Extra 1: Los amigos siempre son bienvenidos

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Un año después...

—¿Entonces es oficial? — preguntó emocionado por lo que River había llegado a contarle aquel día.

Se acomodó mejor en la silla atrayendo el contenedor con su comida, porque sí, su sexi bombero había ido a verlo acompañado de un delicioso almuerzo. Ahora que Cole estaba fuera del país, siguiendo su sueño de convertirse en un cocinero experimentado, Blue sentía que ninguna comida lo satisfacía. Era  solo su tristeza hablando, lo sabía de sobra. Por otro lado, River siempre lograba encontrar buenos lugares para comer o mejor aún, en más de una ocasión había cocinado para él. Solo  uno de los muchos gestos dulces que solía tener para con Blue

—Sí. Julius me llamó hace un rato para decirme que es oficial, le concedieron el traslado y estará aquí a finales de la próxima semana—. La sonrisa de River dejaba en evidencia lo mucho que esa noticia le emocionaba.

A decir verdad, Blue también estaba muy emocionado por eso. Desde que fueron a San Francisco y pudo conocer a Julius, Blue había tenido la oportunidad de entablar una amistad con aquel bombero y fue maravilloso. Era un tipo genial, con un gran sentido del humor.

En algún momento la posibilidad de que Julius pidiera un traslado hacia Boston salió a colación. Julius decía que necesitaba un cambio de aires, lo cual era entendible pues la ciudad en la que había vivido por un largo tiempo estaba llena de recuerdos dolorosos. Pero más allá de eso, Blue podía ver que la posibilidad de mudarse representaba una nueva oportunidad para Julius y para River; una nueva oportunidad de retomar y fortalecer la amistad que, a pesar de todo lo que habían vivido, seguía ahí.

Saber que el traslado se volvió real, era  motivo para celebrar.

—Gracias al cielo. Esas son muy buenas noticias, mon amour.

—Lo son— River seguía sonriendo, deslumbrante.

Con el paso de los meses el verdadero River salió a flote por completo. Por supuesto que aún quedaba un poco de esa faceta taciturna y un tanto resrvada; a la vez el bombero mostraba su lado encantador, su personalidad relajada, protectora y cariñosa. Era un buen hombre, un novio increíble y un amigo fiel. La esencia de lo que River Ford era como persona.

Y no había que olvidarse de su profesionalidad y el compromiso con el que siempre desempeñaba su labor como bombero. Por supuesto que en ese aspecto había días que eran complicados debido a su trabajo. Las cosas no siempre salían bien y aún cuando River y su equipo hicieran todo lo posible, en ocasiones sufrían perdidas.

Como un mes atrás, cuando el equipo de River asistió una emergencia dentro de una escuela. Con la época de lluvias en pleno apogeo era inevitable que los desastres ocurrieran. Con frecuencia las grandes cantidades de lluvia sacaban a relucir problemas estructurales por toda la ciudad; drenajes que se desbordaban, carreteras inundadas... y a veces algo incluso peor, como techos colapsados a causa de la humedad.

Fue justo eso lo que sucedió en aquella escuela primaria. Según le dijo River, lo más duro fue saber que sin importar lo que habían hecho en un trabajo conjunto con el equipo de paramédicos y rescatistas de desastres naturales, no lograron salvar a todos los niños. Por Dios, eran solo chiquillos que cursaban el primer grado. E incluso si constantemente les daban charlas y participaban en simulacros para posibles emergencias, la realidad tendía a ser muy aterradora cuando se corría un peligro tan grande.

El que fueran niños pequeños, niños que perdieron la calma al ver como el techo colapsaba sobre ellos sin previo aviso...sí, era estremecedor el solo pensarlo.

Cuando River fue a verlo luego de aquel turno tan difícil, había caído de rodillas abrazándose a la cintura de Blue, contándole entre balbuceos y lágrimas que una pequeña había muerto prácticamente entre sus brazos. Era el tipo de cosas que rompían el corazón, en especial porque no había nada que Blue pudiera hacer para aliviar la perdida y el dolor. Porque si bien aquella tragedía le resultaba desgarradora, no había estado ahí, no lo vio en persona y tampoco podía sentir la culpa y la impotencia que su bombero estaba sintiendo.

La Guía de BlueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora