Capítulo 22 - Ya sabes que hacer

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Un fuerte golpe se escuchó venir de una de las oficinas en la estación de policía.
— ¡Nada, no tenemos nada! ¡¿Cómo es que no haya nada y lo que hay esté de como resultado inconcluso?! ¡¿En qué demonios los tengo trabajando si no avanzan en nada?!
— ¡Señor, estamos tratand...!
— ¡No quiero que traten, quiero que hagan! ¡Maldita sea!

Le gritó el detective a sus hombres tirando los últimos reportes e informes que le habían entregado con resultados inconclusos o que se traía abajo cada una de las teorías que tenían.

— Ya acusé a ese muchacho de ser el culpable y no tengo nada para probarlo!
— ¿Por qué está tan seguro que él lo hizo?
— Nadie más gana nada con esas muertes, solo él. Es obvio, demasiado obvio.
— Jefe... más bien parece que quiere que sea él, no hay forma de que él lo hiciera estaba a 3 horas de distancia, usted lo sabe. Y no hubo movimientos extraños de dinero o nada inusual en su rutina antes del asesinato.
— Necesito un culpable, ¡y lo necesito ahora!

Los agentes se miraban entre sí sin entender muy bien la situación en la que estaban con ese caso en especial que solo se complicaba más creciendo en incógnitas y haciéndose más pequeño en respuestas.
— ¿Qué pasó con el profesor ese? El que era cliente de la cafetería.
— ¿Perdiste la cabeza? — dijo uno de sus compañeros golpeando al otro en el hombro. — ¿En serio quieres seguir investigando al hermano mayor del jefe?
— ¿ Hermano mayor, señor?

El detective Stewart golpeó con fuerza su escritorio con sus dos manos haciendo que todos se quedaran en silencio.
— Nadie, escúchenme bien, nadie va a volver a nombrar a esa persona.
— ¿Pero señor..!
— ¿Acaso no fui claro? El jefe de todo el maldito Estado es el hermano de ese sujeto, lo acusamos sin pruebas solo porque un mocoso insistió en que tenía que ver.

Se sentó en la silla del escritorio recostando su cabeza en el respaldar cubriendo su cara con sus manos frustrado, — Ya estoy bajo investigación por acusar sin pruebas a ese sujeto.
— Pero debe admitir que por las grabaciones de seguridad de la cafetería era extraño que fuera tan seguido y luego disminuyeran apenas el muchacho desapareció.
— Dije que ya no se va a hablar de él, ¿qué parte no quedó clara?

Hubo un silencio total en la oficina, el terrible humor que el detective tenía las últimas semanas solo empeoraba al pasar los días.
— Quiero que busquen todos los registros telefónicos antes y después tanto del asesinato como de la desaparición. Quiero saber con quién habló cada minuto de cada maldito día, con quién se juntaba, qué hacía, todo.
— Señor, ¿y si denuncia la investigación sin fundamentos hacia él?
— ¿Crees que le tengo miedo a un mocoso como él que lo único que ha hecho es mentirme en la puta cara?
— No digo eso es solo que..!
— Hagan lo que digo, espero tener eso al final de la semana.

Por otra parte, Peter hacía exactamente lo que Nate le había dicho, no había buscando a Lucas, no sabía nada de él, ni cuando saldría del hospital, donde iría después de salir, con quien se quedaría, no saber nada de eso lo estaba matando.
Necesitaba saberlo todo, que hacía, con quien, donde estaba cada minuto del día, necesita volver a sentir el control que perdió el día que escapó. Pero debía esperar, solo esperar hasta que Nate terminara de limpiar todo rastro que pudieran inculparlo y tuviera el camino libre como antes.

Constantemente de la pasaba en el sofá en el que Lucas siempre estaba, ya no quedaban rastros de él en esa casa, era como si nunca hubiese estado ahí y todo ese tiempo juntos hubiese sido su imaginación.
Se recostaba en el sofá e imaginaba que cuando llegara estaría ahí sentado esperando por el como solía hacerlo cada día solo que esta vez no estaba triste ni asustado, siempre sonreír.

Se imaginaba sentándose en el sofá y al menor sentado se en su regazo deslizando sus manos desde sus hombros pasando por su pecho y terminando en su abdomen recostando su cabeza en uno de sus hombros susurrando su nombre con dulzura y cierta perversión.
Lo llamaba por su nombre y lo abrazaba desde el cuello besándole la mejilla, luego tomándolo del rostro besándolo en la boca, lo besaba hasta quedarse sin aire teniendo que separase para respirar.
Peter deslizaba sus manos por la fina cintura de Lucas mientras este se quitaba la camisa y besaba su pecho, luego cuello y mejillas escuchando como dejaba salir sus gemidos silenciosos.
— «¿Me amas, Peter?»
— Si, te amo.
«¿Cuánto?»
— Demasiado.

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