Capitulo 6: El Planeta Morvir

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Su sueño recurrente era siempre el mismo.

Kakarotto se va, él lo insulta, y luego se despierta empapado en sudor frio, muy frio.

A veces variaba, especialmente en los últimos días.

Las palabras y los gestos cambiaban, pero al final Kakarotto siempre se iba y Vegeta despertaba sudando frio.

A veces gritaba, a veces, como le dijo Raditz, murmuraba frases incoherentes mientras dormía. Pero lo que sucedía siempre era que, después del sueño, ese presentimiento se hacía más fuerte, sentía más cercano el rastro.

Una sensación más fuerte que, en consecuencia, llevo a una ligera calibración de la ruta. Cada vez más precisa, cada vez más peculiar.

Habían pasado cinco días desde que salieron de Vortax, y solo se habían detenido una sola vez en un muelle de emergencia —lo que los terrícolas llamarían gasolinera espacial— para recargar combustible para los saltos hiperespaciales.

Caps12RC estaba equipado con un tanque grande de combustible para un viaje normal que podría durar meses, pero, como a todas las naves espaciales, el combustible para los saltos hiperespaciales se consumía demasiado rápido.

Aunque todavía estaban en el cuadrante sur de la galaxia, no tuvieron problemas con la identificación, nadie les había pedido documentación. Quizá el problema en Vortax solo fue la cola de Raditz.

Vegeta había usado esos últimos días del viaje para reflexionar y, por supuesto, esto lo había llevado a tener incontrolables ataques de ira que en su mayoría se extendían a la única persona dentro de la nave de sesenta metros cuadrados.

Pero, aunque Raditz parecía apreciar mucho el intenso entrenamiento en la cámara de gravedad del piso superior, había notado bien el desequilibrio en el Ki de su compañero de viaje.

Era una verdadera fortuna que la zona fuera lo suficientemente resistente para soportar la transformación en Super Saiyajin y los consiguientes ataques pero, para ser honesto, Vegeta se había arriesgado varias veces dejándose llevar hacia las formas divinas y, por lo tanto, a hacer explotar la nave espacial y por ende a ambos.


"En serio, Vegeta, deberías considerar la idea de tomar un sedante" propuso Raditz un día después de que casi lo hubiera incinerado.

"¡ESTOY PUTAMENTE TRANQUILO!" Respondió el príncipe, enojado.

"Tu concepto de calma es algo que vale la pena discutir" Raditz señalo, ganándose otra mirada. "Escucha...deberías dormir un poco. En serio, te la pasas las noches dando vueltas en la cama — y molestándome, pero olvidemos eso— y luego suplicando y luego insultando. Y desde que dices que estamos más cerca, has empeorado. Así que detengamos los motores, tomemos unas pastillas para dormir, durmamos ocho horas en paz y luego reanudamos"

Vegeta arrojo la toalla al suelo con un chasquido furioso.

"¿Y porque no vamos también a un SPA? ¡Y luego también podríamos hacer una fiesta, después de todo, podemos darnos el lujo de perder el tiempo!"

Raditz negó con la cabeza y suspiro.

"Esperaste diez años. ¿Es tan trágico esperar ocho horas más?"

Vegeta se puso rígido en un intento de contener el impulso de decapitarlo con un rayo de Ki. Esas palabras definitivamente tocaron una fibra sensible. Había esperado diez años para decidirse a ir a buscar a Kakarotto. Diez malditos años. ¿Y si realmente le ha sucedido algo durante ese tiempo?

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