28. Riesgo

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—¿Te gusta la comida?— preguntó Blue mientras manejaba los palillos de madera con habilidad, tomando un poco de verduras encurtidas para ponerlas sobre el plato de River.

—Está deliciosa — aceptó.

Habían quedado para almorzar, pues aquel día River retomaba sus turnos de veiticuatro horas en la estación. No vería a Blue sino hasta el día siguiente, si es que el rizado no estaba demasiado ocupado con sus propios asuntos. Almorzar juntos fue una buena idea.

Aunque había que decirlo, River estuvo nervioso, preguntándose si acaso Blue lo llevaría a algún restaurante costoso en el que no podría permitirse pagar por la mitad de la cuenta. Debió haberlo sabido mejor. En realidad terminaron en un pequeño local que servía una variedad de comida asiática. No era un lugar elegante o exclusivo y mucho menos costoso; de hecho era un local pequeño, con algunas mesas que estaban un poco cerca entre si. También estaba lleno debido a la hora.

Pero joder, la comida estaba buena. Tanto que River se veía volviendo ahí pronto.

—Sabes— estaba usando un tenedor porque bunca logró cogerle el truco a los palillos—. Ahora tengo curiosidad de saber cómo encontraste este lugar.

—Cole— Blue sonrió tomando otro poco de cerdo en una salsa agridulce y verduras—. Desde que se mudó a Boston se puso como meta probar la comida de todos los restaurantes, pubs, bares y cafeterías de la ciudad. A veces voy con él o lo hace por su cuenta. Nos hemos topado con buenos lugares, como este.

—Suena entretenido ¿y ha habido malos lugares?

—Sí— el chico se rió cubriendo ligeramente su boca—. Una vez fuimos a este lugar que vende hamburguesas enormes y grasosas. En la publicidad parecía muy bueno, pero...la realidad es que quizá no sean muy apegados a las medidas de salubridad. Cole y yo terminamos con un dolor de estómago terrible. Fue desagradable y tachamos el lugar de la lista para siempre.

—Rayos, si lo pones así ya no es tan divertido. La posibilidad de intoxicación alimentaria hace que mi mis ganas de ser más aventurero en temas de comida, se vayan— eso tuvo riendo a Blue y no pudo evitar quedarse un poco embelesado—. ¿Entonces Cole planea irse a trabajar a un restaurante importante cuando termine sus estudios? O, ¿quizá quiera abrir su propio restaurante?

—Bueno, mi amante es ambicioso, quiere su propio restaurante. Pero lo he escuchado decir muchas veces que antes quiere ganar experiencia y credibilidad trabajando en buenos restaurantes. Ya sabes, labrarse un camino y hacerse un nombre en el mundo gastronómico.

—Parece un buen plan. Aunque siendo sincero, si el resto de su comida es tan buena como los desyunos que prepara, me tendría comiendo en su restaurante a diaro— y no mentía. Cole Delaney tenía mucho talento en la cocina, eso era evidente—. Pero apuesto a que si quisiera montar su propio restaurante desde ahora, no dudarías en echarle la mano.

Le había quedado claro que la amistad entre Cole y Blue era bastante sólida. Una amistad que tenía tintes fraternales, y por qué no decirlo, muchos elementos de bromance. De hecho a River le parecía encantadora y graciosa la manera en que interactuaban, llamándose "amante" o dándose besos juguetones en la mejilla o en la frente; sin miedo a lo que las demás personas pudieran pensar. Era el tipo de amistad que trascendia los prejuicios y los convencionalismos sociales de la masculinidad. A ellos no les importaba si se supone que dos chicos que eran amigos debían ser menos expresivos en sus muestras de cariño o más "rudos" en su trato. Disfrutaban su amistad y era todo lo que les importaba.

Le recordaba un poco a lo que él había tenido con Julius. Al menos antes de que Demian apareciera.

—Por supuesto, haría lo posible por ayudarlo. Aunque lo más probable es que tendría que pelear por ello con sus tíos. Es más, si por ellos fuera, Cole ya tendría más de un restaurante.

La Guía de BlueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora