𝙉𝙄𝙂𝙃𝙏𝙁𝘼𝙇𝙇 𝙏𝘼𝙇𝙆𝙎. ➪ Hashibira Inosuke X OC

♯002 - яαιηƒσяєѕт

-Perdón. No quería que te viera-dijo Inosuke mientras me quitaba la mano de la boca y se limpiaba el sudor de la frente-¿Por qué me seguiste?-preguntó un tanto enojado.

-Ah...-quise hablar pero las palabras no salían de mi boca. Tenía el cuerpo tenso y las mejillas coloradas-Mira, Inosuke, quería hablar un rato más contigo... Si no te molesta, por supuesto.

Inosuke se cruzó de brazos esperando a que hablase.

-Gracias por la comida de hoy, me gustó, y también disfruté ls compañía-miré para otro lado mientras jugueteaba con mis dedos-Quería hablar como lo hacíamos siempre.

-Aquí no.

-¿Eh?-pregunté desconcertada-¿Por qué no?

-No quiero que mis amigos te vean-jaló de mi brazo y me llevó caminando lejos de la finca.

-¿Dónde vamos?-Inosuke no me contestó hasta que llegamos a un bosque iluminado, lleno de hierbas y flores. Inosuke se sentó en el suelo y me invitó a sentarme.

Quise sacar conversación, así qur decidí preguntarle sobre sus amigos y la extraña finca donde habitaba.

-¿Quiénes son tus amigos, Inosuke?-pregunté curiosa.

-Mira, los conocí trabajando, es el chico pelirrojo de antes y otro rubio cobarde-dijo con coraje, mientras se echaba para atrás apoyándose en un árbol con una sonrisa engreída.

-¿Y que tal la finca de antes? ¿Es tu casa?

-¿Por qué tantas preguntas, ah? Ahora me toca a mí hacerlas-se volvió a sentar firme-¿Sabes usar una espada?-cambió de tema.

-Sí, más o menos. Soy algo débil, me manejo con armas de fuego; pero tú pareces que entrenas a diario

-Ajá. Ya sé que me quieres decir. Soy fuerte y súper genial-dijo con mucho ego, y yo revoleé los ojos-¿Alguna vez pensaste en ser cazadora de demonios?-con que a eso se dedicaba.

La verdad es que no. Siempre me consideré muy débil para hacerlo. Siempre quise acabar con las bestias que hicieron lo mismo con mi papá hace varios años, pero nunca me volví a encontrar con esas... Cosas.

-¿Estarías dispuesto a enseñarme?-pregunté con un toque de sorpresa.

-Entonces serás mi tsuguko-dijo con orgullo, y luego, cambió de tema-¿Tu cabello es real?

-¡Qué grosero!-dije entre risas-Es real. Te lo debería estar preguntando yo a ti. Si un cabello rosado es "poco común", un cabello azul debe ser igual.

Charlamos un rato más, reímos, y ya estaba anocheciendo. Inosuke se estaba por ir.

-Creo que me quedaré un rato más aquí_dije admirando la naturaleza del bosque.

-No te lo recomiendo a menos que quieras ser despedazada a muerte por un demonio-Inosuke caminaba fuera del bosque.

Claro, demonios, esas bestias asquerosas que acabaron con la vida de mi papá, mi mamá y mis hermanas.

-No sé como volver a mi casa, está oscuro-sentí mucha culpa al hablar.

-Todo esto porque tuviste la estúpida idea de seguirme...-Inosuke volvió hacia mí y me tendió la mano para levantarme, y yo la acepté penosa-Si quieres te cuelas en la Finca Mariposa. Sólo por la noche. Y en la mañana te irás a tu casa a primera hora. ¿Entendido?-dijo gruñendo.

-¿Estás seguro? Estoy sucia. ¿Como entraré?-pregunté.

-El patio trasero. Que nadie te vea. Te escabulles en una cama vacía, y si alguien pregunta, yo no te conozco. ¿Entiendes?-explicó, y yo asentí.

Estuve un tanto enojado con Kotoha. Esa niña rosita me siguió hasta donde no debía, y yo me di cuenta, pero pensé que se iría. La tuve que proteger del idiota de Tanjiro. Seguramente sintió su olor. Estaba dentro de la casa, comiendo la cena, y vi por el rabillo del ojo, una figura femenina pelirosa. Supongo que Kotoha ya había entrado. La ignoré, y después de comer, me dirigí hacia la habitación donde se encontraban Zenitsu y Kotoha hablando. Se me hinchó la vena de la frente de los celos. Pasé por su lado, tirandole una mirada a Monitsu de que cierre el pico. No debía saber que nosotros nos conocíamos.

-De todos modos, ¿qué hace una chica tan bonita aquí?-Zenitsu cuestionó a Kotoha.

-Yo...-Le hice señas por detrás de Zenitsu-Tuve unas peleas cansadoras, y sólo necesito descansar un poco-dijo fijando la mirada a su cama.

-Zenitsu, ¿eres idiota? ¿Por qué molestas a la gente de esa manera? ¿Quién esa chica, siquiera?-dije furioso, y Kotoha contuvo la risa.

-Fue sólo un cumplido. ¿Y desde cuándo me reprimes por esto? ¿Si ninguna mujer se fijará en tí?-dijo entre risas, mientras se levantaba de la cama de Kotoha y se dirigía a la suya-De todos modos yo sólo tengo ojos para Nezuko.

-Imbécil-dije entre dientes.

Me acosté y no pude evitar mirar de reojo a Kotoha cada pocos minutos. Me aterraba que Tanjiro o Zenitsu, especialmente Zenitsu, se enterasen que nos estábamos viendo una o dos veces por semana.

A la mañana siguiente, Kotoha se había ido tempranísimo sin dejar rastro, excepto por una pequeña cartita que dejó junto a mi cama. Con mucha dificultad, pude leer lo que decía. En letra débil, la carta tenía escrito "Gracias" y no pude evitar sentir un poco de calor en mi pecho -sin contar que parecía un imbécil tratando de leer el papel-. Me coloqué mi máscara y continúe con mi día normal.

Zenitsu no paraba de preguntarme a dónde se había ido la chica de pelo rosa. Yo hacía como que no sabía.

Las semanas corrían rápido. La herida de Inosuke ya se había curado por completo, y hace casi dos meses que lo había conocido. Este hace un par de días había comenzado a entrenarme sin cansancio para ser cazadora de demonios, aunque él era estricto, robaba algo de comida de la finca donde habitaba y la traía para que la compartiésemos. Sentía que me faltaba mucho para hacer, aunque seguía con la rutina de alimentar a Inosuke para pagar mi deuda con Inosuke, aunque creo que este se había olvidado de la misma.

Una mañana, estaba barriendo la entrada a mi casa, cuando un gorrión con una carta atada a su pata se posó en una valla cercana. Desaté la carta y la leí. Era de Zenitsu, el chico que había conocido aquella noche en la Finca Mariposa. Me preguntó si alguna vez nos podríamos volver a ver. En la parte de abajo de la carta, con una pluma, lo rechacé cortesmente y le comenté que estaba ocupada. También mencioné que debía seguir teniendo ojos sólo para "Nezuko", porque yo también sólo tenía ojos para una persona.