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Los siguientes días habían ido a diferentes organizaciones, pero claro, Damián tuvo que viajar a otro país para ir a ver a alguien sumamente importante para él.

Caro dijo que lo iba a mantener siempre contactado hasta que vuelva, que iba a ser el 13 de febrero, el último día de los dos en Argentina hasta volver a sus casas.

En el viaje, la rubia y el marplatense hablaban por videollamada, siendo la primer nombrada la que le mostraba varios procedimientos que se tomaban en un refugio de perros para así cuidarlos de mejor manera.

Y así estuvieron hasta que se hizo de madrugada en Argentina y Damián estaba a punto de bajar en su segundo destino. Estaba durmiendo fatal, los aviones jamás podían generarle tranquilidad, pero era la única forma de llegar medianamente rápido.

Cuando vió su teléfono cambiar la hora, vió que eran las 11:30 de la noche. La hora perfecta. Sin mucha más dilación, se puso un cubrebocas, una gorra y pidió un Taxi que lo deje al menos a 7 calles de su próximo destino. 11:40 ya estaba bajando del Taxi, mirando su teléfono.

Cuando llegó a la casa, agarró su teléfono, y llamó a alguien. — ¿Hola? Sí... Estoy afuera... Ok, te espero.

Cortó y a los pocos segundos vió cómo la puerta adelante de él se abrió y se vió una mujer, quien lo abrazó, le dió un beso y lo metió a la casa lo antes posible, antes de que alguien lo viera.

— ¿Está él? —Dijo Damián?

— Todavía no llega, metete en la cocina, de última si va para allá salís por atrás.

Y así lo hizo. El marplatense con muchísima discreción, se metió en la cocina y ni bien entró, escuchó la puerta principal abrirse, también escuchando una voz masculina que saludaba a la mujer con la que se había entrado hace segundos.

Estuvo un rato en la cocina, sin hacer ruido y mirando sus redes como habitualmente lo hacía. Eso hasta que escuchó que la puerta de abría, lo que lo llevó a agacharse a un costado de la isla que había en medio de la cocina.

— Soy yo. —Dijo la mujer.

— ¿Está en la pieza? —Se levantó Damián de su lugar.

— Sí, se está cambiando, sale en dos minutos, andá al living.

Y como un perro obediente, Damián le hizo caso, fue hasta el living de la forma más silenciosa y se quedó parado a un costado del living.

La mujer le sonrió y se fue del lugar, directo a la pieza que compartía con su marido.

A los pocos segundos se escucharon risas de parte de ambos. — Amor, tengo que decirte algo.

— Sí, decime. —Respondió el hombre, algo intrigado.

La mujer, sin mayor misterio, lo llevó a su marido al living, dejando ver al marplatense ahí. El mayor se sorprendió al ver al chico y se quedó casi mudo por unas milésimas de segundos.

— ¡Eeehhhhh! —Dijo sumamente feliz.

El menor sonrió y se abrazó con el contrario, siendo elevado ligeramente del piso al chocar contra el cuerpo del mayor, y cuando lo bajó, lo despeinó todo mientras lo abrazaba por los hombros y le sonreía.

— ¿Me esperabas?

— ¿Qué te voy a esperar si ni sabía que andabas por acá?

— Solo por hoy, mañana me vuelvo a Argentina y después a Manchester de nuevo.

— Apa, ¿Negocios?

— Nah, estoy ayudando a la mujer de Taglia.

— No sabía que eras tan apegado a ella.

𝘓𝘖𝘝𝘌 𝘓𝘈𝘕𝘎𝘜𝘈𝘎𝘌   |   Julián Álvarez x Oc!MaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora