#. 𝐎𝟓 ⊹ ۫

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Después de horas llenas de alegría y cerveza los chicos estaban en el hotel, algunos jugando a la Play, cómo Licha y Cuti, otro jugaban Pool, cómo Lautaro y Julián y otros simplemente comían o descansaban. Entre estos últimos, estaba Otamendi, quien estaba tirado en un sillón descansando, pero no estaba solo, ya que tenía a Damián prácticamente encima mientras los dos revisaban el teléfono de Nico.

— Che, como que estás muy cómodo, ¿No? —Mencionó el 19 de la Selección.

— Ni que fuera la primera vez que hago esto.

— No, pero las demás eran por obligación, en la camilla del hospital entrabamos de pedo.

Damián soltó un ligera risa. — Bueno, está bien, me voy.

Dicho eso, e intercambiando sonrisas, el marplatense se levantó de encima de Ota y fue a buscar a Julián, ¿Por qué? Ni él sabía, pero fue al primero que buscó.

— ¿Cómo está la araña? —De imprevisto, Damián abrazó a Juli por la cintura, haciendo que este se asuste.

— La concha de tu vieja, no me asustes hijo de puta.

— También te quiero Juli.

Lautaro rió por lo bajo mientras negaba y seguía jugando al Pool. — Che ustedes cómo que andan muy juntitos últimamente, ¿No?

— ¿Que insinúas cuernitos?

— Primero que nada, no me digas así, segundo Francia, tercero, desde que llegaron al plantel andan muy juntos, ¿Qué pasó ya cambiaste a Ota? —Calaramente era joda lo que decía.

Damián, quien seguía a un lado de Julián, lo soltó y se apoyó en la mesa de Pool. —Nah, Nico es el único que me conoce del todo, y sin ofender Juli, pero como él no hay ninguno.

El ex-jugador de River rió por lo bajo aunque una pequeña decepción anidó en su pecho, cerca de su corazón.

— Además, Ota sabe cosas que ni queriendo sabrían.

— ¿Ah no? —Retó Lauti.

— ¡Ota, vení un segundo! —Llamó Damián y a los pocos segundos Nico apareció, apoyando sus manos en el borde de la mesa de Pool y mirando a su “hermano” para que siga hablando.— El Toro anda poniendo en duda qué tanto sabés de mí.

— Daaah, amigo, este no puede saber tanto, nos conocemos hace años también. —Se defendió Martínez.

Damián le sonrió. — ¿Cerveza favorita?

— Heineken. —Respondió Nico, y así fue que empezó un ping pong de preguntas y respuestas.

Lautaro y Julián estaban sorprendidos de la cantidad de cosas que sabía Otamendi. Sabían que eran unidos, pero no a ese punto.

— ¿Ves? Te dije que Ota es el único que me conoce casi al 100%.

Luego de una conversación corta con Nico, este se fue a acostar en el sillón de nuevo y dejó a los tres chicos hablando de cosas sumamente triviales.

Pasaron las horas y Juli y Damián caminaban juntos alrededor del predio en dónde se alojaban. Al cordobés le gustaba el acento que el marplatense tenía, y viceversa.
Estaban sentados en el piso del estacionamiento, escuchando música bajito con un parlante portátil. Ya casi estaba por amanecer, literalmente no habían dormido nada en toda la noche, pero eso no les afectaba en nada. De vez en cuando entraban al hotel para buscar cerveza y así tomar juntos, admirando el amanecer y en silencio... Llegaba un punto de su juntada que no hacían falta palabras para pasar tiempo.

De pronto, la playlist de Julián pasó de música tranquila a cuarteto y como estaba medio en pedo, se levantó del suelo, con la botella en la mano, y empezó a bailar solo mientras Damián reía y seguía tomando.

𝘓𝘖𝘝𝘌 𝘓𝘈𝘕𝘎𝘜𝘈𝘎𝘌   |   Julián Álvarez x Oc!MaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora