21. Ceder un poco

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La peor cosa que podía pasarle a una persona como River Ford, era tener órdenes médicas de guardar reposo hasta que su hombro y su costado sanaran. Llevaba solo unos días de vuelta en casa y ya quería salir corriendo por lo insoportable que le resultaba el encierro.

No podía dormir, su mente era un caos y no podía dejar de preocuparse por todos los días que estaba perdiendo. Por supuesto, el seguro que tenía era suficiente para cubrir los gastos del hospital. Por otro lado, no recibiría su sueldo completo mientras estaba fuera y eso significaba que tendría días apretados en su futuro; ni siquiera podía buscar otra fuente de ingresos porque no podía hacer esfuerzos físicos hasta que el doctor diera el visto bueno.

Entonces, sin poder trabajar y teniendo que permanecer en su apartamento en pleno verano, era un suplicio. Tenía  abierta la ventana de la sala esperando que eso refrescara un poco el ambiente. No estaba funcionado, por lo que tuvo que encender el pequeño ventilador que le encargó a Olivia el día anterior.

Sumado al calor y la desesperación por la falta de actividad, su mente que era un caos de preocupación; alternando entre Demian y el pirómano que intentó matarlo. Había hablado con la policía sobre eso y le dijeron que debía estar atento, que si veía algo sospechoso, que lo dijera de inmediato. También prometieron que una patrulla pasaría por su vecindario un par de veces al día, como si eso fuera a hacerlo sentir mejor.

Vamos, el tipo había incendiado tres lugares sin que nadie lo viera entrar o salir. ¿En verdad creían que no encontraría la manera de llegar a River si de verdad lo quería? Correcto. Por eso tampoco podía dormir. Porque a una parte de él le asustaba que mientras se iba a la cama o se echaba una siesta en el sofá, el trastornado entrara por la ventana y le hiciera daño. También podía darle por incendiar el puto edificio y eso era algo que River no quería ni imaginar.

Entonces sí, estaba perdiendo la cabeza. Por eso se obligaba a no dejar que Demian también se colara en su mente porque eso solo lo haría peor.

Su teléfono sobre el brazo  del sofá se iluminó con la entrada de un texto. Creyó que sería Olivia. Solo un rato antes pasó a decirle que iría a hacer la compra y que estaría encantado de conseguirle lo que necesitaba. Por eso imaginó que era ella para preguntar si no olvidó pedirle algo.

En cambio era un mensaje de cierto chico de rizos encantadores que podía volver un poco loco al corazón de River.

Blue: Bonjour, cher. Cómo estás hoy?

Desde el encuentro en el hospital unos días atrás, no había visto a Blue en persona. Pero si había tenido varios mensajes de su parte. Le hubiera gustado decir que esos mensajes no provocaban nada, pero lo cierto es que le provocaban demasiadas cosas.

River: Hola Rizos dulces. Estoy bien, gracias por preguntar.

No estaba bien, pero no quería preocupar a Blue con tonterías. Era más que nada su empeño por no ponerlo en una situación incómoda o de peligro. Sobre todo con Demian libre corriendo por ahí armando dios sabe que tipo de planes. De hecho ya era bastante alarmante que haya logrado encontrarlo en primer lugar.

Blue: Eso es bueno. Así que...

Blue: Puede Diamond ir a verte. Me ha dicho que te extraña un montón.

Trató, en verdad trató de contener la sonrisa, pero terminó perdiendo la batalla. Esa excusa era tan ridícula que debería ser irritante, en cambio la encontró adorable, para su consternación. Dejó caer la cabeza hacia atrás sopesando la respuesta. Si decía que no, Blue lo entendería y esta vez no insistiría, lo había prometido.

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