Capitulo 12: La Historia

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"Entonces...ya no tenemos hogar".

Era tarde por la noche en el ahora deshabitado planeta. La purga planetaria salió bien, todo lo que quedaba en el suelo eran cadáveres y sangre.
Esa tarde, Nappa llevó la noticia de que el planeta Vegeta había sido golpeado por un meteorito y había sido destruido. Raditz y Vegeta no parecían afectados. continuaron con la conquista según lo ordenado, mostrando indiferencia.

Pero...En ese momento, en esa noche oscura, El rostro de Raditz estaba mucho más contraído, mucho más oscuro de lo que presumía en la tarde. Él Era débil.

Vegeta suspiró y cruzo sus brazos sobre su pecho.

"No me importa, Te lo dije. La única razón por la que estoy triste es porque no me convertiré en Rey". Murmuró

Quien sabe cómo, sus palabras sonaron menos indiferentes de lo que le hubiera gustado. No era tan débil como Raditz, No tenía por qué ceder a ese tipo de nostalgia.

Pero... extrañaría su palacio, las noches estrelladas en el planeta Vegeta, los combates desenfrenados en la corte... la mirada orgullosa de su padre.
Vegeta apretó sus puños y se alejó. No quería ser tan débil como Raditz.

"Técnicamente lo eres. Hay algunos Saiyajin por ahí. Tu padre está muerto, tú eres el Rey" señaló este último. Un punto excelente, por supuesto.


Pero se sentía cualquier cosa menos un rey. Ya no tendría un pueblo real para gobernar, ya no tendría un castillo, ya no tendría un linaje. No tendría una ceremonia de coronación, no tendría una multitud esperándolo.

No tendría un planeta al que volver.

Tenía seis años y lo perdió todo.

"No, yo siempre seré un Príncipe" Se aferró con fuerza. Su voz vaciló demasiado, sus ojos temblaron.

Mataría a Raditz si le mostraba algún tipo de compasión, lo mataría ahí mismo.

En cambio, Raditz fingió que no pasaba nada. Tal vez, no era tan tonto.

"Como sea...Nuestra lealtad hacia ti siempre será la misma, Eres el máximo exponente de lo que queda de nosotros. Rey o Príncipe, te respetare y luchare por ti hasta la muerte", Prometió.

Seguramente, Raditz sabía lo que estaba pasando, pero lo ignoro y prefirió ser pragmático.

Vegeta se encogió de hombros, no mostraría gratitud, pero se sentía vigorizado por esa devoción.

Se aburrió y no hablaron más sobre eso...



Cuando Raditz dejo de respirar, Vegeta quedó totalmente perdido. Se quedo allí con la bolsa de semillas del ermitaño y los ojos muy abiertos por el terror.

Sin embargo, muchos años en el pasado, la noticia de la muerte de Raditz en la Tierra no lo había quebrantado de esa forma. Quizá lamentó solo un poco haber perdido a uno de los pocos aliados que tenía, de haber perdido a un Saiyajin.
Vegeta había aprendido muy bien a mantener su tristeza oculta desde aquella noche lejana en ese oscuro planeta. A la edad de seis años Vegeta aprendió a no sentir pena por nada ni nadie.

En ese momento, sin embargo, la idea de que Raditz había muerto lo dejo totalmente catatónico. Quizá porque Raditz había muerto cumpliendo la promesa que había hecho cuando eran niños, por segunda vez.

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