VIAJE DE DRAGONES

CAPITULO XXII

Pasaron los dias en los que mi padre se encontraba absorto en los preparativos del torneo y la ceremonia de nombramiento, se me prohibio ir a las sesiones de consejo para no tener nada que ver con el dichoso torneo, mi madre cada vez se hacia mas amiga de Alicent y esta me alejaba poco a poco de la reina con la escusa de actividades que no eran adecuadas para mi edad, se que Alicent era mayor que yo pero aprovechaba la supuesta edad para no incluirme en las platicas y bueno no es que hubiera tomado accion en ello porque pasaba gran parte de mi tiempo volando en Sirax y reuniendome en secreto con Daemon.
Respecto a mi relación con Daemon había mejorado considerablemente, creo que todo este tiempo había hecho que el cariño y atracción que sentía por el se convirtiera en algo más, sin pensarlo me termine enamorando de él y eso me aterraba porque nunca me había enamorado para no tener tal nivel de dependencia con alguien y ahora no había vuelta atrás con este sentimiento.No sabia lo que el sentía, se portaba muy bien conmigo siempre tratandome con respeto y cariño , siempre estamos constantemente agarrados de la mano o basándonos como si fuera algo normal pero no hemos tenido conversacion alguna para saber hacia donde nos dirigíamos, si el sentía algo por mi o si yo sentía algo por el.
Pero con el torneo tan cerca y por ende mi matrimonio con el vencedor, debía de aclarar mis sentimientos y saber si Daemon sentía algo más que amistad o cariño por mi, no cambiaría el hecho de que el participara en el torneo pero por lo menos tendré claro que esperar del futuro a su lado si todo iba bien.

Iba justamente a reunirme con él en la isla en la que nos reuníamos siempre, volaba a Sirax pensando en cómo abordar el tema sin que nuestra relación cambie ya que no podía culparlo por no sentir lo mismo que yo, y antes que nada quería que sigamos siendo los amigos que éramos ahora. Como siempre era yo la que llegaba primero, Daemon no era precisamente estrictamente puntual y ya estaba acostumbrada a ello, el prefería llegar cuando yo ya estoy esperándolo, incluso solía bromear diciéndole que le gusta hacer entradas dramáticas pero como suele hacerlo solo responde irónicamente que si no lo hacía todo sería más aburrido.
Estaba sumida en mis pensamientos mientras me encontraba sentada en la arena cuando Sirax se puso inquieta, lo que significaba que Caraxes y por consiguiente su dueño se aproximaban.

Tal como lo esperaba unos segundos después vi cómo Daemon aterrizaba en Caraxes y lo dejaba para dirigirse a donde yo estaba.
-Vaya Daemon ¿Cuándo será el día en que te encuentre esperándome?
-Siempre te espero solo que no te das cuenta de eso.
-¿Que quieres de decir con eso?
-Nada, aún no estás lista para esa respuesta .
-Siempre estás diciendo que no estoy lista, dime que es lo que hará que esté lista, quizás ya lo esté y no te has dado cuenta.
-No aún no lo estás Rahenyra.
-Daemon no soy una niña, soy una mujer hecha y derecha, lo era mucho antes de viajar a este tiempo - dije mientras me levantaba de donde me encontraba sentada y caminé hacia el.
-Soy muy consciente que eres una mujer Rhaenyra y no es a eso a lo que me refiero.
-¿Entonces a que? Daemon soy muy directa y ahora que estamos a pocos días de que inicie el torneo en el que no podemos estar seguros que saldrás ganador por los miles de obstáculos que habrán, quiero que seamos sinceros porque este es el momento de serlo, no habrá otro.
-Ya hablamos de que no me gusta que dudes de mi capacidad para ganar.
-Hoy no se trata de eso, se trata de que no podemos saber lo que nos depara el destino y no quiero arrepentirme de no hacer lo que me dice el corazón- dije mientras me armaba de valor para confesar lo que sentía y estar preparada para escuchar lo que fuera que me diga.
-¿Que te dice ?
-Daemon yo... yo no se como paso pero aún en contra de lo que me decía la cabeza me enamoré de ti.
Mientras decía estas palabras sentía que el silencio se intensificaba y mis nervios aumentaban porque el no decía nada , y no había visto su rostro mientras hice mi confesión ya que mi mirada estaba hacia el piso.Pero antes que el amor que tenía por el estaba mi amor propio y yo no era cobarde, si el iba a rechazarme lo enfrentaría con la cabeza bien alzada como lo había hecho siempre.
Cuando levante la vista me encontré con los ojos penetrantes de Daemon viéndome fijamente a la cara.
-Hasta que me miras a los ojos, ahora repite lo que me dijiste pero viéndome a la cara.
-¿Daemon vas a avergonzarme de esa manera? Si vas a decirme que no sientes lo mismo solo hazlo de una vez.
-Repite lo que me dijiste hace un rato.
-Te amo ¿De acuerdo? No se como pero despertaste un sentimiento que nunca me había permitido sentir y ahora no se como sacarlo porque se que tu....
No pude terminar la frase porque Daemon aprovechó la poca distancia entre nosotros para besarme vehementemente con una intensidad que me sorprendía. Me había hecho débil ante sus besos y ahora no era la excepción, seguí su beso colocando mis manos sobre su pecho y no se si mi mente me estaba jugando una mala pasada pero sentía su corazón latir rápidamente como nunca había pasado mientras nos besamos.
Luego de lo que me pareció un largo rato nos separamos, mientras el me veía directamente a los ojos.
-¿Rahenyra sabes lo que amarme significa para ti ?
-¿A que te refieres?
-Debes de estar consciente de lo que amar a alguien como yo conlleva para que estés segura de que quieres sentir amor por mi.
-No veo cuál es el problema de amarte, no voy a obligarte a sentir lo mismo Daemon, solo quería decirte lo que yo siento para no arrepentirme de no haberlo hecho.
-Rahenyra no soy un hombre comun, todo lo que siento lo siento mil veces más que cualquier persona.Si odio a alguien lo odio mucho más de lo que puedas imaginarte, nunca he amado a ninguna mujer, solo he tejido aventuras sin compromiso porque nadie despertó en mi nada más que atracción pero contigo, contigo no se que me pasa que todo lo que me he negado a sentir aparece.
-Daemon tu...
-No me interrumpas aún porque quiero que estés consciente que amarme no es tan fácil y mucho menos el que yo te ame porque mi forma de amarte no será declararte adoración como todos los imbeciles que te pretenden porque amarte es quererte a mi lado siempre como una compañera no un objeto, el amor que te daría es intensidad y pasión por igual.

Las palabras de Daemon me dejaron helada porque estaba diciendo que me amaba a su manera pero a la vez advirtiéndome también que si lo amaba lo tenía que aceptar con todo lo que el significaba, o al menos eso era lo que yo entendia.
-Daemon somos iguales en muchas cosas, pero creo que en lo que más nos parecemos es en que ninguno de los dos se había enamorado antes.Yo te quiero así como eres , se que amarte no será siempre fácil pero debes de saber que estoy dispuesta a correr el riesgo.
-No lo entiendes, es que amarnos significaría que no te voy a dejar ir fácilmente si un día decides no amarme más.
-El amor no se va si no hay motivos para desvanecerse Daemon, pero no quiero saber lo que puede o no pasar , porque cuando empecé a amarte lo hice sabiendo como eres.Solo quiero saber si tu sientes lo mismo por mi, si puedo aferrarme a este sentimiento o debo enterrarlo en el fondo de mi corazón.
-¿No te quedó claro aún Rhaenyra?
-No y solo quiero que me hables claramente Daemon.
-No sé que me hiciste pero despertaste un sentimiento tan fuerte que quemaría el mundo solo por tenerte, pero no esperes de mi un amor como los de otras personas porque mi amor por ti es mucho más intenso que el de cualquiera y eso es lo que debes de saber antes de decidir seguir amándote.
-Daemon no soy una mujer común y debes de saber que el sentimiento es mutuo, que tu forma de amar y la mía son tan parecidas que cuando el mundo lo sepa tendrán miedo de lo que juntos representamos.
Estaba feliz de que Daemon aún con su forma de ser tan reservada en cuanto a sentimientos , conmigo se abriera tanto y además que sintiéramos lo mismo a la misma intensidad porque eso significaba que ambos estábamos sintiendo algo real; no podíamos sentir como dos personas normales porque la vida y las circunstancias nos habían hecho diferentes al resto.