La Guía de Blue

3. La fiesta

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Lo bueno de tener una empresa y todo un edificio es que no debías romperte la cabeza buscando un salón de eventos, proque tenías el tuyo propio. Bueno, al menos Blue se alegraba de que su padre pensara en eso al momento de organizar la distribución de las intalaciones de Bonnet Inc. El salón de eventos estaba conformado por una planta entera en los pisos intermedios del edificio. Dos cuartas partes de las paredes estaban conformadas por ventanales- porque a Jeanluque le gustaban los ventanales- que permitían una maravillosa vista nocturna.

Habían colocado mesas altas sin sillas, así como también montaron un escenario de tamaño medio para la música en vivo que iba desde un cuarteto de cuerdas hasta un par de artistas emergentes residentes de Boston. Entre ellos un dúo a capella que era maravilloso. Lo que se buscaba es que los empleados que asistían esa noche y los invitados fueran capaces de socializar, fisfrutar y pasársela bien en general, porque en Bonnet Inc se creía firmemente que ese tipo de convivencia era de mucha ayuda para generar más confianza en los clientes. Eso era lo que Jeanluque decía y Blue estaba de acuerdo.

Eran cerca de las siete y cuarto, la velada recién había empezado y muchos de los clientes invitados ya habían llegado, así que Blue había estrehado muchas manos en lo que iba de la noche. Nunca le había costado ser sociable y sonreír, le gustaba ese tipo de ambiente, no por la atención que atraía, sino por la diversidad de personas que podía llegar a conocer. No era la primera vez que asistía a ese tipo de eventos, pero si era la primera vez que lo hacía con la intención de hacerse una idea más profesional de los presentes en dicha fiesta.

—Por Dios, después de tantos años y sigo sin acostumbrarme a este tipo de cosas — dijo James a su lado, sin dejar de sonreír. Estaba enfundado en unos pantalones color canela, zapatos a juego, camisa blanca y un blazer corlor vino. Se veía increible—. La primera vez que vine, me fuí a la media hora.

—¿Y qué dijo papá?— Preguntó Silvie. El iba todo de negro, camisa pantalón y zapatos, incluso su corbata. Solo uno de sus intentos por ser este pequeño ser oscuro que le gustaba representar la mayor parte del tiempo. La realidad era que resultaba un poco adorable—. ¿Se enfadó?

—No, para nada — James sonrió —. Jean sabía que no estaba acostumbrado a estar rodeado de tantas personas, ya saben una bola de...

—Pretenciosos— dijeron los hermanos Bonnet-Cross al unísono. Y soltaron una risita.

—Sí, justo eso. Me dejó ir. Y cuando la fiesta llegó a su fin,  terminamos comiendo hamburguesas en un local que había a un par de calles de aquí. Fue una buena noche — por la sonrisa coqueta que surcó sus labios aquella noche ocurrieron cosas no aptas para todo público y Blue no iba a preguntar. Había cosas sobre sus padres que prefería no saber, muchas gracias.

—C'est magnifique [Es genial]— murmuró Silvie recorriendo el salón con una expresión pellizcada. En definitiva no le gustaba estar rodeado de tantas personas— ¿Creen que papá se enfadará si me voy antes a casa?

—No— James atrajo al chico para darle un beso en la sien, aunque tuvo que estirarse un poco para alcanzar su mejilla. Todo apuntaba a que Silvie sería bastante alto—. Sabes que no lo hará. Si no te sientes cómodo puedes irte a casa, cariño.

Silvie asintió, pero Blue pudo ver por la manera en que relajó sus hombros, que se quedaría otro rato. Porque lo único que necesitaba obtener una confirmación del apoyo que Jean y James siempre le darían.

—Aquí están — Jeanluque llegó hasta ellos. Él iba enfundado en un traje azul grisáceo de tres piezas, camisa blanca y corbata a juego con el blazer de James— ¿Me recordan por qué organizo estas cosas?