CAPÍTULO XXVII

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-Alicent ¿qué se te ofrece? -Dije con obvio desdén ya que ella era la culpable de todo el problema por el que acabábamos de pasar.

-Ohhh princesa solo venía a ver como se sentía luego del evidente castigo que el Rey debe de haber impuesto para ti y el príncipe.

Ante su mirada de satisfacción no pude evitar reírme, ya que todos sus esfuerzos habían sido en vano y en cierta forma nos había ayudado a aclarar las cosas.

- Déjanos a solas un momento-le dije al guardia que me acompañaba y debía posicionarse en mi puerta.

-Lo siento princesa pero el Rey ordenó explícitamente no dejarla sola en ningún momento.

-Creeme que aquí Alicent no lo permitiría, al parecer ahora tiene funciones de guardia.

-Disculpe princesa pero no la entiendo.

-Solo danos un poco de privacidad, no permitiría jamás que ella ingrese a mis aposentos así que no tengo de otra que hablar con ella aquí, puedes solo alejarte un momento te prometo que no escapare.

-Esta bien princesa, confiare en su palabra- dijo el guardia aún renuente a alejarse, más no le quedaba de otra porque no podía dejar que lo que hablara con Alicent se pudiera esparcir como rumores.

Una vez el guardia salió de mi vista, voltee a ver a Alicent con una sonrisa en mi cara.

-Hay Alicent creo que tu aún no entiendes que no podrás ganarme con o sin tus artimañas.

-Pero de que hablas princesa, si hoy tu verdadera cara fue expuesta ante sus majestades, me imagino la pena que les causo saber que su hijita no es tan santa y pura como quieres hacerles creer.

-A diferencia de ti no pretendo parecer nada, simplemente soy yo y así las personas me aceptan ; sin embargo me imagino lo cansado que debe de para ti fingir siempre ser la más correcta y pura del reino.

-No importa lo que yo sea o no, lo importante es que hoy te gane y arruine tu romance secreto.

-Si lo que buscabas era eso déjame decirte que todo te salió al revés e incluso me ayudaste a que mis padres acepten la relación entre Daemon y yo- dije feliz de ver como su cara de transformaba a una de sorpresa y desagrado por igual.

-No puede ser, la reina jamás lo aceptaría.

-Claro que si lo haría porque en mi familia es lo más normal y por muchos otros motivos que no tengo porque contarte a ti.

-Eres una mujerzuela que se acuesta con su tío y siempre se sale con la suya a base de mentiras pero ya llegará el día en que una persona como yo que siempre hace lo correcto te gane y te ponga en el lugar que te mereces.

-Por favor Alicent tu nunca has hecho lo correcto pero creo que mientes tanto que incluso te mientes a ti misma o eres tan buena mentirosa que te crees tus propias mentiras pero no te tengo miedo, y si me permites quiero descansar y tu presencia me agota aún más así que te pido que te retires;no, no te lo pido te lo exigo así que adiós.

-Pero....

-Guardia-dije llamando a mi guardia, dejando a Alicent con la palabra en la boca y apresuradamente el guardia apareció corriendo hacia donde nos encontrábamos.

-Si su majestad.

-Por favor acompaña a lady Alicent a sus aposentos que ya se quiere retirar.

-Pero princesa...

-No es necesario, ya me iba -dijo enfurecida conmigo porque la estaba corriendo, pero después de lo de hoy no tenía ganas de fingir que la soportaba.

Sin esperar a que se fuera me adentre a mis aposentos turbada por todo lo que había sucedido hoy, entre mi encuentro con Daemon, la perdida de mi virginidad y luego todo lo del problema con mi madre por culpa de Alicent.Estaba distraída mientras me quitaba mi ropa cuando un carraspeo me hizo girar sorprendida mientras trataba de cubrirme con el vestido que acababa de quitarme.

VIAJE DE DRAGONESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora