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Eran las 3:40 de la mañana. Julián y Damián estaban con una ligera capa de transpiración sobre sus pieles, las respiraciones aún seguían algo agitadas y la cama en definitiva era un desastre.

Con mucha pereza, Damián fue el primero en levantarse de la cama, tenía que bañarse ya que ese día tenían entrenamiento, de nuevo.

Cuando Dami se levantó, Julián pudo ver con claridad algunos rasguños en la espalda del más alto, igual que otra marca en su cuello y clavícula. Internamente, se moría al ver a su novio de esa forma, con solo un boxer, despeinado, una mirada seria, era el paraíso visual para él.

Cuando Damián se metió a bañar, dejó la puerta medio abierta, y Juli, por obviedad, no desaprovechó esa oportunidad y se metió a bañar también.

Estuvieron alrededor de una hora adentro del baño, y una vez salieron, los dos ya estaban completamente renovados; se sentían mucho más despiertos, frescos y aliviados. El mayor de los dos se empezó a cambiar y antes de ponerse la remera se miró su cuello y después giró para sacarse una foto de su espalda así verla con más detalle.

Soltó una muy suave risa ronca cuando vió la foto y simplemente se terminó de cambiar junto con su novio.

Los dos estaban en silencio, no necesitaban hablar, esa mañana era tranquila, afuera estaba nevando casi, así que aprovechaban el rato que tenían en la casa todavía. Bajaron a hacerse el desayuno en conjunto, y cuando llegaron a la cocina, ni siquiera prendieron la televisión, solamente eran ellos, en silencio, con miradas cómplices y con besos inocentes.

Cerca de las 4:30, ya estaban sentados desayunando, mirando las redes, y comentando algún que otra foto de sus compañeros. Damián se cruzó con varios comentarios negativos hacia su persona con respecto a la foto que subió de Julián, pero llegados a ese punto, ya no le interesaba.

Sabía que Julián era “suyo”, por así decirlo, en todos los aspectos, pero por obviedad jamás lo iba a tratar como un objeto, detestaba eso.

5:10 terminaron de desayunar y se prepararon para así salir al predio del City.

— ¿Estás seguro que vas a poder entrenar, amor? —Habló por fin Damián.

— Sí, estoy bien, en serio.

El menor se acercó a darle un beso en el cachete a su pareja y se abrigó con una campera.

— Bueno, pero cualquier cosa sabes que podés decirme, ¿Si? —El marplatense abrazó a su pareja por atrás y le dejó un beso en el cuello.—

El más bajo se giró y ahí fue cuando empezó nuevamente una competencia de besos entre ellos. Quizá las camperas les molestaban un poco, pero tampoco era para exagerar.

A los pocos segundos se separaron y fueron directo al auto. Dami se ofreció a manejar y por comodidad el menor terminó aceptando.

El camino fue más tranquilo de lo normal, eran pasadas las 5, no había nadie en las calles de Manchester así que eso era un punto a favor. El día estaba bastante frío, así que dudaba muchísimo en que Guardiola los deje entrenar en el campo, seguro lo hacían en la cancha techada, esa tenía calefacción al menos.

Cuando llegaron, bajaron, se agarraron de la mano y caminaron hasta adentro del predio, dónde todos, casi de inmediato, los miraron fijamente, como si los estuvieran juzgando en silencio.

Julián, disimuladamente, apretó la mano de su novio, indicando un claro factor de miedo en él. Era normal, después de todo, prácticamente confirmaron su relación mediante las redes sociales, pero aún así ese pánico dentro del cuerpo del más bajo no desaparecía. Tenía miedo de lo que pudiese llegar a pasar en su ámbito de trabajo, que era el fútbol.

𝘓𝘖𝘝𝘌 𝘓𝘈𝘕𝘎𝘜𝘈𝘎𝘌   |   Julián Álvarez x Oc!MaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora