#. 𝐎𝟑 ⊹ ۫

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Los siguientes cuatro días luego de la victoria con Croacia, la Selección Argentina se permitió un descanso luego de tanto sufrimiento, pero aún así nunca dejaron de entrenar.

En todo ese tiempo, Damián había podido ayudar a varios del plantel, cómo Licha, Almada, Correa, e incluso al sparring de los arqueros, Federico Gomes Gerth, un chico de solo 18 años que jugaba en la reserva de Tigre y fue el primer convocado del ascenso después de casi 30 años.

Él fue y es actualmente uno de los más allegados a Damián. Fede realmente lo admira muchísimo y le tiene un aprecio enorme al joven preparador. Eso hizo que el marplatense le tome cariño casi al instante.

Damián se la pasaba en grupos diferentes, a veces estaba con Dibu, Armani, Rulli y Fede, que eran todos los arqueros; a veces con Papu, De Paul, Ota y Paredes, que eran lo más jodones; o simplemente pasaba tiempo con Juli, Enzo, Cuti, Pezella y Licha, los más tranquilos, por así decirlo. Pero generalmente, Dami era muy querido dentro del plantel, tanto por los jugadores como el resto del cuerpo técnico. Y sobre todo por Scaloni y Aimar, de alguna forma él era el consentido de ambos.

Mientras era de día, Damián era una luz de persona, era un ángel, pero por la noche solía estar solo, no hablaba con nadie y caminaba con desgano en las calles de Qatar. Nadie más que él sabía lo que sentía por las noches, pero aún así había alguien que se preocupaba por él cuando el sol aparecía. Julián. Y eso pasó el último día de descanso, el oriundo de Calchín no se separó ni un segundo de Damián, hasta había salido esa noche con él.

— ¿Te parece si vamos a un resto de por acá? Leí por ahí que lo atienden unos argentinos. —Propuso Juli.

Damián, quién solamente se limitaba a mirar los alrededores y el cielo nocturno, volvió al mundo y miró a su compañero. — Ah, eh, sí, vamos.

El joven Álvarez formó una sonrisa en sus labios, lo que contagió a su compañero. No había cosa que Damián amara más que ver a sus amigos felices, sobre todo a los más jóvenes sabiendo que el integrarse no es fácil. Eso hacía que su pecho sintiera un leve calor sumamente hermoso.

Cuando entraron al restaurante, una pareja los atendió, completamente atónitos de a quiénes tenían adentro de su local.

— No lo puedo creer, ¿En serio son ustedes? —Dijo el hombre.

Damián rió ligeramente y asintió mientras abrazaba a Juli por los hombros. — Exacto hermano, tenés a “La araña” y al muertito en vida.

Julián solo se limitó a sonreír bastante avergonzado. Se notaba que aún no se acostumbraba a una atención tan grande o un reconocimiento de esa magnitud a su persona.  Aún así, tanto él como su compañero accedieron a sacarse una foto con la pareja, todos juntos y luego por separado.

— Siéntense donde quieran, si quieren cerramos para que estén más cómodos. —Propuso la chica.

— No, no, estamos bien, es su negocio y nosotros no somos más que clientes, no pueden cerrarlo por nosotros, tienen que trabajar. —Respondió Damián.

Julián miraba a su compañero con atención y una sonrisa en su rostro. No tenía idea de que el contrario era tan cálido y amigable con gente que no conocía. Por eso, el marplatense, era una figura a seguir para el cordobés, era su ejemplo, uno de sus ídolos, un chico que realmente agradecía de conocer.

— Bueno, ¿Qué vas a pedir, arañita? —Preguntó Dami con una sonrisa, sacando al chico de su trance.

Miró el menú delante de él y le dió una ojeada rápida. — Una parrillada para dos.

— Epa, ¿El 9 se puso la 10 hoy? —Bromeó el azabache.

— ¿Algo más chicos? —Dijo el hombre mientras tomaba nota.

𝘓𝘖𝘝𝘌 𝘓𝘈𝘕𝘎𝘜𝘈𝘎𝘌   |   Julián Álvarez x Oc!MaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora