta en sangre, la misma que brotaba de sus ojos y boca, lo miraba enojada, con furia. Y sus manos, eran largos y huesudos con uñas largas negras al igual que sus dedos.
— ¿M-mamá?— preguntó temeroso siendo interrumpido.
— «Respóndeme. ¿Qué estás haciendo?»
Le preguntó en un tono amenazante acercándose a él arrastrando sus pies como si sus piernas estuvieran rotas. Instintivamente dió un paso hacia atrás alejándose de ella asustado.
— «¡¿Qué crees que estás haciendo al entregarte a ese tipo? Respóndeme maldito bastardo! »—Le gritó con odio en su voz.

Se quedó asustado mirándola volviendo a dar un paso hacia atrás para mantener la distancia entre ambos.
— «¡Me das asco, asco!¿Me oyes? ¡Asco!»— Escuchó a un hombre detrás de él,—«¿En esto te convertiste?»

Su imagen era igual que la de su madre, piel pálida  grisácea, ojos hundidos y negros cubierto por sangre que salía de cada orificio de su cuerpo, ojos, boca, nariz...
— ¡No, no es así! ¡Déjenme explicarl..!
— «¡¿Tanto te gustó?! ¿Lo más fácil fue abrirle las piernas?»
Le reprocharon ambos acercándose cada vez más de forma intimidante y amenazadora.
— ¡No me rendí, quiero escapar! Pero no se como hacerlo... — Se defendió.
— «¿"No te rendiste"? ¡No eres más que su puta ahora!»— dijeron ambos.—«Tú no eres nuestro hijo, el jamás se permitiría caer tan bajo.»

Su padre se abalanzó sobre el tomándolo del cuello asfixiando pero en ese momento despertó gritando cayendo a un lado de la cama,
—¡No, suéltame! —Gritó asustado cruzando sus brazos frente a su rostro para protegerse.

Asustado y cubierto en sudor miró a su alrededor buscando a aquellas aterradoras figuras encontrándose con quien realmente lo miraba entre asustado y algo preocupado era Peter, el único aparte de él en esa habitación.
— ¿Estás bien, te lastimaste? —Le preguntó.

Lucas lo miró asustado recordando las palabras de sus padres quedándose en silencio sin poder hacer algún sonido o decir una palabra.
— ¡¿Lucas, te lastimaste? ¿Estás bien?! — Le volvió a preguntar.
Bajo de la cama yendo hacia él abrazándolo asustado de que se pudiera haber lastimado.
Le abrazaba y besaba sus ojos llorosos diciéndole que todo estaba bien, que estaba a salvo.
Lucas aún en shock no sabía que hacer y simple y e lo abrazó devuelta refugiándose en ese abrazo que no significaba nada para él.

Ese mismo día por la mañana, como era ya la rutina habitual de ambos, Peter preparaba el desayuno para ambos mientras Lucas esperaba en uno de los taburetes de la cocina mirando lo que preparaba o en el sofá que daba a la ventana del jardín trasero. Ese día escogió el sofá, quería mirar lo que pasaba afuera.

Su mirada estaba centrada en ver cómo caían las hojas naranja y marrones de los árboles que habían perdido su color verde convirtiéndolo solo en manchas casi imperceptibles. Le gustaba imaginar la fría brisa del exterior, el olor a tierra húmeda y el sonido de las hojas al caer.. El otoño siempre había sido su época favorita de año. Los olores a especias, los colores naranjas y marrones, mirar especiales de halloween en la televisión y probar los postres de temporada que siempre eran sus favoritos además de los de invierno. Las caminatas por el parque, inclusive tener limpiar las hojas de jardín era algo que disfrutaba en esta época del año. Hacer esas cosas era lo único que quería en ese momento. Esa casa era cada día más asfixiante, sentía como si intentara absorberlo y volverlo parte de ella.
Pero ahora su época favorita del año era el recordatorio de que llevaba meses encerrado.